29 enero 2007

Sobre la estética de cine. Kill Bill. Sin City y 300. Conclusiones

(Continuación del post anterior)

Finalmente, ya en la primera década del nuevo siglo, Tarantino resurgió, tras algún trabajo más convencional, para filmar una simplona historia de venganza envuelta en un enorme despliegue visual, que fue inexplicablemente aclamada por muchos como una obra maestra, como la obra posmoderna definitiva: Kill Bill. He reflexionado mucho sobre esta película. No la he vuelto a ver desde su estreno pero la tengo muy presente en la memoria y he discutido de ella hasta la saciedad. Sigo sin comprender el entusiasmo. Me parece la peor película de Tarantino con diferencia. La más vistosa, la más elaborada desde un punto de vista estético, la mejor acabada formalmente, seguramente la que más tiempo le costó hacer... Pero la más vacía , su película mas hueca, la que tiene personajes más acartonados, más planos. Una película sin alma, con una historia vulgar, sin matices ni claroscuros, donde la forma devora a cualquier contenido más allá del meramente sensorial, donde se sobreestimulan los sentidos del espectador provocando en él tal borrachera visual que le deja abrumado ante semejante despliegue cromático sin sentido, le deja sin capacidad momentánea de crítica. Los homenajes (no se debiera en este caso utilizar este verbo) se suceden, se copia pero sin crear nada original, propio. Tarantino no ofrece nada diferente, los valores que hacían grande a Pulp fiction aquí desaparecen y sólo queda el narcisismo de un autor que cree que con mostrar todas sus influencias y obsesiones cinematográficas le da para crear algo nuevo y diferente. Su desierto creativo se hace más evidente a medida que avanza y avanza su película-río a la que es incapaz de controlar, y por ello tiene que provocar cada vez mayor estruendo y ruido con sus imágenes para tratar de ocultar la simpleza de su planteamiento. Todo lo que se narra pues, se supedita a la forma, a buscar en cada plano alguna referencia, ya sea manga, Hitchcock, Ford, Leone, Bruce Lee o lo que sea; pero esa búsqueda desesperada termina acercándose peligrosamente al pastiche, a la acumulación de referencias sin sentido, al exceso, sin un porqué creativo que las justifique más allá del mero onanismo intelectual.

Rascando sobre esa superficie estética uno se encuentra con una película de cuatro horas donde el único hilo argumental es una venganza con elementos de serie B, sin matices, que tiende al culebrón mediante personajes sin trasfondo psicológico, que van desfilando por la pantalla sólo para morir a manos de la novia, sin que se pueda encontrar en ellos ningún rastro de la extraña personalidad de los personajes de Pulp Fiction o el carácter esquemático de los de Reservoir dogs. No hay tiempo (¡en cuatro horas!) para ello, porque se prioriza la acumulación desmedida de elementos visuales, la violencia estética pretendidamente provocadora y la inverosimilitud sin significado conceptual o emocional alguno; junto a cierta desidia (¿falta de ideas?) narrativa. Por supuesto hay momentos de gran cine en Kill Bill. La muerte de Bill es una de ellos, uno de los pocos momentos donde Tarantino se permite un instante de calma para contar algo de verdad. Pero momentos como ése contrastan con otros, como el del despertar de la novia tras el coma, que son francamente patéticos, carentes de toda imaginación e inteligencia, algo provocado por la rapidez con la que el autor quiere apartar esos pequeños detalles, que sirven para cementar cualquier idea o sentimiento, y así tener más tiempo para impresionar al espectador con los fuegos artificiales de las luchas, la sangre y el exceso. El ritmo del videoclip, se impone. El videoclip funciona por acumulación, gracias la promesa de llegar a ver completamente algo de lo que sólo estás continuamente intuyendo fragmentos, algo sumamente espectacular que nunca conseguirás alcanzar, pero cuya promesa perpetua supone en sí enormes dosis de placer y sensaciones. Casi siempre detrás, en el fondo, la nada. Pues eso.

