16 marzo 2007

Un mundo paralelo

Me cuentan unos amigos que la mensualidad de la hipoteca les ha subido en los últimos tiempos 200 euros. Estamos hablando de una vivienda situada no precisamente en el centro de Madrid, por la que estaban ya pagando más de 1200 euros mensuales. Aún no hay rebelión, ni cabreo, sólo un poco de miedo y hastío. Las subidas aún son asumibles para bolsillos (siempre que sean bolsillos de pareja) con sueldos por encima de 1500 euros mensuales. Pero comienzan a exigir contención en el consumo diario: en las copas, en el cine (bendito emule, dirán muchos), en los viajes, en la compra de regalos...

He escrito que son asumibles... Es lo que tiene la fuerza de la costumbre, terminamos aceptando tantas cosas que carecen de sentido... Pagar 1400 euros mensuales por una casa cualquiera de menos de 100 metros cuadrados...

Estos días, en las páginas de interior de los periódicos, alejadas de los gritos y riñas de patio de colegio sobre algo que llaman política que pueblan las primeras páginas, se podía encontrar la brusca caída de las bolsas de EEUU provocada por el enfriamiento del mercado inmobiliario y el miedo a una mayor morosidad hipotecaria. Sin ser en absoluto especialistas, sabemos las interrelaciones que existen entre las distintas economías del mundo occidental. Estas semanas atrás las bolsas españolas han sufrido enormes fluctuaciones, los expertos hablan de la retirada de fondos del negocio del ladrillo, incapaz ya de seguir ofreciendo los beneficios que los grandes capitales desean obtener. Todo esto queda apartado de los grandes titulares, sólo se cuenta para especialistas en tertulias especiales. A los demás, pobres mortales, nos mantienen entretenidos contando y recontando manifestantes en las calles y ¿analizando? cuestiones sociales tan interesantes y vitales como las que anoche se discutían en las diferentes tertulias radiofónicas: Un juez no ve condenable circular a 260 Km/h por las autopistas (SER), indignación católica ante las fotos pornográficas y blasfemas subvencionadas por los socialistas extremeños (COPE) o la ¿vital? manifestación en Navarra que permite a todos repetir hasta la saciedad los argumentos políticos plenos de anorexia intelectual que llevamos escuchando cada día en esta legislatura (SER, COPE, ONDA CERO...)

El miedo a la inflación en la zona euro seguirá haciendo subir el euribor. Otro cuarto de punto, otro cuarto de punto... Tal vez en algún momento se invierta la tendencia pero sólo para recordarnos que la amenaza siempre estará ahí. Porque los sueldos no tienen pinta de que vayan a mejorar y que se sepa las hipotecas ya son casi todas a más de 25 años. ¿Cuándo llegarán los primeros casos serios de morosidad hipotecaria? ¿Qué pasará si ante ellos los bancos comienzan a endurecer las condiciones de préstamo de hipotecas?

Mientras tanto seguiremos preocupándonos y manifestándonos por lo verdaderamente importante : excarcelación con 15 meses de antelación de un terrorista que cumplía una condena por escribir dos cartas, cuarto aniversario de la invasión de Irak (también llamada "recordemos todos lo malo y facha que era Aznar, así no nos preocuparemos en solucionar los problemas actuales") y sigamos crispándonos un poquito más.

2 comentarios:

