Ethan cabalga lentamente, con su sobrina entre sus brazos.
Se dirige al rancho de los Jorgensen. Tal vez el último lugar en el mundo que
pueda considerar un refugio, triste remedo del que durante un instante pensó
que podría volver a ser su hogar, el rancho de su hermano, el rancho de Martha,
antes de que primero el pasado y después la violencia destruyesen para siempre
lo que nunca fue otra cosa que un sueño equivocado, tan ingenuo como doloroso. Tal
vez durante un instante es capaz de vislumbrar la verdad, de asumir que su
tiempo llega a su fin. Que su existencia carece ya de ningún sentido. Nada
tiene que hacer, nadie a quien querer, nadie que lo necesite, sólo le resta
dejar pasar los días recordando lo que se fue, lo que dejó marchar, lo que
nunca se atrevió a intentar. Se siente viejo, terrible y desesperadamente viejo,
se sabe ya de otra época, pertenece a una realidad que ha de desaparecer para
que sus huesos sirvan como abono legendario de un país que le debe tanto como tanto
se siente ya avergonzado de él. Ha cumplido con su obsesión. Ha recuperado a
Debbie. Su enfermiza búsqueda del paradero de la última hija de la que fuera el
amor de su vida, la mujer de su hermano, Martha, ha llegado a su fin. No siente
satisfacción alguna, no puede sentirla, está muerto por dentro, desde hace mucho
tiempo, desde que miró con horror los restos ennegrecidos de aquellos cuerpos
humeantes. Años han pasado desde entonces, años de búsqueda perturbada, años
persiguiendo a una sombra que se le escapaba siempre entre los dedos, años
rastreando a Scar, siniestro reflejo de sí mismo. Ahora todo ha acabado. Scar
está muerto. Como él. Aunque aún respire. Baja del caballo y camina hacia la
puerta del rancho con Debbie aún entre sus brazos. La deposita con delicadeza
en el suelo para que el matrimonio Jorgensen pueda hacerse cargo de ella y
acompañarla a través de la puerta, con cariño, hacia el hogar, hacia ese hogar
fuera de plano, oscuro, en negro, que no vemos pero que como espectadores percibimos
trascendente. Esa puerta es la divisoria final, la frontera entre el pasado y
el futuro, entre un tiempo que se fue y otro que está llegando. Ethan se
aparta, deja paso a Martin y a Laurie, jóvenes dispuestos a dejar atrás traumas
de generaciones pasadas, que ni notan su presencia, que parecen haber olvidado ya
su existencia. El tiempo se dilata. Es entonces cuando Ethan parece mirarnos, desafiante, durante un instante, a nosotros. Nos
mira desde el pasado y no espera nada, nada nos pide, no le importa
nuestro juicio, en absoluto. Nos da la espalda y se aleja, bamboleante. De
vuelta a un pasado que ya no existe.
19 abril 2014
08 abril 2014
Contramanifiesto por el cierre de nueve canales de la TDT (o por qué las leyes y las sentencias están para cumplirse)
España, el país de las libertades amenazadas… ¿Está usted de acuerdo? Imagino
que sí, pero igual, cuando piensa en las amenazas a esas libertades ni se le
ocurriría considerar que según la visión apocalíptica de Vertele, una de esas
terribles amenazas que nos acecha es la pérdida de una serie de canales de la TDT
que están en manos, fundamentalmente, de A3Media y Mediaset, esos adalides de
la pluralidad mediática, esos campeones de la información objetiva e imparcial.