Últimamente han aparecido nuevos intentos de evolución estética del cine que prometen grandes alegrías a este arte. Sin city (adaptación de un cómic de Frank Miller, codirigida curiosamente por uno de los directores que más basura ha rodado en los últimos diez años, Robert Rodríguez) abre una puerta a la fusión entre cómic y cine que realmente sorprende y atrae por partes iguales. Cuenta una serie de historias sórdidas y perfectamente reconocibles de gansters, policías y bajos fondos, con personajes arquetípicos y convencionales, pero utilizando un blanco y negro novedoso, deudor del cómic original, que aporta nuevas sensaciones y lecturas a historias ya muy conocidas. Espero con interés el estreno de 300, adaptación de otra obra de Frank Miller, que continúa con la experimentación estética que abriera Sin City profundizando en la prometedora fusión de cómic y cine, mediante la unión de nuevas técnicas de animación por ordenador que se mezclan con las tradicionales cinematográficas. El trailer de 300 ha sido de los más estimulantes que he visto en los últimos años. Y por supuesto pendientes también del próximo estreno de Avatar, el nuevo proyecto, cuyo rodaje ya ha comenzado, del megalómano James Cameron, que promete trastocar todas nuestra tradicional percepción del cine y que se estrenará, parece en 2009.

Voy ya finalizando. Lógicamente el recorrido realizado durante estos cinco posts ha sido personal, subjetivo, con ausencias terribles y significativas. Pero lo importante era la intención primigenia: la discusión entre estética y argumento. Cuál de ambos elementos era el prioritario, el fundamental para el cine. Evidentemente un problema se plantea desde la propia formulación de la pregunta. La pregunta es maniquea, pues obliga a optar, cuando una decisión en un sentido u otro no hace más que reflejar el desconocimiento sobre lo que es el propio ser humano. El arte necesita contenido. El hombre se expresa porque siente necesidad de ser escuchado, de confrontar sus ideas con otros, de reflejar sus estados de ánimo, de trasladar al mundo su visión de las cosas o de descargar sus tensiones, sus miedos o pasiones. Y esa visión implica una estética, una manera de expresión, una forma de plantear y mirar el mundo. Es por tanto una pregunta maniquea porque no hay estética sin contenido ni contenido sin estética. Después están los intentos preciosistas, pretenciosamente rompedores y finalmente mediocres de adornar o falsear el vacío que presentan mediante la acumulación de estímulos para provocar sensaciones tan vacías como lo que se muestra. Algo que el tiempo y las sociedades terminan descubriendo y apartando por la tomadura de pelo que suponen y que cada día debemos aprender a discriminar en una sociedad en la que se impone cada vez más una frivolidad interesada, un superficialidad culta que suele encubrir otras carencias.

13 comentarios:

  1. En dos palabras: IM-PRESIONANATE.

    Pasmaíta me dejas con tanto conocimiento. En fin. Que estoy a la caza a ver si se te ha quedado por ahí alguna obra maestra sin comentar pero no se me ocurre ná. Dame tiempo, dame tiempo. Jejeje.

    Por cierto, vi “El Nuevo Mundo”. Si no fuera por lo pésimo de la actuación de Colin Farrell que destroza la primera hora de la película, yo casi le habría dado 7 estrellas (de 10), por la estética todas, eso sí.

    ¿Tú le pones estrellitas a las películas en imdb? Yo tengo ya un buen montón clasificadas. Claro que soy obseso-compulsiva y puede que la gente normal no haga esa clase de cosas. Me gusta para seguirle la pista a mi propio gusto. Hay veces que nada mas ver una película le pongo una buena nota pero después de unos meses al revisarla me doy cuenta de que no era para tanto, y luego otras son al contrario, nada más verlas ni fu ni fa, pero se te meten en los pensamientos y los sueños y hay que cambiarlas de categoría.

    ¿Habéis visto ya “Babel”?

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  2. Gracias Elena, al final fue casi un parto, pero mereció la pena

    Babel la vamos a ver esta tarde así que ya te contaré.

    Yo te recomiendo, si aún no la has visto, "Litle miss Sunshine", un película americana hecha con dos duros, que consigue emocionarte y hacerte reír a partes iguales con la historia de una familia de fracasados ejemplar. De lo mejor que he visto en los últimos tiempos.

    Y respecto a lo de poner estrellitas en imdb....Pues va a ser que sí, que soy una persona normal porque nunca lo he hecho :) pero eso que dices que te pasa con algunas películas que empiezan gustándote y con el tiempo las desechas, a mí también me sucede y con frecuencia. Es decir, que una película me guste al principio pero con el pasar de los días la voy masticando y masticando hasta que decido que en el fondo es una mierda. Carol lo llama el "efecto Hannibal" jeje. Ya te lo explicará ella.

