07 enero 2013

Un año de cine (2012)

Éstas son las películas nuevas (no tengo en cuenta las revisiones) que vi durante el año que acaba de finalizar. Aclaro, mediante la palabra cine, las que vi en pantalla grande. Están ordenadas cronológicamente, según las vi.
  • Monstruoso (2007) - Matt Reeves. Cámara al hombro para contar de manera diferente lo que tantas veces vimos en el cine. El ataque de un monstruo que termina con una ciudad narrado en primera persona, desde el punto de vista de ciudadanos anónimos que no se convertirán en héroes sino que tan sólo tratarán de sobrevivir inútilmente al caos. Sufren y mueren sin comprender nada, igual que el espectador. Curiosa y entretenida a ratos.
  • El experimento del Dr. Quatermass (1956) - Val Guest. Clásico de esa ciencia ficción de serie B de los cincuenta que contaba con mejores ideas que medios. Usa de manera inteligente el blanco y negro para mantener la tensión y ocultar la falta de recursos técnicos, algo que, a pesar de la ingenuidad de la propuesta, consigue mientras asistimos a la metamorfosis del protagonista debido a la posesión alienígena-vegetal. Simpática aunque intrascendente 
  • El señor de la guerra (2005) - Andrew Niccol. Con unos títulos de apertura espectaculares Niccol vuelve a dejar patente su habilidad para narrar historias en la frontera entre el cine espectáculo que demanda Hollywood y ese otro cine con vocación social y reflexiva. No termina de cuajar en gran película y decae con los minutos pero merece la pena verla, como pasa con casi todas las películas de este director
  • El contrato del dibujante (1982) - Peter Greenaway. La primera gran película del año. Apasionante retrato de las desventuras de un arribista con ínfulas de artista en la Inglaterra de finales del siglo XVII. Preciosista, espectacular en su cromatismo y en la construcción de planos de extraordinaria belleza plástica, cuenta con la presencia determinante de la música de Michael Nyman. La historia mantiene la tensión y los giros de la trama sorprenden e interesan, aunque es su vertiente pictórica y musical la que arrebata al espectador. Imprescindible
  • The Pillow Book (1996) - Peter Greenaway. Hermosa, extraña y sensual narración que nos muestra la evolución de una mujer que comienza usando su cuerpo como papiro para la escritura de otros hasta que ella misma decide convertirse en escritora sobre los cuerpos de los demás. Metáfora sobre la creación y la vida en la que Greenaway rompe convenciones de la narrativa cinematográfica para construir una historia que además resulta muy entretenida.
  • Los descendientes (2011) - Alexander Payne (cine). Es una de esas películas que con el paso del tiempo se me va cayendo. De la admiración inicial sólo queda el respeto por una historia con un punto de partida interesante y muy buenas interpretaciones que termina desembocando en un irritante folletín convencional. Más superficial de lo que pretende aparentar.
  • Atraco a las tres (1962) - José María Forqué. Sobrevalorada película española ambientada en los oscuros años del franquismo y cuyo mayor valor reside, precisamente, en la descripción de arquetipos sociales de una época triste, casposa y miserable. Se hace cansina y no es tan divertida.
  • Insomnio (2002) - Christopher Nolan. Convencional, a ratos (pocos) entretenida y a ratos (demasiados) decepcionante película de intriga de un Nolan menor al que no ayuda un Al Pacino ensimismado en su muestrario de muecas y tics.
  • Shame (2011) - Steve McQueen (cine). Un fabuloso Michael Fassbender y una magnífica Carey Mulligan dan vida a dos hermanos en este poderoso relato que gira en torno al vacío existencial de un habitante urbano del siglo XXI. Un tipo al que nada parece ya estimular salvo una sórdida sexualidad de la que no es capaz de escapar. El New York, New York en la voz desolada y rota de Carey Mulligan pone los pelos de punta.
  • La invención de Hugo (2011) - Martin Scorsese (cine). El viejo maestro se atreve con el 3D y por primera vez alguien consigue que la dichosa técnica que venía (de nuevo) a revolucionar el cine adquiera algún sentido. Sus famosos y elegantes travellings aprovechan al máximo las tres dimensiones en un hermoso cuento que termina convirtiéndose en una apasionada declaración de amor y lealtad al cine.
  • Mientras duermes (2011) - Jaume Balagueró. A pesar de la extraña, malsana e interesante premisa de partida la película no avanza, se estanca, es reiterativa y termina siendo excesivamente inverosímil a pesar de que remonte algo con ese final sorprendente y subversivo, tan antihollywoodiense.
  • Moebius (1996) - Gustavo Mosquera R. Experimento cinematográfico que gozó de cierta relevancia en el momento del estreno y al que el paso de los años no le ha beneficiado. Aún con ciertos aciertos en el plano visual y el innegable valor de su lectura sociopolítica (en relación a los desaparecidos de la dictadura argentina) el resultado final termina siendo tedioso, confuso y soporífero.
  • Los idus de Marzo (2011) - George Clooney (cine). Otra de esas películas demócratas que promete descubrirnos la cara oculta de la política norteamericana para terminar componiendo un anodino retrato (curiosamente, moralista y conservador) de los entresijos de una campaña electoral. Aburre hasta el hastío con sus ansias de trascendencia fílmica sustentada en el vacío, cuando a duras penas se eleva sobre un telefilme del montón. Insustancial.
  • La sombra del poder - Kevin MacDonald (2009). Es que ni me acuerdo de ella. Típico producto del cine de intriga política que Hollywood hizo con maestría en los años 70 y que cuando se hace en la actualidad cae en la irrelevancia: pocos lo ven, menos lo recuerdan y a nadie le importa. Pues eso.
  • Margin call (2011) - J. C. Chandor. Crónica urgente que intenta mostrar los recovecos del capitalismo de casino que nos ha llevado al desastre en el que vivimos inmersos desde hace años. Aunque necesariamente simplista, la película funciona y deja momentos brillantes que nos muestran algunas de las actitudes que facilitaron esta pesadilla especulativa e inmoral en la que los beneficios inmateriales de unos pocos se imponen sobre los perjuicios materiales de los ciudadanos de a pie.