  1. Efectivamente, una de las grandes cuestiones que nos afectan a todos y ante la que frecuentemente se baja la cabeza, se aguanta el tipo y…claro, estás con el agua al cuello, metido en la gran trampa que te va a agarrar en los próximos 30 años y lo que haces es recortar por aquí y por allá en tus placeres cotidianos. Pero estos placeres cotidianos, esos instantes personales de plenitud y de alegría son absolutamente irremplazables: hacer prevalecer la seguridad y la comodidad frente a los innumerables placeres diarios que podemos tener me parece dantesco. Recuerdo una anécdota de un profesor de Derecho Civil al explicarnos los rasgos y características de la hipoteca. Con bastante ironía demandaba nuestra atención en dicha explicación porque decía que la hipoteca, junto con el matrimonio, eran las únicas situaciones por las que todo individuo en nuestra sociedad tendría que pasar más tarde o más temprano. ¿Y por qué? me preguntaba yo con la ingenuidad y atrevimiento de mis 21 añitos. Las situaciones cambian, todos evolucionamos, las parejas inevitablemente condicionan en un sentido u otro, pero aunque ya conozco la respuesta a la pregunta, por vivirla en carnes propias o en vidas ajenas, continuo resistiéndome a pasar por el aro vacuo del discurso de la estabilidad y seguridad anhelada, la trampa de la hipoteca, a costa de crueles, tristes y dolorosos sacrificios en los placeres cotidianos. El tema de las hipotecas a 30 años, de pagar precios exorbitantes por pisos que no lo merecen (o incluso mereciéndolos), situados en enclaves que me importan un carajo, me repele. Mientras la situación, el precio de los pisos siga tal cual, reivindico el alquiler como medio menos malo para llevar la vida que te place en el lugar más próximo del que deseas vivir.

    Los instantes, insisto, son fundamentales en nuestra vida. Si reemplazamos, olvidamos o apartamos los mismos por grandes proyectos condicionantes de nuestra vida cotidiana estamos firmando el comienzo del fin de nosotros mismos. Termino con un pasaje del extraordinario libro de André Gide, “Les nourritures terrestres”, libro absolutamente recomendable, absorbente desde el principio hasta el final: “Nathanael, no permanezcas demasiado tiempo junto a aquel lugar que comienza a parecerse a ti; de hecho, no permanezcas nunca. Desde el momento en que un lugar ha tomado todo tu parecido o que tú te has hecho parecido a ese lugar, el mismo ya no es aprovechable. Es necesario abandonarlo”. Y otro pasaje, que dedicaría a los agoreros pro-compra de una casa: “La incertidumbre de nuestro caminos nos atormenta toda la vida…Cualquier elección asusta, inquieta, cuando pensamos en ella. Pero yo te digo, espantosa aquella libertad a la que solo guía un deber”.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. A Sufalito.
    Cierto que los ocios cotidianos no son universales. Hago referencia a múltiples casos de gente de mi generación, camino de los 30, embarcados en lo que “ya hay que hacer en algún momento de la vida”, entramparse en la deuda vitalicia, y que te sueltan la perorata de la seguridad, de la estabilidad, de la propiedad (mi cama, mi armario, mis cortinas…) con la elocución de un zombie que actúa porque si, porque es el momento, porque es el deber. Por ahí pasaría, chapeau para cada uno y sus elecciones personales. Por lo que no paso es por los comentarios quejumbrosos de lo que dicha elección ha generado en tu ritmo de vida. De los sacrificios en vida social, en salidas, en viajes etc que dicha elección te ha provocado, moneda corriente en conversaciones informales. Hay que apechugar con las decisiones tomadas. Allá cada uno con su trayectoria.

    Los placeres no son únicos. Además evolucionan con el paso de los años, su dinamismo va indisolublemente ligado a nuestra evolución, a nuestras decisiones, a nuestro tipo de vida. Simplemente propongo la coherencia y la responsabilidad cuando se toman decisiones tan importantes, la valoración de las consecuencias de las mismas. El apesadumbramiento que puede provocar el percibir como la gran trampa ha condicionado tu vida puede llevar fácilmente a la frustración o al deterioro de tus relaciones personales. Perfecto quien no viva esto, para quien haya transformado dicho tránsito en una nueva situación natural y cotidiana, positiva desde un punto de vista diferente o tan satisfactoria como la que, presumiblemente, llevaba antes. Si estás en esto último dicho no tienes porque sentirte aludido ni jodido por lo expuesto.

    Un abrazo. Macarena forever.

    ResponderEliminar