¿Cómo
conseguir que un alumno comprenda que nada gana con focalizar su energía
adolescente en negar el aprendizaje que le propone la escuela?
Vivimos en un
tiempo en el que el antiintelectualismo se ha infiltrado en todas las capas
sociales, el conocimiento se banaliza y la persona instruida en cualquier saber
debe disfrazarse coloquialmente de "friki" para poder sobrevivir en
su entorno social. Solo deslumbra el que alcanza el éxito, aunque sea debido a
la futilidad más absurda. Lo racional ha perdido de nuevo la batalla, no solo
contra lo emocional sino también contra una frivolidad hedonista que provoca
arcadas. Se desprecia sin tapujos cualquier amago de conocimiento demostrado,
de dato contrastado o de opinión argumentada. No hace falta saber, dicen. Y llevan
años intentando trasladar ese lema, propio de imbéciles, a la escuela. Se
denuesta la "transmisión de conocimientos" (¡anatema!) cuando es la
única manera de ser leales con las nuevas generaciones, para que maticen su
arrogante (y natural) adanismo adolescente con la comprensión de una historia
previa a su vidas donde se ofrecieron muchas posibles soluciones a muchas de
las preguntas y desafíos intelectuales y vitales a los que ellos se han de
enfrentar. No se trata de acotar esas soluciones, sino de ampliar los horizontes
de las posibles respuestas.
Potenciar la
creatividad no puede convertirse en dilatar de manera dramática esa época de la
infancia en la que se le aplaude de manera exagerada al niño cualquier
actividad supuestamente artística u ocurrencia inesperada. Cuando para cada
padre su hijo parece ser el más ingenioso, perspicaz y curioso de la manada. La
enseñanza en la adolescencia nos obliga a hacerles comprender a los alumnos la
importancia de conjugar el principio de realidad con el principio de deseo, desintoxicarles
de equivocadas percepciones de esa realidad que hasta ahora, en muchos casos,
ha estado supeditada a sus caprichos infantiles, y permitirles conocer sus
limitaciones para aprender a trabajar sobre ellas, para mejorar y avanzar en su
formación académica e intelectual. Pero claro, todo eso es demasiado prosaico
para muchos padres que convirtieron a sus hijos en neojuguetes emocionales durante
demasiado tiempo y no están preparados para ningún contratiempo, ni para que
nadie les venga a decir que sus retoños no son esas lumbreras que ellos
creyeron criar. Esos padres, las nuevas formas de ejercer la paternidad, los pijopadres de
clase media y media alta se han convertido en una variable trascendente en la absurda
deriva en la que está inmersa la educación en la actualidad. Su manera
esencialista de entender la crianza se ha infiltrado sin solución en el debate
educativo, y cualquiera de sus absurdas reivindicaciones (como la ridícula y sonrojante campaña "antideberes")
encuentra rápidamente altavoces mediáticos financiados, en último lugar, por un
sector privado ansioso por aumentar sus
beneficios en el apetitoso ámbito de la educación reglada.
¿Quiénes son los que nunca aparecen en estos debates? Los padres de las clases populares.
Cuyos hijos serían los verdaderamente perjudicados si estas distopías de
perversa felicidad educativa se hiciesen realidad. Nadie los representa jamás en estas discusiones. Significativo.
Desde hace ya
muchos años se identifica de manera deshonesta y artera "transmitir
conocimiento" con una escuela decadente, del "siglo XIX",
mientras que "potenciar la creatividad" del alumno, aunque nadie sepa
exactamente qué significa eso, ni qué resultado real se obtiene de ello, supone
transitar hacia una luminosa modernidad, hacia un cambio de paradigma
pedagógico. Es triste constatar el fracaso de muchos de los profesores que intentan
aplicar, en la dureza diaria de las aulas, los delirios de los gurús
pedagógicos habituales en las charlas TED. En las redes y en sus discursos se
muestran como fanáticos defensores de esas nuevas pedagogías, tan creativas y
tan empáticas. Presumen de minusvalorar aprendizajes concretos de sus materias
para priorizar las clases-evento (algunos incluso fardan en los periódicos de
comer sandías en sus clases como forma de provocar extrañamiento en sus
alumnos), que después difunden de manera compulsiva por redes sociales para
satisfacer su vanidad y reforzar posiciones en la tribu. Tras el espejismo suele
aparecer la cruda realidad, cuando se enfrentan a la aspereza diaria del aula
de la enseñanza pública, a grupos de alumnos no seleccionados, sin motivación
intrínseca, sin intereses manifiestos, disruptivos no por naturaleza sino, en
general, por un indecente determinismo
socioeconómico (eso de lo que nunca les gusta hablar). Y demuestran su
incapacidad docente. En el fondo, como la de gran parte del resto de su
compañeros profesores. Porque en el día a día del aula es tremendamente
complicado hacerlo bien. Incapacidad para empatizar. Incapacidad para conseguir
aprendizajes significativos. Incapacidad incluso para mantener en sus aulas un
clima de convivencia aceptable. Incapaces. Inútiles en su labor. He sido
compañero de algunos de estos profes-gurús. He sido testigo de cómo intentaban
implantar en sus horas de tutoría un sucedáneo de mindfulness mientras los alumnos se reían a
sus espaldas y contaban cómo se dormían en esas clases y se descojonaban de la
influencia intelectual del profesor en cuestión. Nada más ridículo que su
fracaso diario. Pero no por el propio fracaso (el éxito nunca dependió tan solo
de ellos), sino por las pretensiones y el desdén hacia otras prácticas
"menos innovadoras" implícitos en sus discursos. Porque el problema
de planteamientos maximalistas como los que defienden es que el fracaso no se
contempla, no es posible. Porque ellos son rompedores, dinámicos, cercanos,
líderes, guías, innovadores. Ellos son ese tipo de docente que yo describo como
"profesor onanista": no dejan de hacer cursos, de
"formarse", de preparar "dinámicas", actividades
rompedoras... Solo tienen un problema, un obstáculo, un impedimento: la
realidad. Sus alumnos, tras su clases, no muestran cambio significativo alguno.
Y si, finalmente, su labor impacta de alguna manera en ellos, habría que delimitar
si ello depende de sus técnicas pedagógicas o de su carisma. Y qué jodido
resultaría tener que constatar que esa influencia, la del carácter, es lo
trascendente. Porque echaría por tierra la construcción del nuevo imaginario
pedagógico.