  • El desencanto (1976) - Jaime Chávarri. Una de las joyas ocultas del cine español. Las fronteras entre el cine documental y el de ficción se derrumban ante obras como ésta. Poética, sensible, hermosa, decadente, la historia de los Panero avanza entre retazos de nostalgia y despreocupación social y familiar hasta que la irrupción de Leopoldo, el mediano de los hijos, arrambla con todo y sirve para desenmascarar las ficciones y las máscaras de una de tantas familias que vivieron cómodamente en el franquismo, para así, desde lo particular hasta lo general, componer un retrato de la España franquista de clase media (ésa que cierto político actual afirmó que “vivía con enorme placidez”) que desaparecía.
  • Después de tantos años (1994) - Ricardo Franco. Continuación, veinte años después, de El desencanto. No alcanza ni de lejos la calidad cinematográfica de aquélla pero contiene reflexiones impagables de Michi, el menor de los Panero. Permite comprobar como el paso del tiempo destroza los hologramas construidos para epatar, destruye ilusiones artificialmente infladas y planteamientos pretendidamente subversivos.
  • El clan del oso cavernario (1985) - Michael Chapman. Tal vez sirva como estudio historiográfico de aquellos primeros homínidos y las relaciones de poder que se establecían dentro de las tribus. Tal vez, eso espero. Porque como cine es una cosa insufrible, pesada y cargante. Un coñazo.
  • John Carter (2012) - Andrew Stanton. Le tengo simpatía a  películas como ésta, que sin ser ni de lejos la peor del año, parecía destinada al fracaso desde su gestación. Tras su estreno ese fracaso fue corroborado (de forma alborozada, como si no encumbraran otras mierdas cada semana) tanto por la crítica como por el público potencial al que iba destinada, un público que terminó dándole la espalda sometiéndola a todo tipo de chanzas. No es tan mala como la pintan. Es un divertimento infantil inflado por las expectativas, con cierto aroma kitsch y demasiadas debilidades en el guión y en las interpretaciones como para poder apenas sostenerse.
  • El cuchillo en el agua (1962) - Roman Polanski (cine). Nos ponemos serios. Excelente película que narra la tensión que genera la presencia de un joven al que una pareja de clase media acomodada invita con desdén a pasar un día con ellos en su barco de recreo en la Polonia de los años 60. La angustia se palpa en cada plano gracias a la excelente dirección de un Polanski que, casi sin mostrarnos y tan sólo sugiriendo, transmite nervios y una incertidumbre desasosegante. Fantástica.
  • El soldadito (1960) - J. L. Godard. Prohibida en su momento en la Francia de De Gaulle estamos ante la confirmación de que Godard iba a ser mucho más que un miembro más de la nouvelle vague. Retrata, mediante los instrumentos con los que el nuevo cine revolucionó los modos del cine clásico, las convulsiones internas de una sociedad francesa enferma incapaz de solucionar el problema argelino . Contiene uno de esas míticas frases con las que Godard revolucionó la metarreflexión cinematográfica: “la fotografía es la verdad, y el cine es la verdad 24 veces por segundo”. Significó la presentación de esa maravillosa actriz que fue Anna Karina.
  • Verbo (2011) - Eduardo Chapero Jackson. De este director se esperaba lo máximo en su salto a la gran pantalla después de realizar una serie de cortos de extraordinaria calidad. Verbo es una película tan arriesgada como fallida. Porque arriesgado es pretender trasladar mediante imágenes oníricas ese pensamiento adolescente fantasioso dentro de un mundo realista, esa adolescencia tan incómoda con la que es difícil empatizar (tan diferente de esa niñez luminosa que tantos parecen echar de menos), ese momento en la vida en la que uno es capaz de considerarse tan especial como el ser más desgraciado del planeta. Lamentablemente la propuesta naufraga sin contemplaciones y con el paso de los minutos sólo con benevolencia se pueden obviar tantos momentos que provocan cierta vergüenza ajena. Una pena.
  • Banda aparte (1964) - J. L. Godard. Una delicia, una auténtica delicia. Desestructurada, fragmentaria, episódica, con un leve hilo conductor cuya resolución es lo que menos importa; es una película hermosa y cautivadora protagonizada por una maravillosa Anna Karina y con algunos momentos de cine en estado puro (como el baile en el bar o la carrera por El Louvre) que ya han pasado a la historia de este arte.
  • Pierrot el loco (1965) - J. L. Godard Tal vez el disparo final que la modernidad cinematográfica lanzó contra el cine clásico. Godard se apropia de algo tan característico a ese cine clásico como es el cine de género adaptado de la literatura, la intriga, los amores y traiciones, las persecuciones y huidas, la sorpresa final que cambia todo. Y le da la vuelta, lo desestructura, lo descompone, lo deconstruye y lo vuelve a construir de manera completamente diferente aún siendo lo mismo. Con un guión que parece deslavazado, la historia tan pronto se acelera como se pausa, cumpliendo la función de dejar que sea la imagen y el sonido, a través de la composición, el encuadre, el montaje, el ritmo y unos actores que se sienten libres de ataduras, los que conviertan la experiencia fílmica en algo distinto y por tanto único. Godard no sólo hacía cine, sino que también enseñaba las entrañas del que se había hecho hasta ahora, sus motivaciones, y de qué manera se podía hacer de otra forma.
  • Take shelter (2012) - Jeff Daniels. Apasionante e inquietante película en la que un ciudadano de la América profunda comienza a tener visiones que adelantan el fin del mundo. Una de las mejores películas del año que utiliza la historia como excusa para investigar en la psique colectiva del pueblo norteamericano y en su transformación en un país atemorizado por todo tipo de amenazas (imaginarias o no) procedentes del exterior. De lo mejor del año.
  • Sherlock Holmes 2: juego de sombras (2011) - Guy Pearce. La primera ya era irritante pero al menos contaba con la novedad de presentar una revisión (más física) del mítico personaje en manos de un entregado Robert Downey Jr.  Esta continuación no es más que pura cochambre cinematográfica, cine palomitero de baja estofa construido en cadena de montaje para el consumo de adolescentes adocenados y de treintañeros en pleno proceso de regresión e involución cultural.