    Un abrazo

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  3. Bueno, Pepe, como te comenté por teléfono, tengo poco que objetar o rebatir a tu exposición. Me infunde un gran respeto enfrentarme a un texto tan currado, de manera que prescindiré de hacer sangre, porque entre otras cosas no lo mereces. Todo este rodeo es para decirte que me parece una reflexión bastante interesante, con algunas comprensibles omisiones, dado que se trata de posts y no de un ensayo sesudo.

    En términos generales, creo oportuno reivindicar la existencia de un tipo de cine que es esteticista 100%, sin que eso haya sido un síntoma de vacuidad postmoderna. Se puede trazar perfectamente una Historia del Cine con vocación exclusivamente estética, que muy bien podría arrancar con Melies y seguir con Jean Cocteau y la parte surrealista de Buñuel para terminar con algunos maestros del género, como Peter Greenaway, un autor que personalmente me parece imprescindible.

    En cuanto a la importancia de la estética, creo que en el caso de un arte/negocio como el cine, por su propia condición de arte visual, la estética ha sido algo fundamental, hasta el punto de que todas las grandes obras consideradas maestras dentro de la Historia del Cine destacan muy especialmente por su proyección visual, por su capacidad de ser recreadas mentalmente sin tenerlas delante (uno de los grandes atributos de las obras de arte plásticas). De hecho, creo que es el gran triunfo de cualquier película: la capacidad de ser sintetizada en iconos (es, por otro lado, la dinámica que subyace bajo los mitos cinematográficos).

    Así, por ejemplo, se me ocurre pensar en "El Tercer Hombre". Hay argumento, hay trama interesante, pero es sobre todo un goce estético impresionante. En general, la estética del cine negro siempre será más importante, hasta el punto de que curiosamente, la novela negra no es más que un resultado del cine negro. Hammet, Chandler, McCoy, McDonald... Todos los maestros del género negro escriben de forma visual, con imágenes arrancadas de films noir.

    El propio western que tú reivindicas, en la figura de John Ford, no es más que un hallazgo estético del cine norteamericano, hasta el punto de que constituye, como bien sabrás -es un lugar común-, el primer género autóctono del cine.

    Concretamente en el caso del cine de Tarantino, creo que antes que estético es un cine totalmente intelectual. ¿En qué sentido? En el sentido de que es el resultado de una reflexión sobre la imagen, sobre los géneros, sobre la propia dimensión y función del cine. En sus películas, Tarantino no juega con la imagen, no "pinta" (no es, en este sentido, como Jean Pierre Jeunet, como Jarmush o como el propio Emir Kusturica, todos ellos perfectamente encuadrables en la categoría de "postmodernos visuales", aunque todos ellos deliciosos), sino que se vale de ellas para establecer teorías del cine. Desde este planteamiento, cabe hacer una lectura de su cine muy diferente de la que tú planteas. En este sentido, Kill Bill es un auténtico manual sobre el cine finisecular y como producto de consumo: hay posicionamientos sobre el empleo de la música, sobre el revivalismo del cine oriental, sobre la propia violencia, el videojuego, el género pulp, sobre el concepto de la teleserie, sobre la utilización del tiempo. Lo que no quita la capacidad de Tarantino para construir imágenes con vocación de icono, imborrables, para mí sin duda el mayor logro de cualquier buen cineasta. Recordamos fácilmente el camerino de los Hermanos Marx, tenemos la imborrable imagen de Marilyn con la falda subida. ¿Quién puede contestar la fuerza icónica de Travolta y Thurman bailando en pleno "cuelgue"?