Durante lo últimos tiempos asistimos a una anómala y extraordinaria difusión mediática de todo tipo de prácticas pedagógicas alternativas que rozan el delirio. Un ejemplo de ellos es la serie de artículos que la periodista Ana Torres Menárguez publica en El País bajo el paraguas de "innovación educativa" y que, curiosamente (no es casualidad, seguro) se publican en la sección de Economía del diario. En ellos podemos encontrar lo que, en un primer momento, podemos considerar tan solo insensateces sin valor a las que nadie medianamente racional podría hacer mucho caso: "El profesor del siglo XXI tiene que enseñar lo que no sabe"; "el profesor ya no tiene valor como transmisor de información. Ahora lo que tiene que hacer es diseñar nuevas experiencias de aprendizaje"; "en la escuela se aprende a través de la memorización, sin pensar". Prácticamente cada día aparece un nuevo sabio dispuesto a aportarnos luz (difusa). Este, en el ABC: "el conocimiento en Lengua, Matemáticas, Ciencias y Humanidades está en Internet, los jóvenes tienen que hacer cosas prácticas en el colegio". El primer impulso del que conoce la educación desde dentro, desde las aulas de la educación obligatoria, es desdeñar afirmaciones idiotas como las anteriores. El primer impulso es la risa incrédula. Pero deberíamos andar con cuidado porque detrás de la proliferación de críticas a la docencia realista y pragmática que tiene resultados (por supuesto mejorables) y ha permitido posibilidades de futuro a miles de alumnos no se intuye un intento de mejora de lo existente, sino su sustitución por ensoñaciones intelectualmente propias del pensamiento mágico que, en el fondo, enmascaran el último intento del sector privado por dirigir y capitalizar la "modernización" pedagógica de nuestras aulas y nuestros profesores.
Yo soy profesor de la ESO y Bachillerato. Nunca seré uno de esos grandes profesores que promociona la Fundación Atresmedia. Afortunadamente. Tampoco hago videos de Youtube. Considero lo del flipped classroom una extraordinaria memez que, en muchos casos, provoca vergüenza ajena y que, en todo caso, aleja al alumno del elemento clave de la enseñanza presencial: la posibilidad de interpelar directamente a su profesor cuando no comprende algo. Creo que el Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) puede resultar útil para aprendizajes concretos, pero resultan evidentes sus limitaciones para una formación profunda y reflexiva por el tiempo disponible para cada materia. Es clave entender que no existen soluciones mágicas en esto de la educación pero que, por supuesto, no se puede desdeñar el uso de nuevas estrategias de aprendizaje si resultan útiles, provengan de la corriente pedagógica que provengan. No conozco un solo profesor al que le preocupe su profesión que no modifique cada año sus clases buscando nuevas maneras de llegar a sus alumnos. Pero en estos tiempos oscuros resulta fundamental posicionarse y defender con enorme firmeza la importancia de los contenidos. Se está transmitiendo en la actualidad un absurdo y peligroso desprecio por la adquisición de conocimientos. Y en esa trinchera nadie me encontrará jamás. Yo doy clases. A la vieja usanza. Y transmito conocimientos (¡anatema!). Doy "clases magistrales" (bueno, ya me gustaría que fueran magistrales). Y lo haga mejor o peor soy consciente cada día de que es inevitable cierto nivel de fracaso. Porque yo fracaso. Todos los días. Desde hace años. Desde que empecé a dar clases. Incluso aunque las clases funcionen. Siempre hay algunos alumnos que se perderán por el camino. Que no entienden que aprender implica motivación y emoción, sí. Pero también esfuerzo. Y constancia. Pero es que, además de lo que hagamos mis alumnos y yo, también existe el contexto socioeconómico y familiar en el que se desarrolla la vida del alumno. Y ese factor tiene una importancia esencial, acrecentada por los recortes, los aumentos de ratios y la segregación sociológica que provocan programas como el bilingüismo en Madrid. Porque el fracaso educativo es una realidad que no va a desaparecer. Pero no afecta a todos por igual. No afecta por igual a los hijos de la clase media que a los hijos de las clases populares. Y no es casualidad. Y esa es la lucha a la que yo he decidido dedicar mi vida laboral. No soy un mercenario ni tampoco me considero tan solo un profesional de la educación pública. Si hacen bien su trabajo entiendo a los primeros y respeto a los segundos. El cementario educativo está repleto de bobaliconas vocaciones sentimentalmente equivocadas. Yo soy un convencido. Un entusiasta. Creo realmente en la importancia de mi labor, a pequeña escala, en la vida de los cientos de adolescentes a los que ya di clases. Cada loco con su tema.
Durante lo últimos tiempos asistimos a una anómala y extraordinaria difusión mediática de todo tipo de prácticas pedagógicas alternativas que rozan el delirio. Un ejemplo de ellos es la serie de artículos que la periodista Ana Torres Menárguez publica en El País bajo el paraguas de "innovación educativa" y que, curiosamente (no es casualidad, seguro) se publican en la sección de Economía del diario. En ellos podemos encontrar lo que, en un primer momento, podemos considerar tan solo insensateces sin valor a las que nadie medianamente racional podría hacer mucho caso: "El profesor del siglo XXI tiene que enseñar lo que no sabe"; "el profesor ya no tiene valor como transmisor de información. Ahora lo que tiene que hacer es diseñar nuevas experiencias de aprendizaje"; "en la escuela se aprende a través de la memorización, sin pensar". Prácticamente cada día aparece un nuevo sabio dispuesto a aportarnos luz (difusa). Este, en el ABC: "el conocimiento en Lengua, Matemáticas, Ciencias y Humanidades está en Internet, los jóvenes tienen que hacer cosas prácticas en el colegio". El primer impulso del que conoce la educación desde dentro, desde las aulas de la educación obligatoria, es desdeñar afirmaciones idiotas como las anteriores. El primer impulso es la risa incrédula. Pero deberíamos andar con cuidado porque detrás de la proliferación de críticas a la docencia realista y pragmática que tiene resultados (por supuesto mejorables) y ha permitido posibilidades de futuro a miles de alumnos no se intuye un intento de mejora de lo existente, sino su sustitución por ensoñaciones intelectualmente propias del pensamiento mágico que, en el fondo, enmascaran el último intento del sector privado por dirigir y capitalizar la "modernización" pedagógica de nuestras aulas y nuestros profesores.