  • Ahora los padres son ellos (2010) - Paul Weitz. ¿Para qué criticarla? Soy yo el que merecería el insulto y la invectiva por acercarme de nuevo a unos personajes tan conservadores, gastados, planos y aburridos. Las sucesivas secuelas han conseguido que ya ni recuerde la simpatía con la que vi la primera película de esta infumable saga de majaderías. La presencia de Robert de Niro y de Dustin Hoffman sólo hace mayor el bochorno.
  • La cara oculta (2011) - Andrés Baiz. Irritante e insufrible película que parte de una premisa atractiva pero deriva rápidamente en bodrio infumable. Qué mala es.
  • 2012 (2009) - Roland Emmerich. Ya sé que es mala, que se sabe lo que va a pasar desde el minuto uno, que es conservadora, que es la típica producción catastrofista que Hollywood lleva décadas repitiendo... Vamos, que es un truño, pero diré algo positivo: el nivel de destrucción durante la primera hora es tan brutal, tan enloquecido que al menos lleva a la risa. Tal vez sea la película de la historia donde se produzcan más muertes por minuto. Lo demás, lo esperable: mala de solemnidad.
  • La novena puerta (1999) - Roman Polanski. Un Polanski menor adaptando a Pérez Reverte en una historia confusa que funciona a impulsos sin seducir ni enganchar en ningún momento. Olvidable.
  • ExistenZ (1999) - David Cronenberg. Es una película que llevaba años con deseos de ver porque su punto de partida, relacionado con la construcción de mundos virtuales difícilmente distinguibles de la realidad, siempre ha sido algo de mi interés. Al final me encontré con una película construida a retazos, sin fluidez ni ritmo, que no termina de arrancar y a ratos se torna (innecesariamente) demasiado desagradable visualmente. No aporta nada nuevo al género. Prescindible
  • Día de entrenamiento (2001) - Antoine Fuqua. Dura historia de ésas que Hollywood de vez en cuando da luz verde, siempre y cuando quede claro que la corrupción policial que plantea es debida sólo a las personas y no es algo consustancial al propio sistema. Buenas interpretaciones de Ethan Hawke y de un Denzel Washington desatado en una película que tras la primera hora desfallece notablemente por no asumir el riesgo de llevar la lógica de su premisa hasta el final, con todas sus consecuencias.
  • Buried (2011) - Rodrigo Cortés. No entiendo el fervor de tanta gente con esta película. Y menos que el mérito que resalten es que mantiene la tensión durante el metraje. Faltaría más. Pero a pesar de eso no deja de ser un tío metido en un ataúd (del que no parece poder salir) durante hora y media. Sin trasfondo, sin reflexión, sin nada que reenfoque lo que se cuenta, que le dé otro valor. Nada, el vacío. Y el ataúd, claro.
  • La soga (1948) - Alfred Hitchcock. Después de Buried pensé que era por fin el momento de ver este otro ejercicio de estilo. Hitchcock intentó construir una película en una sola secuencia (finalmente, por motivos técnicos, tuvieron que ser dos) en la que dos jóvenes, tras cometer el crimen perfecto, invitan a un almuerzo a su antiguo profesor de criminología junto a familiares del fallecido para poner el broche final a su hazaña. El ejercicio funciona, no es de lo mejor de Hitchcock pero, a diferencia de la anterior película comentada, no sólo se mantiene la tensión sino que sirve como motor de cierta reflexión sobre el ser humano y la deshumanización de una sociedad burguesa decadente.
  • La cabina (1972) - Antonio Mercero. Siguiendo con el tema de la realización de películas en un único espacio me asomé a esta rareza del cine patrio, convertida ya en película de culto y que, sorprendentemente, a pesar de la pobreza de sus medios técnicos, aguanta excelentemente el paso del tiempo. Ese ciudadano anónimo (José Luis López Vázquez) representante gris de una España oscura que vivía de espaldas a la modernidad y al paso del tiempo, y que intenta llamar por teléfono, contactar con alguien (¿un grito de auxilio al exterior?), sirve como metáfora de un país aislado e incomunicado en el que cualquier intento de llamar la atención sobre la situación social era penalizado con el silencio y el aislamiento social para siempre. El plano final es antológico.
  • Grupo 7 (2012) - Alberto Rodríguez.  Espléndida. Película policial a la española que nos hace conocer esa cara oculta que nunca muestra la Sevilla de postal, semana santa y feria de abril. Historia sin concesiones, repleta de pobreza, miseria y droga que nos cuenta el nacimiento, la vida y la muerte de un grupo de la policía especializado en la lucha contra el narcotráfico en la Sevilla previa a la Expo92. Interpretaciones poderosas y dirección firme para una joya del cine español actual.
  • Pleasantville (1998)- Gary Ross. Crítica social a través de una comedia con tintes dramáticos que defiende la libertad personal y las ganas de vivir frente al conservadurismo moral americano. Y lo hace a través de una historia imaginativa y eficaz que decae algo con el paso de los minutos. Recomendable.
  • The dark knight rises (2012)- Christopher Nolan (cine) Después de la espectacular segunda entrega esta tercera pierde fuelle. A pesar de mantener esa fisicidad y esa oscuridad que tan buenos resultados le han dado a Nolan con este nuevo Batman, a pesar de mantener la tensión y de utilizar sabiamente el recurso manido de hacer caer al héroe para después hacerlo renacer, y a pesar del buen hacer de los actores la película termina naufragando debido a una historia confusa, mal planteada y desarrollada y a la mala decisión de apabullar al espectador con exceso de ruido y embrollada acción. Por no decir nada del subtexto político (conservador) que se puede leer en la película en relación a la utilización de la retórica revolucionaria por parte de “los malos” para hacerse con el control social
  • Prometheus (2012) - Ridley Scott (cine). El desastre del año, la peor película que vi en relación a las expectativas formadas. Interpretaciones planas, una dirección sin pulso y sin rumbo. Un guión de chiste que acumula referencias sin sentido y preguntas sin respuesta casi en cada plano. Personajes de tebeo pésimamente construidos, confusión, una historia pretenciosa sustentada en la nada, cierto tufo a religiosidad barata… Un desastre. Basura.