    Una tendencia demasiado generalizada entre la crítica cinematográfica clásica es la que denosta al cine que parte de planteamientos visuales algo más rupturistas. Por lo general, la crítica enaltece a autores que apuestan por formas de filmación clásicas (estoy recordando, por ejemplo, a Eastwood, uno de los santificados más recientes) frente a otros autores a los que directamente se desprecia con valoraciones recurrentes (por ejemplo: "este director viene de hacer publicidad"). Estoy seguro de que esto va a cambiar, porque la nueva crítica ha tenido una formación cultural y del propio cine muy diferente a la de sus predecesores. La nueva crítica, la que está por venir, no ha bebido de Howard Hawks, John Ford o Preminger, al menos no tan directamente como lo han hecho de otros autores más recientes y más permeables a las influencias audiovisuales. Por poner un símil, para variar, literario: los nuevos críticos literarios no han necesitado leer el Ulises de Joyce o Lord Jim (aunque nunca dirían públicamente que no lo han hecho), porque ya han leído a Cortázar, Borges o Thomas Mann. Y en éstos está todo aquello pero también muchas más cosas.

    Tarantino quedará, estoy seguro, como una aportación importante del cine. No se diluirá como muchos otros. Y no lo hará porque constituye uno de los principales ejemplos de un cine que se repiensa a sí mismo, pero no con los planteamientos más rudimentarios o ingenuos de la Nouvelle Vague, sino desde los principios de un fin de siglo que da mucho juego estético y que apunta, inevitablemente, a otro tipo de cine, mucho más permeable y plástico y mucho menos literario.

    En cuanto a Terrence Malick, "La delgada línea roja" me pareció sencillamente brillante.

    Un abrazo, tío

    Dani Ruiz

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  4. Me rindo ante semejante ensayo. Magistral. Le sigo la pista, porque hay mucho que leer (y bueno) por aquí.

    Un saludo

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  5. Chapeau! como dicen por aquí mis compadres gabachos. Un auténtico placer seguirte en esta travesía que nos has trazado. Sólo un comentario-proposición: que el próximo post sea una especie de bonus con los extras y el making of de la epopeya, que nos hables del proceso de creación, de los exteriores de tu apartamento (que seguramente influyeron en la concepción de la historia jejejeje), de los personajes secundarios, de la música de fondo que te sirvió de acompañamiento, de pasajes que finalmente eliminaste, de las cenas que tomastes en estos días…en fin, para que puedas así crear “el pack-special edition” , dedicado a freaks y pseudoexpertos en la materia, por ejemplo a publicar de nuevo el año próximo, con nuevas fotos, comentarios, balance etc..

    Insisto, estupendos y muy interesantes los posts. Sin duda tu nivel de midiclorianos es más elevado de lo normal.

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  6. A Dani:

    La verdad es que a veces no es fácil encontrar motivos para desarrollar la esgrima dialéctica, e incluso no se hace necesario. En el fondo creo que no partimos de posiciones tan diferentes respecto a la concepción del cine que nos interesa, y tan sólo hay diferencias, lógicas y saludables, respecto a aquello que más nos excita, nos divierte y nos hace sentir.

    Por ejemplo ese recorrido esteticiista del que hablas yo lo suscribo. El caso de Peter Grennway que aportas, es una lamentable omisión en el recorrido de mis posts. Pero eso es algo de lo que me di cuenta en su momento, mientras escribía, sólo por cultura, porque como todos tengo múltiples vacíos y huecos en blanco en la historia del cine que he de rellenar. Y lo que no iba a hacer era buscar la información sobre él en la wikipedia y hablar sobre generalidades. Ese era el caso de Greenaway, del que no he visto una sola película. Mientras escribía, como ya he dicho, noté su ausencia en los 80 y 90 pero prefiero que se note su ausencia a falsificarme y hablar de lo que no he visto. Porque de eso es de lo que iba todo, un recorrido vital a través del cine que sí he visto. No me gusta ir de cultureta ni de completista.

    También estoy contigo de acuerdo respecto a lo de Eastwood. En el fondo se ha convertido en el refugio de los críticos mayores que bebieron de las enseñanzas del cine clásico (igual que los Scorsese , Spielberg y compañía, estudiaron en escuelas de cine) y que ven en él el aliento clásico de los grandes maestros. Aun a costa de decir, engañando y engañándose, que cada película suya es una obra maestra cuando algunas como Mistic river no dejan de ser eficaces y entretenidas películas y otras como Deuda de sangre o Banderas de nuestros padres son abiertamente malas o aburridas. Pero discrepo en un matiz. Igual que esta generación crítica ataca por desconocimiento(y cierta pereza consustancial desgraciadamente a la edad) cualquier planteamiento estético mínimamente rupturista, hay una crítica joven, criada en torno al VHS y el videoclub, con influencias diversas y variadas que encumbra sin apenas reflexión cualquier novedad que aparece y cualquier director joven que surge, saludando estas apariciones como si fueran el nuevo Orson Welles. ¿Tal vez por falta de formación de un verdadero criterio entre tanta influencia y fusión? Estoy recordando ahora el coñazo que se dio con Guy Ritchie, director de Snatch:cerdos y diamantes.