Yo soy profesor de la ESO y Bachillerato. Nunca seré uno de esos grandes profesores que promociona la Fundación Atresmedia. Afortunadamente. Tampoco hago videos de Youtube. Considero lo del flipped classroom una extraordinaria memez que, en muchos casos, provoca vergüenza ajena y que, en todo caso, aleja al alumno del elemento clave de la enseñanza presencial: la posibilidad de interpelar directamente a su profesor cuando no comprende algo. Creo que el Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) puede resultar útil para aprendizajes concretos, pero resultan evidentes sus limitaciones para una formación profunda y reflexiva por el tiempo disponible para cada materia. Es clave entender que no existen soluciones mágicas en esto de la educación pero que, por supuesto, no se puede desdeñar el uso de nuevas estrategias de aprendizaje si resultan útiles, provengan de la corriente pedagógica que provengan. No conozco un solo profesor al que le preocupe su profesión que no modifique cada año sus clases buscando nuevas maneras de llegar a sus alumnos. Pero en estos tiempos oscuros resulta fundamental posicionarse y defender con enorme firmeza la importancia de los contenidos. Se está transmitiendo en la actualidad un absurdo y peligroso desprecio por la adquisición de conocimientos. Y en esa trinchera nadie me encontrará jamás. Yo doy clases. A la vieja usanza. Y transmito conocimientos (¡anatema!). Doy "clases magistrales" (bueno, ya me gustaría que fueran magistrales). Y lo haga mejor o peor soy consciente cada día de que es inevitable cierto nivel de fracaso. Porque yo fracaso. Todos los días. Desde hace años. Desde que empecé a dar clases. Incluso aunque las clases funcionen. Siempre hay algunos alumnos que se perderán por el camino. Que no entienden que aprender implica motivación y emoción, sí. Pero también esfuerzo. Y constancia. Pero es que, además de lo que hagamos mis alumnos y yo, también existe el contexto socioeconómico y familiar en el que se desarrolla la vida del alumno. Y ese factor tiene una importancia esencial, acrecentada por los recortes, los aumentos de ratios y la segregación sociológica que provocan programas como el bilingüismo en Madrid. Porque el fracaso educativo es una realidad que no va a desaparecer. Pero no afecta a todos por igual. No afecta por igual a los hijos de la clase media que a los hijos de las clases populares. Y no es casualidad. Y esa es la lucha a la que yo he decidido dedicar mi vida laboral. No soy un mercenario ni tampoco me considero tan solo un profesional de la educación pública. Si hacen bien su trabajo entiendo a los primeros y respeto a los segundos. El cementario educativo está repleto de bobaliconas vocaciones sentimentalmente equivocadas. Yo soy un convencido. Un entusiasta. Creo realmente en la importancia de mi labor, a pequeña escala, en la vida de los cientos de adolescentes a los que ya di clases. Cada loco con su tema.
Espero que mis alumnos, en el futuro, me recuerden con cariño. Que consideren que siempre los respeté y que siempre estuve ahí para ayudarles
en su formación. Me obsesiona eso. Que sean conscientes de que les enseñé lo que tenían que saber en ese momento clave de sus estudios. Pero sobre todo espero que me recuerden por haberles transmitido la
necesidad de aprender conocimientos, de saber muchas cosas, de muchas materias
(no solo de la mía), de estar atentos a la realidad, de no dejarse seducir por
los atajos. Porque solo con información y el conocimiento de voces diferentes
y datos contrastados se puede desarrollar un pensamiento crítico. Lo demás es una enorme mentira disfrazada de buenas intenciones.
Bueno, Pepe, ya sabes que comparto al cien por cien tus posturas. Y, claro, ya sabes también que no es casual que la señora Menárguez publique sus artículos en la sección de economía, como no es casual que la OCDE esté detrás de PISA, que es (¡mira qué no-casualidad!) el refugio dorado donde ha ido a parar la nefasta Montserrat Gomendio, quien mientras fue secretaria de Estado de educación no cesó de flagelar a esa escuela pragmática (como tú la llamas) que se empeña en la rancia pero al parecer incendiaria tarea de transmitir conocimientos. Un saludo.
ResponderEliminarGracias, Pablo. La deriva de los grandes medios de comunicación en el asunto de la educación merecería un post aparte. Y una investigavión periodística seria, por supuesto
EliminarUn aplauso fervoroso. Suscribo enteramente el artículo. Somos muchos los que, sin las fanfarrias que acompañan a los delirantes pedagogos que padecemos hace décadas, pensamos así. Hemos ido viendo al destrucción epistemológica de lo disciplinar. Hemos visto propugnar las más disparatadas pedagogías flower power. Hemos visto, ¡estamos viendo! cómo estas deletéreas "filosofías" tienen unos perjudicados principales: los chavales de las clases sociales no ilustradas. Aunque a los privilegiados de nacimiento muchas veces también se les siega los pies en la escuela. Cuánto podría añadir. Pero por ahora, baste suscribir tu escrito.
ResponderEliminarMuchas gracias, Yolanda. Me alegro de que te haya gustado el post. El tema es muy serio y, al menos, a través de las redes y los blogs los profesores también podemos alzar nuestra voz y explicar lo que pensamos
EliminarFelicidades por el artículo.
ResponderEliminarNo soy profesor, y siento decir que el colegio en la actualidad me parece en el mejor caso una simple perdida de tiempo, un lugar donde aparcar a los niños. Y el colegio al que llevo a mis hijos no es de los peores.
Del colegio esperaría simplemente instrucción, y es todo menos eso.
Pero no pidamos imposibles. El colegio es reflejo de la sociedad, como no podría ser de otra forma. Hace bastante tiempo que hemos desconectado con la realidad. Sí ya no sabemos ni qué sexo tenemos, mal lo vamos a enseñar.
Un saludo
J.