  • Carmina o revienta (2012) - Paco León. En su rareza reside su encanto. La propuesta sorprende y atrapa. Paco León graba a su madre usando técnicas de documental y le deja espacio para que exprese sus pensamientos y sus ideas. Transmite la frescura y vitalidad de una mujer eternamente joven en un cuerpo que se marchita y también ofrece pildorazos de una realidad social más cercana a la picaresca de los años del franquismo sociológico que a una supuesta modernidad que nunca parece terminar de llegar a ciertos rincones de este país.
  • Life aquatic (2004) - Wes Anderson. Anderson es mi descubrimiento particular de este año. Su cine atrapa en un universo tan singular como fascinante donde la realidad se mezcla con una insólita fantasía y los personajes son unos tipos extraños, inteligentes, en general carentes de afecto, que reclaman con desesperación que se les quiera tal y como son. Esta película, evidente homenaje a Costeau, es una auténtica delicia, con unos personajes secundarios maravillosos y con una historia que parece liviana y fragmentaria pero que en el fondo posee una enorme densidad. Imprescindible.
  • Matar a un ruiseñor (1962) - Robert Mulligan. Un clásico de las buenas intenciones y película que tuvo en su momento cierta relevancia por su encendida defensa de la igualdad racial. A pesar de sus buenas intenciones los años han pasado por encima de ella, dejándola como una curiosidad que, cinematográficamente, se sostiene fundamentalmente gracias a la visión infantil que aporta al problema.
  • Nowhere boy (2009) - Sam Taylor-Wood. Enésima revisión de los años adolescentes de los miembros de los Beatles antes de convertirse en integrantes de ese fenómeno de masas. Junto con Backbeat ésta es la película sobre ellos que más me ha gustado. Centra la historia en un joven John Lennon torturado por la ausencia de su madre y la pronta pérdida de su tío y compone un retrato verosímil de ese adolescente inquieto que pudo ser. Excelentes interpretaciones para una película pequeña pero honesta.
  • Otra tierra (2011) - Mike Cahill. Sí, apesta a cine indie norteamericano (del malo) por sus cuatro costados. Mucho sufrimiento, tonos ocres, historia con las gotas justa de ciencia ficción para posibilitar el drama, mucho sufrimiento, dosis aún mayores de culpa… Aburre y es fastidiosa. Innecesaria
  • La última ola (1980) - Peter Weir. Antecedente directo (por temática, aunque no por intenciones) de Take Shelter, una curiosidad de un Weir en sus inicios australianos en la que un hombre felizmente casado empieza a tener ciertas visiones extrañas y a recibir la visita de unos aborígenes que atemorizan a su familia. A partir de ahí terminará comprendiendo que se acerca un cataclismo del que nadie parece advertido. Aunque arranca con fuerza pierde el rumbo con rapidez y queda en la memoria más por su singularidad que por ser  una buena película.
  • Viaje a Darjeeling (2007) - Wes Anderson. El viaje en tren a través de la India de tres hermanos norteamericanos en busca de su madre se convierte en un viaje de reconocimiento y aceptación de sí mismos y de los otros en otra fabulosa experiencia fílmica que nos regala un Anderson en estado de gracia. La experiencia cromática de sus películas es algo pocas veces visto. Genial, aunque con algún altibajo.
  • Predators (2010) - Nimród Antal. Era inevitable que alguien que disfrutó enormemente con aquellos entretenidos Depredadores de los 80 volviera a intentar revisitar el universo de estos extraterrestres cazadores en esta continuación que produce Robert Rodríguez. A pesar de mi aprensión y a que esperaba lo peor, pasé un buen rato con una película que no hace más que retomar la historia que hemos visto ya tantas veces (desde El malvado Zaroff hasta en Los juegos del hambre) en la que un grupo de personas debe sobrevivir a su propia caza, en este caso a manos de Depredadores. Entretenida y convencional. Para fans.
  • Los vengadores (2012) - Joss Whedon. Pues por más que lo intento y lo intento no consigo cogerle la gracia al rollo superhéroe (salvo con Batman) en el que vivimos sumergidos desde hace ya unos años. Whedon aporta al subgénero cierta frescura y ese humor sencillo y franco que le caracteriza, pero ni aún así dejo de aburrirme la mayor parte del tiempo y de tener la sensación continua de presenciar más y más de lo mismo con distinto envoltorio. Cine para adolescentes que sólo los adultos que crecieron leyendo cómics de superhéroes pueden también disfrutar. No es mi caso, tal vez ahí está el problema. Pero persisto en el intento.
  • Los juegos del hambre (2012) - Gary Ross. Nueva franquicia dirigida (de nuevo, como no) a los adolescentes, que deja de lado la profundidad y la reflexión que la distopía que presenta podría plantear para centrarse en lo emocionalmente superficial y en los conflictos amoroso-hormonales de la protagonista. A pesar de ello tiene más dignidad que otras producciones de su estilo. Pasable.
  • Arrebato (1979) - Ivan Zulueta. Impactante, arrebatadora, sugestiva, extraña y subversiva. Una película fantástica, un testimonio fílmico de amor pasional al cine, un historia sugerente sobre el poder destructivo de las drogas y sobre la necesidad del cine, entendido éste como una forma de vida. Imprescindible.
  • Drive (2011) - Nicolas Winding Refn. Controvertida película que despierta admiración u odio. Sin término medio. A mí me resultó muy interesante esta historia, claramente heredera de Taxi driver, con un ritmo y una puesta en escena espléndidos, que nos cuenta la vida de un tipo muy particular. No deja indiferente y terminará convirtiéndose en película de culto.
  • Los Tenenbaums: una familia de genios (2011) - Wes Anderson. Tal vez los miembros de esta familia de superdotados tarados para la vida social y familiar sean los personajes más estrambóticos de la filmografía de Anderson. Y tal vez por ello los más adorables. Genial de principio a fin, sin discusión.
  • Men in black 3 (2012) - Barry Sonnenfeld. ¿Hay algo peor que una película concebida para la risa, para ser un mero entretenimiento liviano y que aburra desde el primer minuto? ¿Y que además todo parezca extremadamente estúpido, desde la estúpida  historia hasta los estúpidos personajes? Pues eso es lo que es esta cosa. Qué horror.
