19 octubre 2013

Respirar

La cosa está jodida, esta crisis no es como las otras, así la llamas tú también, crisis, aunque no tengas muy claro lo que eso significa. Pero es algo serio, seguro, la cara de tu madre no te tranquiliza como otras veces, no es capaz de ocultar su miedo, te mira, casi te grita cuando te pregunta cómo te sientes, es de madrugada, estás sentado en el salón, apenas puedes contestar, te acurrucas sobre los sillones, tu pequeño cuerpo se hace un ovillo, te sientes pequeño, tan pequeño, la casa parece vacía, todos duermen, Migue seguro que también, qué suerte, piensas… Aparece también por allí tu padre, con gesto serio, y eso es algo insólito, anormal, pero no hay tiempo para análisis profundos, sólo eres capaz de pensar ya en una sola cosa, sólo tienes un objetivo, primario, elemental: has de conseguir oxígeno, más oxígeno, en cada bocanada, en cada aspiración, y para ello debes poner en marcha todo tu cuerpo, cada parte de él, aunque los libros de ciencias digan que no sirven para ello. Respirar, una vez, y otra, y a ser posible otra vez más. Te pones a trabajar en ello, con cada músculo, con cada órgano, a través de cada uno de los poros de tu piel. Los obligas a dejar su actividad habitual para centrarse en lo único importante, respirar, como sea, una vez, y otra, y otra más, respira, aspira, espira, vive, no abandones. Tu madre ya no está contigo. Crees entender que ha ido a buscar a un médico. Comprendes que no le dará tiempo. Miras a tu padre, acongojado, y tras un segundo cierras los ojos, exhausto. Notas cómo te levanta y te lleva hasta la terraza. Te asomas al cielo, de nuevo en pie, fascinado por las estrellas mientra sientes el aire frío entrando en tus pulmones. Acompasas tu respiración al latido de tu corazón, sientes que por fin recompones el equilibrio, poco a poco, con enorme esfuerzo. Miras al infinito y la  noche decide por fin darte una tregua. Hoy no vas a morir. No toca. Respira, chaval. Es hora de dormir.

4 comentarios:

  1. Decía Elias Canetti( Premio Nobel de Literatura):"El que respira, dice: tengo todavía todo por respirar. El infeliz, dice: tengo todavía lugar para las desdichas de los otros. El que ha muerto, nos dice: no conozco nada todavía, no puedo estar muerto." Detecto cierta melancolía y pesar en las palabras, pero también cierta esperanza brindada a lo que nos queda por vivir.

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  2. Curiosa esa lectura "meláncolica" que haces. No lo había pensado así.

    Saludos

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  3. ¿Fue así como decidiste hacerte astrónomo? Sería una explicación muy literaria.
    Raquel.

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    1. jeje... La verdad es que no, aunque como decía aquel periodista en la inolvidable película de John Ford "cuando la leyenda se convierte en realidad, imprime la leyenda"

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