Le agradezco sus felicitaciones pero no estoy de acuerdo del todo con lo que dice. El colegio no es una pérdida de tiempo, ni siquiera hoy. El discurso anti-contenidos se construye fuera de la escuela y se amplifica a través de los medios con la intención de influir en políticas y prácticas pedagógicas. Por eso debemos estar alerta y combatirlo. Pero la gran mayoría de los profesores (por razones diversas) aun resiste y vertebra sus clases a través del aprendizaje de los contenidos. Muchos de los problemas de la escuela real actual son provocados por el desprecio hacia la enseñanza pública por parte de los poderes políticos. El aumento de ratios, la disminución de plantillas de profesores y la segregación sociológica condenan al fracaso escolar a los más desfavorecidos. Preparando así el caldo de cultivo para la transformación educativa final que el nuevo capitalismo demanda y que es el motivo de este post
EliminarRespecto a su comentario final me parece desacertado. Por supuesto que todos sabemos el sexo que tenemos. Lo que nos falta es capacidad para respetar cómo sienten el sexo los que no lo sienten como nosotros.
Buenas taredes,
EliminarPara aclarar mi posición, estoy totalmente en desacuerdo con su posición en cuento a la situación actual de la educación. Reconozco que en realidad mi opinión, es eso una opinión, pero igual que la suya. Lo que considero que no es de recibo es asociar ese discurso anti-contenidos con una supuesta conspiración en contra de la educación pública. Hay mucha gente que considera que, no es que los contenidos no sean necesarios, si no que el enfoque en contenidos no es el mejor. Eso también lo creen los que ahora mismo están definiendo la formación, porque de eso va la formación basada en competencias, que nadie la está poniendo en práctica por desidia y desconocimiento. Que los niños aprendan haciendo, que los niños afronten competencias transversales como las digitales o las emocionales (trabajo colaborativo, autocontrol, asertividad, autoestima, etc. ) es necesario. Hay otras maneras de aprender distintas a las que ponen el foco en el contenido, que se pongan en práctica no tiene nada que ver con una conspiración.
Saludos
Guillermo de Paz
"(N)o es que (...) no sean necesarios, sino..." (y no "si no": sólo quería señalar esa errata).
Eliminar¡Vengo a apaludir con entusiasmo este artículo y me encuentro con mi amigo Guachimán entre los comentaristas! Me apunto este blog desde ya. Saludos y un abrazo a Pablo.
ResponderEliminarGracias por el entusiasmo y sigamos defendiendo el conocimiento. ¡Saludos!
EliminarTremendo, el artículo. Mis felicitaciones. Y al hilo de lo que dicen por ahí, yo diría que el colegio nunca fue el reflejo de la sociedad. Desde que la escolarizacón es masiva, es precisamente el sitio donde se juega a crear otra sociedad, para bien... O PARA MAL. Como no nos tomemos en serio lo de que "un gran poder conlleva una gran responsabilidad" llegará un punto en el que no habrá marcha atrás, si es que no lo hemos alcanzado ya.
ResponderEliminarCreo que ambas ideas son ciertas. La escuela es consecuencia de la sociedad en la que se desarrolla, no puede obviar su influencia. Pero también es verdad que la escuela intenta ser un motor de transformación social. La tensión entre ambos planteamientos nos da idea de su importancia. Y también de por qué hay tantos intereses contrapuestos que ambicionan su control.
EliminarCelebro mucho este artículo.no soy profesors soy madre de tres hijos, de diferentes edades. Solo uno adolescente, de momento. Peto es una epoca muy complicada para ellos y valoro mucho saber que hay profesores valientes, que son capaces de estar con cuarenta en una clase cada dia y volver al dia siguiente. Y seguir preocupandose por ellos a un nivel profundo. No solo por motivaciones personales de creerse, como usted dice pseudo gurús.
ResponderEliminarEsto genera esperanza. Supongo que hay muchos mas como usted que no salen en los medios. Y espero que sean más. Se necesita gente con criterio.
Totalmente de acuerdo con la voz de las classes populares. Que han perdido su nombre de clase obrera, pero que la gente no se equivoque, dan igual los nombres y las etiquetas. Se ha intentado diluir y empaquetar, para que perdamos.la consciencia de clase y hacernos creer que somos clase media, de.igual manera que existe la sensacion que el feminismo ya no hace falta. En realidad vivimos en.1984, George Orwel tenia toda la razón. Por eso me alegra saber que hay alguien ahi y que de alguna manera llega a los jóvenes.
Todo mi respeto por su profesion que deberia estar mejor valorada y mejor pagada. La educacion deberia estar equiparada a la salud. Es más, lo es, mi opinión es que la educacion mejora la salud mental de la sociedad.Le animo a seguir acompañando a sus alumnos hasta el inicio de su vida adulta, y seguranente le recordsrán, ya que los buenos profesores te siguen acompañando tida la vida, y son los que te despiertan la curiisidad, te motivan y forman parte de tu vida en una etapa fundamental para el desarrollo çersonal.
Felicidades por.su blog. Le seguiré con atención y le animo.a seguir.
Muchas gracias.
Laia
Muchas gracias por sus palabras y bienvenida al blog.
EliminarSaludos
Magnifica reflexión. Me adhiero como a un manifiesto.
ResponderEliminarSi yo me manifiesto. Gracias
Eliminar¡Gracias!
EliminarEs grato saber que todavía resistimos al proyecto de idiotizacion general. A un modelo de enseñanza pig. Coincido en la apreciación del debate antideberes. Yo soy docente y como tal me tengo que tragar estas memeces. Pero también soy padre y me da cien patadas que haya padres que se arrogan la representación el alumnado. Pues mire usté, como decía aquel, yo soy padre y prodeberes y usted no me rpresenta. Faltaría más.
ResponderEliminarEnhorabuena por su artículo, suscribo cada una de sus palabras. Soy profesora y yo también me resisto a abandonar la pizarra o dejar de impartir mis clases. No se trata de rechazar la innovación, estoy segura que se pueden combinar los métodos y que se pueden complementar. Pero, el problema es que se vende la innovación como el fin y no como el medio. Se ha abandonado la cultura del esfuerzo y el gusto por aprender. Se nos vende que los niños pueden aprender "por ósmosis", jugando y sin esforzarse. Y lo que más me subleva es que se nos venden las nuevas pedagogías sin ningún fundamento científico mínimamente riguroso.
ResponderEliminarEn cuanto a la campaña antideberes lo único que conseguirá es agrandar la brecha entre alumnos con más recursos económicos y los que tienen menos.