  • Academia Rushmore (1998) - Wes Anderson. La película con la que se dio a conocer Anderson nos presenta a uno de sus personajes emblemáticos: ese adolescente inteligente y poco a adaptado a la sociedad que en lugar de estudiar se dedica a dinamizar toda la vida cultural de su instituto y al que una profesora de la que se enamora vendrá a poner su mundo patas arribas. Cautivadora. 
  • Moonrise Kingdom (2012)- Wes Anderson (cine) La última película estrenada por Anderson sea tal vez su obra maestra hasta el momento. Vuelve a usar con inteligencia alguna de las constantes más evidentes de su universo particular, como esos niños con modos de adulto sin por ello dejar de parecer niños, y esos adultos desorientados que terminan aceptando la brújula vital que los niños le muestran. Además, la construcción del relato es más compacta que en otras ocasiones y el drama se cuela con naturalidad en esa visión agridulce del mundo que este director nos ofrece. Fantástica. Extraordinaria.
  • Crash (1996)- David Cronenberg. Una historia malsana y sórdida donde un director de cine y su mujer, carentes de nuevos estímulos y con un enorme vacío existencial, caminan por el precipicio del hedonismo posmoderno de la mano de un especialista en performances relacionadas con los accidentes de coches. Interesante a ratos, termina resultando incómoda. Es más atractiva la propuesta que la propia película, que flaquea y se debilita con el paso de los minutos.
  • Promoción fantasma (2012) - Javier Ruiz Caldera. Comedia blanca, muy blanca de adolescentes fantasmas que se quedan vagando por los pasillos y aulas del instituto donde murieron hace más de veinte años. Para solucionar sus problemas y poder por fin descansar e irse de este mundo deben ser ayudados por un simpático Raúl Arévalo. Película sin pretensiones, para toda la familia, para pasar una tarde de sábado.
  • Blancanieves (2012) - Pablo Berger (cine). Una de las grandes películas españolas de los últimos tiempos. Berger recoge todos los iconos patrios y construye una soberbia historia basada en el cuento de Blancanieves (con un punto de crueldad) pero situada en la España más cañí de los años 20 del siglo pasado. Con un blanco y negro embriagador donde el silencio se escucha, se siente y se comprende, la película fluye hermosa ante los ojos del espectador. La interpretación de la niña es maravillosa.
  • Los soñadores (2003) - Bernardo Bertolucci. Estupenda película de un Bertolucci que vuelve a los paisajes emocionales de El ultimo tango en París para contarnos una historia en la que tres jóvenes acomodados se encierran en un piso parisino para disfrutar de su cinefilia e investigar sobre sus cuerpos y su sexualidad. Es una película excelente que termina abandonando la intimidad de los cuerpos jóvenes para aportar una reflexión clave sobre el mayo del 68 que abre la puerta a una interpretación no sólo desmitificadora, sino también esclarecedora de los nuevos caminos que, a partir de entonces, empezarían a recorrer las sociedades occidentales.
  • El último tango en París (1972) - Bernardo Bertolucci. Qué decir de una película de la que se ha dicho ya todo. Sólo destacar por tanto la importancia brutal que tiene la interpretación de un Marlon Brando en estado de gracia que es el que eleva la historia hacia cotas inimaginables. El misterio que lo envuelve lo hace al espectador tan atractivo como a su amante y la revelación final de la cruda realidad mediocre de su condición hace que entendamos perfectamente la resolución final a la que se ve abocada ella. Indispensable.
  • La educación prohibida (2012) - Germán Doin. Basura. Sólo así se puede definir el documental que vino este año a revolucionar el mundo de la educación sólo para presentar cuatro clichés sin sustancia, llenar de verborrea inútil dos horas y media de aburrimiento existencial, presentar como expertos educativos a los que no son más que charlatanes y representantes del pensamiento mágico y llenar la cabeza de tonterías peligrosas a demasiados espectadores despistados. Investigar a los supuestos expertos que se atreven a denostar la educación pública estatal y las formas de enseñar “tradicionales” desde unos presupuestos ideológicos que no exponen es algo absolutamente trascendental para aquellos que realmente quieran comprender el trasfondo de este documental. La educación y los modos tradicionales de enseñanza deben seguir evolucionando pero hemos de tener cuidado con soluciones mágicas y facilonas. Lo dicho, pura basura.
  • El gatopardo (1962) - Luchino Visconti. Película mítica del cine que me dejó más bien frío a lo largo de todo su metraje. Nada se puede criticar de su suntuosa puesta en escena, de su preocupación por el detalle y la descripción detallada de la sociedad que realiza. Y Burt Lancaster está estupendo. Pero por algún motivo no entré en ningún momento en ella. Me aburrí.
  • The Amazing Spiderman (2012)- Marc Webb. Y de pronto Peter Parker de nuevo es adolescente (me temo que no será la última vez). Y de nuevo sufre mogollón hasta que acepta su destino. Y de nuevo asistimos a unas clases de psicología barata para explicar el carácter de nuestro superhéroe. Y de nuevo se enamora (ahora de Gwen) y el chaval lo pasa mal, normal. Y todo está ya muy, muy visto, y es muy, muy cansino y termina siendo muy, muy coñazo. De nuevo.
  • Corazonada (1982) - Francis Ford Coppola. La película que acabó con el sueño (megalómano) de Coppola de producir un cine caro, de calidad y de autor en las entrañas del propio Hollywood. Hermosa película ¿musical?, desmedida, con una fotografía de Storaro arrebatadora y apasionada, que nos narra como una pareja de perdedores parecen haber agotado su amor y deben volver al mundo, a la ciudad (construida íntegramente en estudio), para poder de nuevo reformularse y volver a encontrarse.
  • En la casa (2012) - François Ozon (cine). Basada en una obra de teatro del español Juan Mayorga, la película nos adentra en la capacidad narrativa de un chaval que va escribiendo a su profesor de literatura, a modo de trabajo de clase, sus avances para seducir a la madre de uno de sus compañeros de clase. Brillante en ocasiones y entretenida siempre, la película funciona como un artefacto de relojería revelando miserias y realidades de esa clase media acomodada anclada en sus rutinas. Muy recomendable.
