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07 junio 2013

Megatertulianos, mentiras y tampodkas de riesgo

Hace un par de noches tuve el “placer” de asistir a un nuevo episodio protagonizado por algunos de esos megatertulianos que recorren incansablemente cada día las radios y televisiones españolas, iluminando al mundo con su singular sapiencia y preparación. Desbordados por su propio conocimiento e incapaces de contenerlo en los límites de sus cerebros, se ven en la obligación de compartirlo con nosotros tratando sin ningún problema lo divino y lo humano, lo político y lo social, lo económico y lo deportivo, lo cultural y lo científico. Saltando de un tema a otro con una facilidad pasmosa. Sin jamás permitirse un atisbo de duda, un momento de debilidad, un segundo de reflexión interior, de honestidad intelectual que les permita reconocer que hay algunos asuntos que no pueden tratar, de los que no pueden opinar porque, simplemente, no tienen ni puñetera idea. Pero hay que reconocer que es cuando aparece la ciencia, cuando se ven obligados a hablar de asuntos con ramificaciones científicas, cuando el chiringuito renacentista que tan dificultosamente intentan construir se les derrumba sin compasión encima de sus cabezas. Cuando de improviso, a traición, aparece en la tertulia algún tema de este tipo, se les nota que son incapaces de cambiar la plantilla que usan para debatir los demás asuntos y se precipitan al vacío sin posibilidad de salvación. Es, curiosamente, cuando mejor podemos advertir su impostura habitual, sirviendo además de reflejo del deplorable analfabetismo científico en el que vive inmersa nuestra sociedad.

Situémonos: estamos ya finalizando la tertulia de La Brújula, en Onda Cero, el programa que dirige Carlos Alsina, que ha pedido opinión de un último asunto a sus megatertulianos a cuenta de una propuesta del Ministerio de Sanidad para que se multe a los padres cuyos hijos adolescentes tengan intoxicaciones etílicas con cierta asiduidad. Después de haber arreglado la economía, la política y la judicatura de nuestro país, nuestros chicos están crecidos y no tienen duda alguna de que también pueden solucionar el problema del alcoholismo juvenil. Ese problema que cada año “sorprende” a los españoles. Desde hace más de veinte años.

Tras haber sentado las bases sobre cómo debe arreglarse este problema para siempre, Carlos Alsina lee sobre la marcha un tuit o mail enviado por una seguidora del programa que nos advierte sobre la (según ella) “moda que se ha extendido entre los adolescentesde emborracharse introduciéndose tampones empapados en alcohol en su cuerpoAlsina que, pudoroso, omite donde se introducen estos tampones, no sólo lee el mensaje, no sólo no cuestiona la información un segundo, no sólo no duda sobre la posible veracidad de lo afirmado, sino que da la información por buena de inmediato, la convierte por lo tanto en verdad mediática para sus miles de oyentes y le lanza el hueso a sus chicos, que no vacilan en lanzarse sobre él, hambrientos, deseosos de dar su opinión y de llegar a terribles conclusiones sobre la deriva social de un imperio occidental en evidente decadencia.
 
 
Después de que Alsina abra la puerta advirtiendo de “la moda” alcohólica juvenil actual, comienza el espectáculo. El hueso está en el aire y la jauría se lanza a por él: 

Megatertulianos (a coro): “sí, sí…

Por supuesto, son expertos, saben de todo, también de tampones, faltaría más, y sin son mojados en vodka, especialistas, incluso…

Megatertuliano1: “es una moda desgraciada que, efectivamente. […] sirve para acelerar…" 

Carlos Alsina: “…el efecto es inmediato, pasa directamente el alcohol a la sangre…

A ver, a ver, centrémonos, señores… ¿En serio saben de lo que están hablando? ¿No han oído hablar nunca de las leyendas urbanas, de los bulos que corren por la red? ¿Ni un vistazo rápido a informaciones serias como ésta, de Magonia, que nieguen la realidad del fenómeno? ¿No se pueden parar a plantearse un momento qué significa meterse un tampón con alcohol? ¿El dolor inmediato que debe producir? Algunas personas lo han hecho, para experimentar y contar lo que se siente (algo no demasiado satisfactorio, claro). Otras han recurrido a algo tan antiguo como el método científico y han hecho un experimento que demuestra la dificultad que supone introducir ese tampón en ningún sitio una vez absorbido el alcohol. Pero la experiencia no interesa cuando de lo que se trata es de construir noticias sensacionalistas que alarmen a la sociedad. Molan más. La ciencia les aburre. 