También me cuesta entender cómo tanta gente es partidaria de estas ideas y rechazan la escuela tradicional cuando a ellos no les ha ido tan mal.
¿No nos ha ido tan mal? Tengo la carrera con título y llevo año y medio en paro. ¿Eso es ir bien? ¿Cuándo podemos decir que nos va mal y que el sistema ha fracasado? ¿Cuando hayamos saltado desde un puente y nos recojan nuestros restos con una espátula? ¿La cultura del esfuerzo? Ah, si, como aquella profesora que nos negó la excursión de fin de curso porque la dio la gana, el primer día de clase ya nos lo dejó claro. ¿Para qué sirve eso más que para acabar autolesionándote? Es que me gustaría reventar mi cabeza delante de algunos de los que tanto defendéis la cultura del esfuerzo, para que veáis de lo que sirve cuando veáis los restos de mis sesos cayendo por una columna y junto con ellos el inútil esfuerzo del que tanto alardean algunos. El resto de compañeros (éramos 5 clases, sólo la nuestra quedó sin excursión, insisto, el primer día y sin justificación, no hubo un mal comportamiento) mientras tanto si pudieron hacer la excursión, mientras disfrutaban del día adquirieron conocimientos que a nosotros se nos negaron. Mi vida es una puta mierda.
EliminarTodo está bien en su justo término. Los deberes no son malos, pero el exceso de tareas extraescolares puede ser matador para padres y para hijos. La enseñanza basada en proyectos o en casos tampoco está mal, como tampoco está equivocada la clase basada en fichas y libros de texto, pero todo bien dosificado y en su justa medida.
ResponderEliminarDesafortunadamente el mayor problema no es de programa sino de ética. Con que los padres no hiciesen los deberes de los nenes y supiesen leer lo que significan los suspensos de los hijos, con que los chicos no copiasen ni plagiasen, con que los profesores le dedicasen el tiempo necesario a preparar y dar las clases, con que los directores tuviesen vocación educativa,... con eso me conformaba.
Desde el respeto, pero dudo mucho que algunas de las montañas de deberes que me pusieron de pequeño ayudasen más a mis conocimientos que una dosis más racional de tarea.
ResponderEliminarCuando estaba en el colegio las clases solían consistir en acudir día tras día a escuchar y escribir, había excepciones, pero eran pocas, casi todas las excursiones y visitas eran organizadas por algún organismo local y las actividades diferentes al modelo teoría-escriibr-atender eran muy pocas.
De verdad, creo que existen muchas formas de adquirir conocimiento, y no creo que el hecho de elegir una que ocasione más sufrimiento sea mejor, sino más bien conseguirá que la gente vea un libro y la ocurra como a mi: nos da "alergia", y cuando digo eso es tener una sensación extraña cuando sujetas un libro en las manos. Curiosamente esta sensación no la tengo con una revista o leyendo un blog como el suyo, así que algo habrá, que es muy fácil decir que todos somos muy vagos, pero a lo mejor el fallo está en otro sitio. Yo ya abandoné el colegio hace tiempo, y con la universidad terminada uno descubre que muchas de las cosas que tanto te costó aprender no sirven ni para reflexionar mejor sobre la vida y tal (por ejemplo, aprender a rechazar algunos despilfarros como el soterramiento del tren en Valladolid), ni tampoco para encontrar trabajo.
"Sensación extraña cuando sujetas un libro en las manos"... Y claro, eso será culpa también de los profesores. Lo siento, pero el amor o el odio a los libros no depende de la escuela. Por otro lado nadie desea que estudiar sea un "sufrimiento". Si lo es algo está fallando. Pero cualquiera que se ha formado en profundidad en algún aspecto del conocimiento sabe el esfuerzo es necesario. Con más o menos gusto, pero es innegociable.
EliminarMe sumo a los elogios. El texto es claro, certero, honesto. Le envío mis agradecimientos por el mismo. Me considero colega de trinchera. Estoy con usted. Un gran saludo.
ResponderEliminarCreo que lo más importante es la disciplina, para tener las condiciones necesarias de respeto y trabajo en el aula. Sin esto el aprendizaje es mínimo. Cada profesor tiene su estilo. Todos recordamos a profesores que nos dieron clases que imponían respeto sin hacer nada especial y otros que se pasaban el día chillando y nadie los hacía caso.
ResponderEliminarUna vez conseguido un ambiente apropiado, el alumno se tiene que esforzar por atender y aprender en clase.
Después el alumno tiene que hacer algo de provecho en su casa. Esto, al contrario de lo que dicen algunas neocorrientes pedagógicas, no es traumático ni va a causar problemas psicológicos al alumno. Hay que estudiar y punto. La vida es así, tanto en la escuela como en la vida laboral. Si uno quiere resultados tiene que aportar algo. Si un alumno quiere aprobar tiene que demostrar unos conocimientos. Si un adulto quiere ganar dinero tiene que trabajar, y esto es mucho más duro que estudiar (hacer el cv, entrevistas, dar buena imagen, adaptarse al entorno laboral, estar 8 o 10 horas al día en el curro más el tiempo de transporte, etc.).
Estos puntos son básicos y el profesor puede realizarlos y optimizarlos a su manera, de formas creativas y con criterios diversos, pero salirse de ahí puede ser un caos y una pérdida de tiempo.
Estupendo artículo. Soy profesora de secundaria y comparto todo lo que dices. Pienso que las clases magistrales no tienen por qué ser aburridas y poco participativas, y que en ellas el alumno puede ser también sujeto activo. También creo que el problema de la educación en nuestro país va mucho más allá del propio sistema educativo. Es un problema social de gran envergadura, y su solución debe venir de muchos frentes porque es la sociedad en su conjunto quien, de alguna manera, está fallando en la educación de los niños y adolescentes. Además, los medios de comunicación a menudo, más que informar, lo que hacen es confundir y "deseducar. EN fin, muchas gracias por este artículo tan lúcido y bien escrito.
ResponderEliminarYo he tenido a profesores como tú y me acuerdo de cada uno de ellos y les estoy mil agradecido. Profesores que insistieron en que debíamos amueblar bien la cabeza, consultar fuentes, tener curiosidad, a saber encontrar las pistas y las contradicciones, a pensar despacio, a no tener prisa.