    Por último respecto a la capacidad del cine de crear iconos, vuelvo a estar de acuerdo contigo y también con eso de que que Tarantino perdurará. De hecho lo escribo y afirmo cuando hablo de Pulp Fiction. Respecto a lo de que establece teorías del cine en Kill Bill, no me convence y me remito a lo ya escrito, no doy más el coñazo con el tema. Seguro que volveremos a discutir sobre ello con los años.

    Un placer verte por aquí.

    Seguimos

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  7. Al Dr. Strangelove:

    Bienvenido por estos lares. Gracias a Dani le sigo la pista desde hace un tiempo a través de su blog, que me parece de los más interesantes que hay sobre cine sin hablar estrictamente de las novedades de la cartelera.

    A Migueparís:

    pues entre la coña me surge una idea, y es la de ir completando esos posts a medida que vaya viendo más y más cine. Editando, cortando,añdiendo, según pase el tiempo y cambien los gustos. La única pena será que no sé cuanto tiempo permanecerá este blog vivo antes de que las telarañas, el tiempo o el cansancio empiecen a hacer mella en él

    Por lo demás seguro que mucho de lo que hablo te queda muy, muy cerca. Todavía recuerdo ese poster, junto a la caja de cintas, donde una Uma Thurman de mirada perdida y sensual te miraba cada día desde la pared de tu habitación.

    Un abrazo, no te pierdas y sigue encontrando este bar. Siempre habrá unas copas, unas risas y una discusión esperando.

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  8. A lo mejor soy un poco zoqueta y no me entero de nada, pero... ¿que pasa con Kubrick?.

    Y me encantaría dejar mis (muy negativas) impresiones de Tarantino en este post. Desafortunadamente Dios (o los midiclorianos) no me concedió (concedieron) el don de la palabra escrita, así que lo dejo para mi próxima visita a los madriles, que parece que será en algún momento del año 2008.

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  9. Creo que tus comentarios sobre kill Bill, están fuera de lugar, ya que esta película no pretende ser la adaptación de un poema, no es una novela ni un drama, tampoco es un documental, es un thriller, es acción y como tal, tanto la puesta en cámara, la narrativa, la puesta en escena, el montaje y el sonido, cumplen a la perfección con sus requerimientos, de hecho los sobrepasan y es bien sabido que el director, hace publicas sus influencias, es decir, somos conscientes de los múltiples intertextos dentro del filme, si quieres mayor profundidad, deberías ver películas románticas.

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  10. Y yo, Lilith, creo que deberías tomar all- bran.

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  11. Bueno, no caigamos en la descalificación...

    Lilith, sigo pensando aún hoy que Kill Bill es la película más floja, más vacía y con menos densidad de las que ha hecho Tarantino. Tan pobre argumentalmente que hace que sus evidentes virtudes técnicas y de puesta en escena no puedan compensar una película excesivamente desequilibrada.

    En todo caso, eso de que para buscar mayor profundidad debo recurrir a películas románticas... no sé... me has dejado perplejo

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  12. Oye amigo estoy leyendo tu artículo 5 años después, lo encontré buscando temas sobre estética del cine. Puedo decirte que me ha gustado mucho tu artículo y la forma como analizas las cosas, con pasión, pero, con los pies en tierra. Deberías seguir publicando (si acaso no lo has hecho), de ser así envíame por favor los links de tus artículos.

    Saludos, Mario Díaz, Caracas- Venezuela. Email: mariodiazr1@gmail.com

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  13. Hola Mario, me alegra que te haya gustado esta serie de artículos. Para leer lo que he ido publicando sobre cine durante estos años tan sólo tienes que pinchar en la etiqueta de "cine" de este blog o ir directamente al siguiente enlace:

    http://discursiones2.blogspot.com.es/search/label/Cine

    Saludos

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