Megatertuliano2 (se da cuenta de que su compañero le está restando protagonismo, sabe que debe intervenir rápidamente, diciendo lo que sea, lo primero que le venga a la cabeza, rápido, rápido, alguna cosa que parezca inteligente, un apunte con sello propio…): "¡¡Esto en el caso de la chicas!!"

Qué capacidad la del tipo. Los tampones, aunque sirvan para emborracharse, deben ser sólo para las chicas… No parece poder imaginarse que tal vez un chico también se lo puede meter por el ano en busca de esa borrachera legendaria que están ellos mismos, los megatertulianos, divulgando (promocionando) sin base alguna. Tal vez pensarlo le genere alguna molestia inasumible en público a través de las ondas… ¡¡¡Ayy!!!, los tabús...

Megatertuliano1 (el tío la caza al vuelo… Al carajo el tema que se está tratando, en el fondo se la suda, pero si el comentario de su compadre sirve para atizar a las sociatas…):  …¡las jóvenas!...” (se ríe…).

Qué agudeza. Cuánta inteligencia. Qué fino sarcasmo… Volvamos a los tampones…

Carlos Alsina sigue a lo suyo y empieza a meterse en un berenjenal de cuidado: “…se introducen el tampón y la embriaguez es casi inmediata…

¿¿¿Cómo???  Era de esperar, cuando uno no sabe de lo que habla y no se informa termina diciendo tonterías… Al Introducirse tampones impregnados en alcohol en la vagina o en el ano es cierto que ese alcohol pasaría más rápido a la sangre que a través del aparato digestivo (como cuando se bebe), pero para embriagarte, para emborracharte, necesitas la misma cantidad de alcohol de siempre. El hecho de que pase más rápido a la sangre no significa que la concentración de alcohol en sangre vaya a ser mayor. Y eso, megatertulianos, es lo que te provocará la borrachera… Vamos, que el chico o chica que quiera disfrutar de semejante “fiesta alcohólica” va a tener que introducirse un montón de tampones en su cuerpo para llegar a la fase de la “exaltación de la amistad”… Si por el camino no acampa en el baño, claro, que es donde se va a pasar la mitad de la noche... Tampoco es cuestión de colocarse el tampón en público, ¿no?

Megatertulianos (a coro): “claro, claro… pasa a la sangre” (recordemos que según ellos,  eso provoca ya una borrachera inmediata).

Megatertuliano2 (de fondo, casi inaudible, ha tenido una ocurrencia y la quiere compartir): “…te metes el tampón en la nariz…"

Claro que sí, eso es rigor informativo y los demás son tonterías… El tío ha descubierto que no será por el ano pero que él mismo, tal vez, por la nariz, pueda conseguir un pedo interesante... Lo de que un tampón le quepa a alguien en los orificios de la nariz… En fin, ya sería cuestión de que haya existido un trabajo previo de zapa durante muchos años haciendo pellas en los semáforos…

Carlos Alsina se crece y se le empieza a ir el asunto de las manos: “...tu familia no te puede ver beber porque no has bebido…

Lo cual parece razonable. Sería complicado que te viesen beber (incluso agua) si no es porque realmente la bebes… Otra cosa es que se refiera a que no te ven beber alcohol, pero teniendo en cuenta que los adolescentes no suelen hacer los botellones en la calle de la casa de sus padres, me parece a mí que el comentario se desmorona por sí mismo…

Carlos Alsina: ...puedes hablar y no se te nota que estás bebida porque en el aliento no se te percibe...”

Joder. De lo mejor del corte. Están los tíos hablando de conseguir una borrachera de leyenda “acelerada e inmediata” y no se le ocurre a Alsina otra cosa que decir que la borrachera no se te notaría porque no te huele el aliento. En serio, qué nivel. Me parece a mí que cuando estás borracho hay otros muchos indicios que harían sospechar a cualquiera que llevas una encima de cuidado… ¿De verdad que hace falta que alguien te huela el aliento para comprobar que estás borracho?” Ufff... Tal vez los miembros de La brújula debieran ver este vídeo 

Carlos Alsina: “…esto tiene un riesgo elevadísimo…

Y tanto que lo tiene, pero no por lo que él piensa.… El riesgo es creerse estas historias sin reflexionar sobre el contexto científico que debe sustentarlas. El riesgo es más bien similar a pensar que comiendo chirimoyas te vas a curar de un cáncer. El riesgo es caer en el pensamiento irracional, en el pensamiento mágico, mediante el que se termina creyendo que las cosas ocurren misteriosamente, sin que haya explicación, o asumiendo falsas explicaciones fruto de una pobre formación científica. En siglo XXI. El riesgo del tampodka es físico por las lesiones que puede producir el alcohol en zonas muy sensibles del cuerpo humano. Lo demás son tonterías. Lo que sucede es que tampoco parece que sea verdad su historia, ni que sea una moda, ni que el fenómeno esté extendido. De hecho la información que la oyente da al principio y que Alsina reproduce sin contrastar (periodismo en estado puro), en relación a los casos que los hospitales de Asturias han tratado, ha sido desmentida por el Servicio de Salud del Principado de Asturias mediante un comunicado.