ResponderEliminarYo qué sé. Sólo te lo cuento por si te va bien que no estás solo y que no sois pocos.
Un abrazo.
¡Muchas gracias! Se agradecen mucho palabras como las tuyas
EliminarEste era el futuro que nos iba a traer la Era de la Información e Internet. Parece que los gurús se olvidaron de pensar en que la calidad no se hacía sola y que un porrón de información no sirve de nada sino la sabes gestionar.
ResponderEliminarLa Era del Impacto Publicitario y el Entretenimiento Banal, la llamaría yo.
Y ahí comienza todo el problema.
Toda la razón.
EliminarEl articulo en si es una mezcla de churras con merinas, todo para disfrazar ciertos hechos dolorosos de admitir.
ResponderEliminarHablare en todo momento desde mi experiencia como alumno y hablando de la educacion de hace mas de una decada(dudo que la de ahora este mejor). Una epoca donde la culpa de las malas notas recaen sobre el alumno(que si bien en gran parte era culpa del alumno, el sistema y el profesor muchas veces tenian su granito de aportacion), donde no valian excusas de "es que el profesor explica mal"," es que me tiene mania" etc etc.
Como decia jack, vayamos por partes.
Empezare por esa campaña a la califica de ridicula(si la de anti deberes me refiero).Partiendo de la base de que los extremos nunca son buenos y que pedir la exterminacion de los deberes no es lo correcto. Tampoco lo es estar haciendo trabajos casi tanto tiempo como el tiempo empleado en clase. Por no decir de que se trata de un proceso cuanto menos inutil, ya que si los conceptos se han aprendido es innecesario seguir trabajandolos de forma extra, o si por el contrario los conceptos no se han aprendido no se va a conseguir que sin ayuda alguna se aprendan por arte de magia(me ha pasado llegar a casa ponerme a hacer los deberes y ser incapaz por no saber como). Al contrario va a derivar en situaciones donde por frustracion y odio sea mas dificil aprenderlo y esto vaya en aumento, ademas para futuros temas, por no mencionar el hecho de que debido a estas practicas luego tambien surge el tema de las academias.
Academias esos maravillosos sitios donde te veias forzado a ir(ya fuera porque tus padres te obligan o porque no pillas las cosas en clase). Y si he pasado una vez por un de estos sitios, y tuve la suerte de que fue un sitio donde me ayudaban a entender las cosas(eso que deberia hacer el profesor de mi escuela pero que no hacia), pero tambien tuve compañeros que solo iban para que les hicieran los deberes y ya, dando como resultado a que siempre tenian los deberes hecho pero luego suspendian y no entendian una mierda de la asignatura, ehhh pero tenian sus deberes hechos perfectamente ;)
Luego tambien habia el tipico(por desgracia la mayoria) que gustaba despues de tenerte una hora "haciendo" ejercicios en clase en el ultimo minuto mandarte una ingente cantidad de ejercicios para casa(independientemente si habias terminado los de clase o no). Entre comillo porque unos cuantos mandaban una cantidad de ejercicios insuficiente para ese tiempo(y otros excesiva), por lo que te pasabas mirando las nubes franjas de tiempo, y ojo como se te ocurriese intentar adelantar deberes de otra materia(cosa detestada en general por los profesores, nunca entendere porque), que la bronca podia ser pequeña, y ya no hablemos de intentar razonar el porque.
No contentos con mandarte dia si y dia tambien ejercicios(por no hablar de que cada profesor se piensa que su asignatura es la unica) querian que en casa te dedicaras a repasar la materia(pero no se supone que los deberes deberian ser precisamente para eso???)
Asi que como le habra quedado no soy partidario del sistema de deberes que existia en mi epoca(y presupongo que sigue existiendo), lo unico que hacia era generar problemas y no solucionar absolutamente nada.
Estoy de acuerdo en que la escuela es para aprender y hay que motivar el aprendizaje, y no las chorradas de la imaginacion etc.Pero alguna de esas cosas que se dice que usted considera insensateces sin valor y se permite el lujo de insultar a todo el que este de acuerdo con su vision como una persona que no es medianamente racional puede que sea mas cierta de lo que usted quiere admitir(si es que es muy bonito negar la realidad) y hare uso de una de las que usted cita "en la escuela se aprende a través de la memorización, sin pensar"
ResponderEliminarYa sabemos que esta frase no es aplicable a todas las asignaturas, pero si a unas cuantas. Y ahora usted puede negar todo lo que quiera, que yo como alumno le dire que a lo largo de todo mi periplo por los diferentes niveles de la educacion tanto primaria, como eso, como bachiller, como grados superiores, esta ha sido una constante. En muchas asignaturas no se premia el entender un razonamiento o el pensar, se premia el poder almacenar datos y letras como si se fuera un disco duro de un ordenador, y repetirlos como un papagayo. Y ahora me puede decir misa, porque lo he vivido y tengo la suerte de disponer una buena memoria asi que no he tenido problema con ese aspecto, eso si todos esos datos insertados a presion una vez pasada la meta de su uso, se volatilizaban.No se generaba ganancia alguna solo una gran perdida de tiempo. Y el problema de esto era tanto del sistema como del profesor por premiar de tal forma. Luego dejemos aparte el tema de profesores que puntuaban mejor por cantidad(sin importar el contenido) como aquellos que puntuaban de forma negativa si no habias repetido como un robot todos los datos con los puntos y como exactos aunque hubieras explicado perfectamente todo debido a que te habias molestado en entender los datos no solo en memorizarlos, aunque considero que son la escoria de su profesion y no deberian de seguir en su trabajo(pero ahi seguian años despues con sus mismos metodos). En resumen esa frase que usted considera una insensatez sin valor, es una dura realidad, si bien igual no practicada por usted, si por compañeros suyos.
Pero bueno vayamos con otra de las frases que critica. "el conocimiento en Lengua, Matemáticas, Ciencias y Humanidades está en Internet, los jóvenes tienen que hacer cosas prácticas en el colegio"
Si bien esto de acuerdo con que esta frase es una estupidez, si que se esconde detras de ella una idea que es cierta. Y es que hay asignaturas que sobran en el sistema.
Por ejemplo el estupido debate entre ciudania o religion. Yo he dado religion y tambien la asignatura a religion que tocase(porque cada sitio la llamaba de una forma) y no entrare en cual de las dos era mas inutil, porque las dos sobraban.