  • Sympathy for Mr. Vengeance  (2002) - Park Chan-Wook. El cine asiático (de calidad) casi siempre voltea y pone patas arriba todas mis convenciones y conocimientos sobre el cine y su realización. Las historias podrán ser parecidas en la trama pero la forma de abordar la violencia, el amor y las relaciones personales, así como la forma de administrar los tiempos en los relatos difieren por completo del canon occidental. Es el caso de esta película, que nos narra de manera despiadada diversas venganzas entrelazadas que se caracterizan, al tiempo, por responder a una coherencia interna incuestionable y por poner de manifiesto la deshumanización y la miseria que las sociedades modernas capitalistas han traídos también a estos pueblos tan lejanos. Brutal.
  • If… (1968) - Lyndsay Anderson. Interesante revisión al estilo británico de la francesa Cero en conducta (posteriormente comentada). Como aquélla, revela los mecanismos de opresión con los que la institución educativa conformaba ciudadanos obedientes y narra la obligada rebelión violenta a la que dicha opresión termina llevando a algunos de sus estudiantes. Alternando escenas oníricas con la realidad, mezclando el color con un extraño blanco y negro, Lyndsay Anderson construye uno de los hitos del cine relacionado con la educación y nos deja un final desolador y violento acorde con los tiempo que se vivían (y que sería deseable que alguien comparara críticamente con el más sentimental y blando final de El club de los poetas muertos).
  • Holy motors (2012) - Leos Carax (cine) Una película fascinante y cautivadora. Con multitud de puntos de fuga posibilita múltiples lecturas mientras asistes a las dolorosas transformaciones de un inmenso Dennis Levant en los diferentes personajes a través de los que el director reflexiona sobre la historia y futuro del cine, sobre el ser humano y el paso del tiempo y sobre los sueños, lo que somos y lo que quisimos alguna vez ser.
  • La ciudad sin ley (1935) - Howard Hawks. Un Hawks menor. Película hasta hace poco desconocida para mí en la que el director pone su oficio al servicio de una historia con mayor densidad de lo esperado, con un personaje femenino principal que acepta la sordidez de su vida para sobrevivir y un malvado coherente, con matices. Pareja extraña que convive, se soporta y tal vez terminara amándose si no fuera por la irrupción de un joven ingenuo, de vitalidad arrolladora que hará dudar a ella de sus elecciones y de su fututo. Ha aguantado muy bien (mejor que muchas) el paso del tiempo.
  • Cero en conducta (1933) - Jean Vigo. Mediometraje de culto que se introduce en el proceso de disciplinamiento y control social que la escuela realiza. Es una obra enorme, con detalles tan inteligentes como poderosos a la hora de construir las metáforas de un relato sonoro que podía perfectamente ser mudo sin perder nada de su fuerza. Imprescindible
  • La vida de Pi (2012) - Ang Lee (cine). La historia de cómo un adolescente tarado por un chute demasiado fuerte de religión(es) elude la realidad para sobrevivir a un naufragio se convierte en un bodrio esteticista, cansino, reiterativo, infantil y pesado, muy pesado, que extrañamente se ha convertido en un éxito para esa crítica y ese público que cada año esperan como idiotas esa película de prestigio a la que adorar. De fácil consumo y espiritualismo de saldo gustará a seguidores del pensamiento mágico y del rollito "todo vale" propio del new age.
  • Casino Royale (2005) - Martin Campbell. Por fin, en años, una película de James Bond que está bien hecha, que entretiene y que no tiene que apelar a la nostalgia del espectador ni a la fuerza de su personaje para agradar. Buena película de acción, con ritmo, y con un Craig que le da un aspecto más rudo al personaje al tiempo que le aporta mayor humanidad. Amena
  • Diamond flash (2011) - Carlos Vermut. Rareza que ya se ha convertido en película de culto de minorías. Estrenada inicialmente sólo a través de la red, es una extraña deconstrucción del mito de los superhéroes sustentada a través de diferentes y duras historias de corte social mínimamente entrelazadas. Impacta, seduce, sorprende. Merece mucho la pena.
  • El capital (2012) - Costa Gavras (cine). Han criticado su evidente didactismo, como si esa falta de sutileza a la hora de criticar los modos capitalistas que nos llevaron al abismo fuera un problema. A mí me gustó que el acercamiento al tema fuera directo, en ocasiones grosero y vulgar, porque el dinero no hace mejor a los hombres sino que tan sólo les ofrece la posibilidad de satisfacer sus miserables deseos sin que nadie los juzgue. Película necesaria, no brillante pero sí interesante y con momentos enormes, que relata el ascenso de un arribista hasta lo más alto de uno de los bancos europeos más importantes mientras se defiende de otros que como él, sólo ansían lo mismo: dinero y poder. ¿Y los ciudadanos normales? Que se jodan, claro.
  • Extraterrestre (2011) - Nacho Vigalondo. Simpática de partida pero fallida propuesta de comedia de personajes de un Vigalondo poco inspirado en la dirección de actores y al que el tiempo se le hace eterno para relatar algo que no da para más de media hora tal y cómo está planteada la película. Una pena
  • El hobbit (2012)- Peter Jackson (cine). Volver a la Tierra Media es un enorme placer y Jackson sabe lo que queremos aquellos a los que nos emocionó con su adaptación de El señor de los anillos, hace ya más diez años. Lo que allí fue un necesario ejercicio de síntesis aquí se convierte en un ejercicio de evidente inflación para deleite de los aficionados al género y dando munición a los detractores de este tipo de cine. A mí me encantó.
  • Chico encuentra a chica (1984) - Leos Carax. Ópera prima del director, rodada en blanco y negro, nos cuenta de manera no siempre lineal la arrebatadora historia de amor entre dos jóvenes autoexiliados de la sociedad convencional en un París entre tinieblas. Él sabe que ha encontrado al amor de su vida y luchará por alcanzarlo a pesar incluso del rechazo inicial de su amada, que por otra parte es una suicida potencial. El monólogo al telefonillo es de lo mejor y más intenso que he visto en mucho tiempo. Cautiva y seduce.