Megatertuliano1 (asevera, peloteando al jefe): “¡¡Elevadísimo!!...

Jajaja… ¡Qué crack! 

Megatertuliano1 (continúa): “…además es una aberración que suprime el posible factor placentero que puede tener la bebida, que es degustarla... es directamente ir… 

Megatertuliano2 (ahí, al quite, golpeando a placer la pelota que le ha dejado su compañero): "...¡¡¡Al coloque!!!..." 

El surrealismo invade las ondas. Casi da pena que alguno no esté lo suficientemente lúcido para parafrasear a Tierno Galván: “el que no esté colocado, que se coloque (el tampón)... y al loro”. En todo caso, los apuntes del megatertuliano2 aportan siempre un punto de intelectualidad abrumador.

Megatertuliano1 (empieza a forzarlo, desfallece, no sabe ya qué más decir, los recursos se le agotan…): “…es la utilización del alcohol como droga en estado puro

No te jode. Y cuando nos dan barra libre en las bodas estamos utilizando el alcohol como una infusión contra la ansiedad…

Carlos Alsina asiente, ya sin mucho entusiasmo… Está ya en otra cosa, ahora toca pasar a las noticias más relevantes de la prensa del día siguiente. La labor de servicio público ya está hecha. En minuto y medio han ayudado a divulgar una falsa noticia sobre un fenómeno que no parece que se esté produciendo en España y que, en todo caso, no se ajusta a ninguna de sus ideas preconcebidas que ellos tienen en relación a cómo afectaría al cuerpo humano. Periodismo de calidad. Periodismo al servicio ciudadano. Alarmismo barato sin base científica. Con dos cojones.

21 octubre 2010

Tontalaba

Ya expresé lo que pensaba sobre las "pulseritas mágicas" y sus portadores en un post anterior. Lo sangrante de este caso es que Leire Pajín es la nueva ministra de Sanidad. El analfabetismo de nuestros políticos nunca dejará de sorprenderme.

28 junio 2010

Tontolabas

Aparecen como setas. Están por todas partes. Proliferan especialmente en televisión. Pero también los ves en el metro, en el bus, por la calle. Nos invade una nueva generación de tontolabas. Heredera de otras en la historia. Desde el principio de los tiempos. Su idiocia me molesta, y me culpo por ello porque no debiera, al menos la suya no hace daño, salvo a la inteligencia

Estoy hablando de los portadores del plástico. Sí, de esos que llevan esas pulseras horteras de plástico cuyo precio de fabricación no debe superar los veinte céntimos y que están arrasando entre los tontolabas de este país. Se gastan cuarenta o cincuenta euros en una pulsera de plástico de colores chillones con un ¿holograma? que al parecer emite ¿frecuencias? que ¿reaccionan positivamente con el campo de energía del cuerpo?

Evidentemente es mentira. Tan sólo hace falta un ensayo científico de medio pelo para entender que carece de base científica el rollo ése de que mejora tu equilibrio y estabilidad corporal. Pero no es suficiente, porque la gente quiere creer, en lo que sea, y si encima se lo venden bien, lo convierten en un producto “cool” y consiguen que una serie de tontolabas famosos como futbolistas, presentadores de televisión e incluso tertulianos políticos aparezcan con ella en la muñeca, la moda se convierte en epidemia y los tontolabas de todo el país unen sus voces en una único grito, cuál vuvucela gigante, defendiendo su derecho a ser y parecer idiota. Y lo tienen. Es el derecho universal mejor reconocido en las sociedades de consumo modernas.

El problema es que he convertido a mi pesar, en una prueba irrefutable de que estoy ante un tontolaba, el hecho de ver a alguien con ella puesta. Y si encima intenta convencerte de que funciona, de que no sabe por qué, pero que él se siente mejor, no puedo más que confirmar en silencio mi diagnóstico. Y es peligroso. Porque la plaga se extiende y no sabe uno cuál será el próximo conocido que aparezca con una de ellas puesta y, sorprendido, descubras su verdadera identidad, ésa que siempre pretendió ocultar o tú nunca quisiste apreciar.