Aquí transcribo y comento el manifiesto mediante el que la web en cuestión
clama, desesperada, por una movilización ciudadana que obligue a dar marcha
atrás al Gobierno y lo obligue a revocar esta decisión presuntamente
liberticida. Los pelos como escarpias, la
emoción desbordada, la indignación a flor de piel… Sí, lo entiendo, se ha despertado finalmente
en usted el animal que lleva dentro, ésta es la gota que desborda el vaso,
hasta aquí podíamos aguantar: ni los desahucios, ni la precarización del
empleo, ni el rescate bancario, ni el paro sistémico, ni la dramática reducción
del estado de bienestar… Nada, nada es comparable a esto… ¡Maldita sea! ¡Malditos sean!... En fin, analicemos en
profundidad el manifiesto:
Vertele se manifiesta en contra del cierre, instado por el Gobierno, de
nueve canales de TDT que deben desaparecer, como muy tarde, el próximo seis de
mayo.
Según lo anunciado por el Ministerio de Industria, tras una sentencia
judicial del Tribunal Supremo, Atresmedia tendrá que clausurar tres canales,
Mediaset deberá cerrar otros dos, al igual que Veo TV y Net TV. Por ello corren
peligro de desaparición canales como Nitro, Xplora, laSexta3, LaSiete o Nueve
entre otros.
Pues mal empezamos… ¿Qué significa eso de “cierre instado por el Gobierno
[…] tras una sentencia del Tribunal Supremo”? Resumamos para el lector
interesado lo que puede leer aquí y aquí con detalle: el Gobierno, si termina cerrando
esos canales (algo que hay todavía que ver) se limitaría a cumplir una
sentencia del Tribunal Supremo que establece que la adjudicación que hizo en su
momento el Gobierno de Zapatero sin concurso público de estos canales de la TDT fue ilegal. Vamos, que se
trató de un dedazo indecente que contravenía la legislación vigente. Pero
claro, igual esto no le importa una mierda a Vertele (parece lógico pensar que en este caso ejerce de marioneta sin complejos de Mediaset y A3Media) que ignorando decisiones judiciales y el obligado cumplimiento de las leyes en vigor
parece preferir que sus lectores consideren que los canales se cierran por una decisión arbitraria del Gobierno… Detallitos intrascendentes…
Por todo ello Vertele ha decidido liderar un movimiento contra el cierre de
canales, para evitar el apagón, basado en los siguientes razonamientos:
Venga, va, reconózcalo, lo de
“liderar un movimiento contra el cierre de canales” le ha llegado, lo ha
emocionado, se ha sentido usted embargado por el poder de la subversión de una
simple web que, como un Espartaco digital, se levanta contra el poder
totalitario de un Gobierno intervencionista y fascista que se arroga el derecho
de limitar las voces libres que el ciudadano puede escuchar… Suspiro profundo, mirada al
infinito, tremenda satisfacción interna. Es evidente, se constata, es usted un
libertario. Y A3Media y Mediaset son sus profetas.
- Los ciudadanos usuarios de televisión verán reducida la oferta actual en
un 37,5%, perdiendo una oferta gratuita de contenidos televisivos como
documentales o películas.
Ya se sabe que lo bueno de las estadísticas idiotas es que uno después puede interpretarlas como le de la gana. Para Vertele el
cierre supondría la pérdida de casi el 40% de la oferta actual. Un terrible drama. Para la mayoría
de españoles supondría la desaparición de una serie de canales que sobreviven a
base de refritos, reposiciones, material enlatado, películas repetidas hasta
la extenuación, teletienda e infames programas de tarot. Canales que habitualmente apenas duran unos segundos conectados
antes de que el sano ejercicio del zapping decida dejarlos atrás una vez más.
Con razón.
- Los espectadores, que tuvieron que hacer un gasto económico para hacer la
transición hacia la TDT
y modernizar sus televisores o receptores, ven ahora cómo la oferta se reduce
sin que se disponga de ninguna información de las intenciones futuras del
Gobierno.
- La desaparición de estos canales reduce también la pluralidad en los
medios de este país.