12 comentarios:

  1. me lo leere poco a poco... pero por ahora me quedo con:
    "Cine para adolescentes que sólo los adultos que crecieron leyendo cómics de superhéroes pueden disfrutar. No es mi caso, tal vez ahí está el problema. Pero persisto en el intento."

    Gracias por el intento! ;)
    un abrazo

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    1. Ahí sigo Migue, siempre intentándolo, que no se diga... Con amigos como tú y Fernando no puedo desechar sin más algo que defendéis con tanta pasión (aunque el cine no siempre os devuelva lo que os gustaría ver en pantalla grande)

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  2. Hola, Pepe, fliz año nuevo. Son muchas, y unas las he visto y otras no, y, de las que he visto, en unas estoy de acuerdo contigo y en otras no o no tanto, así que sería imposible entrar a fondo, por lo que me quedaré en un detalle: celebro que tú también bajes del pedestal en el que no sé muy bien por qué subieron a la insufrible y pretenciosa "Buried", única película de mi vida en la que me he dormido y de la que creo que hablé en mi blog. No te beso porque no llego.

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    1. Recuerdo lo que dijiste en tu blog de ella aunque por entonces yo aún no la había visto. Corroboro palabra por palabra lo que entonces escribiste, claro.
      Un abrazo

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  3. Otra cosa: veo el comentario de Miguel y supongo que se refiere a "Spiderman", así que puntualizo: yo soy un adulto (ejem, algo pasadito ya) que creció no leyendo, sino devorando tebeos; en tiempos fui un auténtico experto en los superhéroes de la Marvel y me encataba Spiderman, que en los tebeos era un cachondo; quizás por esto último, no aguanto las películas de Spiderman, que me parecen ñoñas, sentimentales y superaburridas. Supersaludo para ambos.

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  4. Fernando es como es, y defiende con pasión hasta el pincho de tortilla de las once. Aún así le doy la razón. El problema no son los universos Marvel o DC, sino las castañas en que los convierten al trasladarlos a pantalla grande.