Otra que por ejemplo que para mi sobra es la de plastica, y nunca comprendi el porque una asignatura en la que te dedicabas a pintar o hacer manualidades podia contar siquiera para evaluarte.
Luego a lo largo de las diversas categorias de enseñanza algo que aborreci fue la historia, y no porque aborrezca la historia precisamente me gusta mucho el tema de la antiguedad(egipcios, griegos), sino porque era siempre lo mismo una y otra vez, que si ahora lo llamamos ciencias sociales, que si ahora historia, que si ahora cultura clasica. Esta bien enseñar la historia una vez, pero no mas de una(y encima siempre lo mismo) ademas se sumaba que era la asignatura donde lo unico que hacias era memorizar informacion como un robot para soltarlo como un papagallo.
Luego segun subimos el nivel a la ESo o a Bachiller el tema se pone todavia peor, aunque aqui el problema no es el profeso,r el problema es el sistema. Un sistema que en absoluto piensa en lo que vas a hacer en un futuro ni te prepara para el, pero mas importante, no te hace que te preguntes que quieres hacer en el futuro hasta que ya es demasiado tarde. Y mi experiencia personal en este tema fue(y perdoneme la expresion) una puta mierda. Podria decir sin error a equivocarme que el 60%(y siendo generosos) de los datos que se me obligo a estudiar durante la ESO y Bachiller no me sirvieron para nada, y puede que fuese un chaval extraño pero por esa epocaba ya sabia perfectamente lo que queria estudiar en el futuro, tampoco se me aconsejo de manera correcta.
ResponderEliminarPero por citar asignaturas de esa epoca, Latin, tecnologia, ciencias sociales, filosofia, por no hablar ese maravilloso año de lengua dedicado a hacer comentarios sobre textos. Asignaturas que no me sirvieron absolutamente de nada y de las que no recuerdo absolutamente nada(todas ellas se basaban en memorizar, plasmar en papel y repetir el proceso una y otra vez). Si bien considero que hay otras que no me sirvieron absolutamente de nada no las incluyo ya que no me sirvieron de nada por lo que yo estudie despues.
Y todo esto sin mencionar profesores que he tenido con casos como, terminar la tarea encomendada en clase y despues de 5 minutos mirando las musarañas sacarme un comic(sin molestar a nadie) y ponerme a leerlo y llamarme la profesora la atencion, entablar una discusion y llegar al punto de decirme que me dejaba dormir en mi pupitre antes que dejarme leer un comic.
Pasando por profesores que me han ignorado cuando he querido preguntar dudas porque ya habia preguntado muchas.
A profesores que me han quitado puntos en un examen por usar siglas de procedimientos que estaban en otro idioma(cuando en el libro de texto venian de ambas formas) en vez de usarlas en castellano. A profesores que me han quitado puntos en un examen por no plasmar un calco de la respuesta y explicarlo con mis propias palabras.
Ha profesores que me han expulsado de clase por discutir el no poder hacer una tarea de otra materia despues de acreditar que habia terminado la tarea que habia mandado. O los que despues de terminar la tarea, adelantarme en la tarea, no me dejaban ni adelantarme mas ni hacer otras cosas.
O de quejarme de las lecturas de libros obligatorios(de todos los cuales que me han obligado a leer solo me han gustado dos, del mismo autor), por ser un toston y aburridos, y preguntarme la profesora que querria leer, decirle lo que estaba leyendo actualmente y no tener ni idea. Nunca entendere si lo que se quiere fomentar es la lectura porque se obliga a leer algo anticuado que apenas gusta a nadie, eso no fomenta nada, hace que le cojas mas asco.
O esos profesores donde puntuaban en funcion a la cantidad de hojas que rellenabas no en funcion a si habias entendido lo que evaluaban o no.
Tambien podriamos mencionar el hecho de tener libros donde nunca se veian enteros(nunca nunca he tenido un libro de una asignatura donde se haya visto todo el libro entero). Y muchas se iba a toda prisa para ver cuanto mas, pensando que cuanto mas mejor, sin importar que la calidad tambien importa.
Asi que siento decirle que el sistema tal y como estababa en mi epoca(y sospecho que ahora esta igual o pero) era cuanto menos pesimo.
Tienes mucha razòn en la forma. Hay mycho incompentente en esta profesion pero,creo. no en el fondo. No hay sistema pedagógico que aguante a malos profesores. Pero que no te sepan explicar una materia no quiere decir que no sirva. El bachiller debe servir para dotar de un poso de cultura general que de una vision del mundo. Y eso es importante.
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EliminarEnhorabuena por este artículo. Lo clava usted. ¿Hasta cuándo abusarán de nuestra paciencia estos gurúes de la pedagogía que ni han dado clase en secundaria en su vida ni tienen pruebas objetivas y empíricas de que sus métodos funcionen?
ResponderEliminarEnhorabuena. Suscribo completamente todo lo expuesto.
ResponderEliminarCualquier Gurú de la educación te hace el mismo artículo defendiendo la postura contraria a la que defiende este artículo por que la educación va dirigida a individuos y cada individuo aprende de una forma y lo que funciona con uno no funciona con otro, sería genial que existiera una forma universal. En mi opinión los cursos vienen bien amplían los recursos del profesor, con esto no estoy diciendo que tú forma de proceder no sea la correcta es más entre otras muchas cosas tienes la única que si considero que es la universal y es el querer y disfrutar transmitiendo conocimientos.
ResponderEliminarAgradezco a cada profesor que tuve lo que me enseñó.Me acuerdo de casi todos.Agradezco cada libro que me hicieron leer,incluso los que no me gustaron,porque me ayudaron a tener criterio y también a dirigir,en la medida de mis posibilidades, mi vida.Agradezco que intentarán que aprendiera cosas que ellos sabían.Agradezco a mis padres que me dijeran que escuchará al profesor y que supieran transmitirme la alegría que les daba con cada curso que pasaba.Mis padres respetaban a mis profesores y me lo transmitieron. Gracias.
