14 julio 2006

La realidad transformada

Hay que ser cínico. Hay que ser hijo de puta. Hay que estar más allá de la lógica y la coherencia. Tienen que haberse leído todos los panfletos conservadores de los últimos años y haber releído, tomando notas, 1984 de Orwell, para aprender cómo se debe desplegar la propaganda. Todo lo anterior, y no tener escrúpulos. Ninguno. Para poder decir sin que se les caiga la cara de vergüenza que lo que está pasando en Oriente Medio es "una ofensiva de Israel sobre el Líbano como respuesta a la provocación que supone el secuestro de dos soldados israelíes". Dicen ser periodistas, claro, aunque sólo sean siervos acomodados.

Por otro lado están los políticos. ¿Qué dicen nuestros dignos mandatarios europeos? (para qué gastar mis dedos escribiendo sobre la reacción diplomática de EEUU... Demasiado asco. Demasiado desprecio). Pues compugnidos y apenados hablan de "reacción desproporcionada"... Reacción desproporcionada... Impresionante. Ante Irán, amenaza de embargo, apoyo a las tesis estadounidenses, posición de fuerza y firmeza. Ante Israel... "Creemos que se trata de una reacción desproporcionada, estamos muy preocupados, hay que reconducir la situación".

No tengo ninguma simpatía por los fundamentalistas islámistas, ni por los estados islámicos. No respeto ninguno de los aspectos de su cultura que hacen que sus leyes, obviando la razón, se inspiren en una religión anticuada, misógina, vengativa y totalitaria. Una religión monoteísta que actúa como las demás. De la única manera que lo sabe hacer una religión cuando conquista el poder: de manera despótica. Me dirán que otro Islam es posible. Puede ser, pero el problema es que éste, el que ahora existe, también. Por supuesto que podría existir un Islam domesticado y no agresivo. Pero repito ése es una ilusión, y el otro es real, igual que sus consecuencias. Podría convertirse en algo semejante a lo que se ha visto por las calles de Valencia con los católicos, el pasado fin de semana. Los cristianos empezaron cantando como gilipollas delante de los leones en Roma. Después, cuando cataron el poder, se volvieron despiadados y miserables. Como sólo los iluminados pueden ser. Con el tiempo vuelven a cantar y a dormir con caras de gozo inexplicables, mientras esperan el show de su líder. A la espera y al acecho de retomar un poder que afotunadamente perdieron. Pero el auge de los gobiernos islamistas no se produjo espontáneamente. Y a día de hoy, tampoco sobreviven por sí solos (¿Que hacía nuestro rey abrazándose con el presidente de Arabia Saudí en el palco del mundial, un país que impide el voto de la mujer, restringe sus derechos y mata a los homosexuales?).

¿Buscamos una solución real al problema de los totalitarismos y creemos en algo que entendamos la mayoría como justicia? ¿O sólo nos llenamos la boca de buenas palabras, defendiendo las libertades y todo lo demás, siempre y cuando el que comete las tropelías no es de los nuestros o no tiene fuerza internacional? Los voceros conmigo que no cuenten. Los mamporreros tampoco. Los de ningún bando.

Volvemos pues a los medios de comunicación. Ésos que, tras tantas luchas para dominar los mercados quedan exhaustos para conseguir el objetivo que sus receptores queremos que cumplan: que informen sin más, sin juegos de palabras, sin dobles lenguajes. Corrompidos y acomodados... Ofensiva de Israel... Respuesta desproporcionada y condenable... ¿La respuesta de Hezbolá mandando misiles sobre la ciudad israelí de Haifa? Está claro, los terroristas atacan la ciudad con cohetes... Unos realizan ofensivas, los otros, los que se defienden, son terroristas. Para qué seguir leyendo. Nada importa. Ya está todo claro.

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