10 diciembre 2007

Zombis

Corre tío, corre, ya te lo dije una vez, que no llegas, ¿adónde? y que más da, tú corre, acelera, trabaja, folla, come, emborráchate, no olvides que hay que volver a trabajar, y mucho, paga, nunca dejes de pagar, no te pares, nunca, imagina que te das cuenta de la futilidad de la carrera, nadie entenderá tu desesperación, para eso estamos, y vuelve al camino, siempre en el camino, no descanses, no mires atrás, sal de casa a primera hora, vuelve, el fútbol, hay que ver el partido, y un poquito de deporte, ¡hay que leé, eh! ¡hay que leé!. Un día, tras otro, y otro día. Y otro. Y se acaba la veintena, ya estás en la treintena, se acabó el jugar, dicen, con la mirada vacía, los zombis, toca ya la hipoteca, el finde en casa de la familia, los niños allí juegan, las horas pasan, ¿qué tal el finde? No sé, soy un zombi, me contestan, las horas pasan, todo bien, todo tranquilo, esperando, ¿qué? y yo que sé me dice, ¿para cuándo los hijos? más responsabilidades con ellos, o menos, todo depende, los niños te agarran de los huevos, algunos escapan, otros se someten, todo es felicidad, aunque miran a los que no los tienen con envidia... no, no, eso es mi mirada sucia, son lo más, inversión de futuro, ¿no es todo capitalismo? ¿por qué eso no? Volvemos a charlar, aún queda algo nuevo que decir, pero cada vez menos, la vida se llena de conversaciones vacías, los compañeros, pero siempre quedan los de siempre, menos mal, pero se van, siempre son más los otros, triste zombies, pasan sus horas, pasan las mías...

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