Hay que reconocerlo: hay que tener mucha jeta para defender lo anterior y mantener la compostura como si de verdad se creyese lo que se dice. Descojone general… ¿Que "la oferta se
reduce"? ¿Pero de qué oferta están hablando? ¿Que se pierde pluralidad? ¡Pero si casi hay ya hoy menos diversidad y pluralidad informativa en la televisión que a principios de los 90! ¿Dónde están los nuevos formatos? ¿Dónde está el riesgo
empresarial? ¿Dónde está la inversión en nuevas ideas? ¿En qué canales tiene cabida la pluralidad de voces que conforman nuestra sociedad? ¿En qué canales se emite otra cosa que no sea entretenimiento huero e insustancial? Los de Vertele deben estar de coña. Estos canales que se mencionan (salvo alguna saludable excepción) sólo sirven para
encontrar un hueco a producciones y programas convencionales que en general
entrarían dentro de cualquier definición amplia de telebasura.
- La industria de la producción y de los servicios de televisión, golpeada
con dureza por la crisis, volverá a verse afectada por esta medida.
- La desaparición de cadenas de televisión provocará la pérdida de puestos
de trabajo, tanto directos como indirectos, en productoras, estudios de
grabación, grafismo, doblaje, montaje, atrezzo, maquillaje, estilismo, guión,
realización, operación de cámara y limpieza.
Utilizar la potencial pérdida de puestos de trabajo debido al cierre de
estos canales como elemento de presión social supone tal vez la mayor vileza de
este manifiesto cínico, hipócrita y manipulador. Porque no recuerdo que Vertele
ni los que ahora difunden (¿e impulsan?) dicho manifiesto (A3Media y Mediaset) hayan
utilizado ninguno de sus altavoces mediáticos para denunciar la terrible
precarización del periodismo y la industria audiovisual de nuestro país. Ni
para denunciar los despidos, las reducciones de sueldo, las horas extras no
pagadas. Ni para mostrar el miedo, ese puto miedo que el Gobierno, ése al que ahora critican, ha provocado con sus reformas laborales en todos
los trabajadores privados de este país.
-Por estas razones nos manifestamos contra el apagón de los canales de TDT y
pedimos a las autoridades competentes:
- Que se subsane, por una vía distinta a la del cierre total de canales de
televisión, los errores formales que provocarán la desaparición de estos nueve
medios de comunicación, tal como ha hecho ya el Gobierno en otras ocasiones.
Invitamos a todas las personas afectadas a sumarse a esta iniciativa.
También lo hacemos a entidades, empresas y colectivos sociales a los cuales
rogamos que apoyen esta petición.
¿"Errores formales"? Al dedo de dios (aka Zapatero) lo denominan errores
formales, eludiendo de manera tramposa el trasfondo de la sentencia ya comentada del
Tribunal Supremo, que obliga al cierre de esos nueve canales porque fueron adjudicados sin el obligado concurso público. Si hay pocas
dudas ya de algo en este país es de lo bien que funciona el nepotismo, las influencias y el poder de las
grandes empresas para conseguir prebendas de las Administraciones públicas. Y ahora, además, apelando de formar torticera a las emociones primarias, pretenden que los ciudadanos las ayuden a saltarse las leyes y las sentencias judiciales sirviendo como soldados rasos en la defensa de sus intereses privados
Final: tal vez lo más
deporable del manifiesto es cómo obvia que el cierre de estos canales por mandato
judicial no conlleva la irremediable desaparición de la posibilidad de nuevos canales. Lo que hace es abrir la puerta a la convocatoria de un nuevo concurso público en el que las empresas interesadas podrían pujar en igualdad de condiciones
por unas licencias televisivas que estaban hasta ahora, según el Tribunal Supremo, ilegalmente en manos de A3media, Mediaset, Veo TV y Net TV. De manera que, si usted es capaz de sobrellevar el ruido mediático que Vertele va a conseguir gracias a la difusión "casual y desinteresada" de su manifiesto por todas las televisiones privadas, tendrá que pararse a reflexionar sobre la estomagante capacidad que tienen los poderes mediáticos para conseguir que sus intereses económicos parezcan también algo fundamental por lo que la ciudadanía debe luchar. Hasta este momento ya llevan 4000 firmas... ¿En serio que usted también los va a apoyar?