    De las que he visto salvaría las adaptaciones de Hellboy, la primera de Iron Man, y aquellas que se hicieron con menos pretensiones y menos publicitadas como La Sombra o The Phantom, que son peliculillas de aventuras que se dejan ver y punto. Watchmen, otra de la que os he oído maravillas, aún no la he visto, y además no la seguía en cómic.
    Destacables también Sin Citi o V, pero son más personales, más cómic de autor.

    Muy de acuerdo, Pepe, con las opiniones sobre la mayoría de las películas que he visto de todas las que citas. Para no extenderme demasiado, hay que tener narices para ver Buried o La vida de Pi.

    Ni harto de Jack Daniel's vería las "andanzas" de un tío metido en un ataud, o la odisea de un memo compartiendo salvavidas con un tigre. Ya no tiene uno cuerpo para perder el tiempo en tonerías, con la cantidad de buen cine que me queda por ver o revisar.

    Un abrazo, Pepe, y que viva el cine, aunque sea de Superhéroes.

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  5. Totalmente de acuerdo con algunas castañas, lease Daredevil, Elektra, Batman y Robin, Catwoman,Superman returns, Spiderman 3 o esta última, amazing spiderman, la primera de Hulk, los 4 F 1 y 2 y más que hay... Infumables.

    Luego hay algunas pasables que no mencionaré por eso de la pasión con que me trago cualquier cosa que me haya leido de pequeño y por no echar leña al fuego.

    Y luego está donde defiendo el pincho de tortilla de las 11. Los Vengadores, grandísima peli de superhéroes con personajes bien construidos y desarrollados, con una personalidad muy definida (que ya llevan madurando en sus pelis en solitario varios años)y muy fieles a todos esos comics que aún hoy sigo coleccionando mes a mes. Se nota que han sido tratados con cariño por un director-fan que los conoce. Me tuvo pegado al asiento disfrutando de cada escena. Los diálogos son geniales y las relaciones que se establecen entre los personajes, totalmente verosímiles basándose en la personalidad de la que hablaba antes. Además me parece un gran acierto ir insertando pistas aquí y allá en las pelis de cada uno de los protagonistas ya que de este modo Marvel ha conseguido crear en el cine un universo parecido al de los comics en el que un suceso importante en una peli se nota en todas las demás. Todavia me parto con el discurso de Loki a Hulk. ¿Pero cómo se te ocurre tronco? jajajajaja. Hombrecillo insignificante.

    ¿Será buena la peli o seré muy friki? yo creo que un poco de las dos cosas. Mientras lo discutís yo estoy esperando que Thanos llegue a la tierra agarrado al sillón.

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  6. Hola a todos. Gracias Pepe por todo este trabajo, ya he tomado nota de esas pelis que no he visto o que no conocía para verlas. Por seguir con el tema de las adaptaciones de cómic, la verdad es que no acaban de funcionar, quizás esto quiera decir que el lenguaje del cómic y del cine son más diferentes de lo que parecen a prionri. Parece que para dignificar un cómic haya que convertirlo en otra cosa (cine) o que cuando un cómic cobra relevancia haya que trasladarlo a otro lenguaje para que la gente lo consuma en masa. Yo creo que no debería ser a si, aunque también es cierto que no me pierdo casi ninguna de estas adaptaciones, que me decepcionan casi siempre. De todas las que he visto la que más me ha gustado a sido Watchmen, quizá porque el cómic me pareció un tanto pesado y el dibujo de Gibbons no me acaba de gustar. Cuando un cómic me gusta mucho la peli me acaba sobrando, pero seguiré viéndolas de eso estoy seguro. Cuando algo te gusta (el cine) se lo perdonas casi todo.
    Por cierto, este jueves a las 17:30 en la filmoteca echan Blade Runner, no tengo nada más que decir.
    A ver si nos vemos, prometo hablar solo de tías, fútbol y cine. Un abrazo.

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  7. Feliz año, Pepe. Soy Marián. Me alegra volver a leerte. Echaba de menos tus entradas. Un saludo entrañable desde las tierras medias, Colmenar.

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  8. Bueno, bueno... A excepción de Migue y Pablo, este post se está convirtiendo ya en un reencuentro digital "colmenarete"... Un gusto veros a todos por aquí, por supuesto

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  9. A la mayor gloria del mejor superheroe de todos los tiempos: TAJ-MAN.

    Un abrazo a todos.

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  10. Fui a ver "Vida de Pi" para enterarme de cómo habían adaptado una novela que leí hace ya bastantes años y me impresionó. Analiza la mentira, las personalidades, falsas, la ficción en general pero también la crueldad, el afán de supervivencia por encima de todo y otras muchas cuestiones afines. Lo que viene a decirnos es que el tal Pi no es el chico encantador e inocente que aparenta, sino un desalmado que se ha cargado a todo el mundo, quién sabe cómo, consiguiendo quedarse solo en el bote y sobrevivir así mucho más tranquilamente. El tigre que iba en el bote es él realmente, lo demás no es más que una fantasía suya que inventa para tranquilizar a los que le interrogan. Solo cuando le insisten proporciona una nueva versión.

    Lo que ocurre es que la película menciona esto como de pasada, quizá para que no nos enteremos. Yo iba precisamente para eso, por eso me enteré, si no, probablemente pensaría como vosotros.

    He escrito un post sobre peli/novela porque me extraña mucho no haber leído nada sobre el particular. Estoy deseando conocer opiniones, sobre todo de los que también han leído el libro.

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