ResponderEliminarProbablemente la verdadera innovación sea la que integre diferentes métodos. En ocasiones uns exposición, en ocasiones un proyecto de aula, en ocasiones un trabajo cooperativo, en ocasiones la investigación digital... al igual que no creo en métodos innovadores basados en solo un enfoque, tampoco creo en el método clásico de expongo y atiende. Es una realidad que la sociedad no tiene nada que ver con la de hace unas décadas y que los cambios tecnológicos y comunicativos han sido exponenciales respecto a los siglos anteriores. A partir de aquí podemos justificar erróneamente la innovación sin ningún argumento de peso sobre sus efectos en el alumnado o integrar diferentes enfoques metodológicos que en nuestra práctica docente consigan alumnos motivados a partir de diferentes experiencias de aprendizaje sin desterrar el esfuerzo u otras capacidades clásicas. Y es que la creatividad y el esfuerzo, la innovación y la memoria, la atención y el trabajo en equipo, lo digital y un libro... no tienen porqué estar reñidos. El problema es cuando se polariza entre dos posturas opuestas y no se busca en datos objetivos, experiencias docentes, resultados del alumnado, herramientas motivantes y que permitan desarrollar las potencialidades del alumnado. Al igual que se puede trabajar los números decimales repitiendo cálculo y problemas se puede dedicar un tiempo a esa forma, un tiempo a trabajarlo en entornos reales, a desarrollar un proyecto que integre otras áreas, a aplicarlo sobre una carrera de formula 1 que hayan visto el fin de semana... la creatividad bien entendida es cuando un alumno es capaz, a partir de ciertos aprendizajes, de generar nuevos contenidos de manera autónoma o colectiva y es esa integración de la creatividad y de la formación clásica la que en mi opinión debe ser la vía innovadora, un término medio entre las dos visiones. La innovación no está reñida con el trabajo y la reflexión, la creatividad no está reñida con conceptos objetivos necesarios para que el alumno pueda seguir desarrollando todas sus potencialidades. Normalmente huyó de las metodologías segadas que menosprecian otras formas de trabajo y creo de manera notable en una integración de aspectos metodológicos que inciden en varios pilares. Conocimientos - investigación - creación de contenidos - trabajo individual y cooperativo - esfuerzo - creatividad y espíritu crítico... al igual que no creo en solo un libro (y menos quien innova porque proyecta un libro en una pantalla) y creo mucho más en lo que nos aportan diferentes fuentes (libros, tareas reales, la web, trabajos cooperativos, estudio, proyectos,...). La vida no es blanca o negra únicamente, está llena de matices. En cuanto a los docentes que por ser ultra innovadores critican otras prácticas es análogo al que por no ser innovador crítica al que innova... tal vez nos falta autocrítica a todos para afrontar una educación ligada a una sociedad cambiante y buscar lo positivo de los diferentes enfoques metodológicos sin desdeñar ninguno y con la capacidad de mejorar realmente los procesos de enseñanza aprendizaje.
EliminarComo en tantos otros artículos, una cosa es el titular y otra distinta el contenido. Creo que se mezclan diferentes temas y se confunde lo que es una banalización del saber (que no del conocimiento) propia de la sociedad actual, y de todas las anteriores conocidas, con los diferentes métodos de transmitir conocimientos y los consiguientes resultados de asimilación o no de esos conocimientos por los estudiantes.
EliminarPersonalmente, no comparto su discurso ni como profesora, ni como madre, aunque haya sobrevivido muy airosamente como estudiante y alumna al modelo que defiende.
Apoyo la innovación pedagógica que permite desarrollar a cada estudiante sus capacidades y sus intereses dentro de un marco de convivencia común, que debe ser la escuela, basado en la participación activa y democrática (y no en la recepción pasiva y bajo férrea disciplina) en la adquisición de conocimientos y saberes a través de la experimentación y no de la mera memorística.
Considero que aprender se aprende sin esfuerzo y todo aquello que supone esfuerzo no es aprendizaje, sino instrucción. Por tanto las metodologías de enseñanza-aprendizaje no deben estar basadas en el esfuerzo sino en la motivación.
Otra cosa distinta es conseguir una mayor valoración social hacia el conocimiento, que no depende solo de la escuela sino, fundamentalmente, de los medios de comunicación, la publicidad, el cine, etc. con los que la escuela y los docentes tenemos que competir en esta sociedad actual (eso sí nos diferencia de épocas pasadas) en condiciones de inferioridad en medios y alcance. Nunca antes la escuela ha tenido tantos y tan bien pagados competidores en la socialización de jóvenes y mayores.
En conclusión, yo diría que, la idiotización de la sociedad actual no es consecuencia del sistema educativo (ni de los profes innovadores, ni de los tradicionales) sino que es algo contra lo que el sistema educativo no puede luchar solo porque no tiene medios ni humanos ni materiales suficientes. Así que no nos queda otra que convivir con la idiotez contribuyendo a seguir salvando el gusto por aprender de los no idiotas o idiotizados.
Desde mi punto de vista, el fracaso escolar es consecuencia de la escolarización obligatoria y, mientras exista la una existirá el otro, sea cual sea el método pedagógico empleado y los contenidos impartidos. Aprender es como amar, no se consigue por la fuerza.
Muchas gracias, Carlos Vegue, por su aporte. Lo considero valioso y comparto la idea de que la verdadera innovación es la que integra diferentes métodos. En mi opinión, además, debe añadirse otra variable, y es que el profesor debe sentirse cómodo con las técnicas de aprendizaje que utiliza, debe mostrar interés en renovarse y experimentar, en usar cada curso y cada nuevo grupo de alumnos como campo de pruebas controlado de pequeñas modificaciones que le permitan mejorar en su labor. Ese es el ideal. Pocos criticarán esa idea desde cualquier trinchera. Pero más allá de innovaciones o estrategias pedagógicas, mi post está escrito con una finalidad: reivindicar que todo eso debe estar al servicio del aprendizaje final de unos contenidos, de unos saberes, de un conocimiento básico. Que no basta con conseguir "la felicidad" o adquirir unas competencias básicas sustentadas en el vacío.
EliminarHay muchos comentarios y resulta imposible contestar uno a uno a todos ellos. Agradezco todas las aportaciones aunque, evidentemente, con algunas de ellas discrepo. Considero que no solo en el propio texto doy respuesta a algunas de las consideraciones que se me hacen, sino que en otros posts sobre Educación escritos con anterioridad en el blog se amplía mi visión sobre los profesores y la situación de la enseñanza en estos momentos. Invito a leerlos a quién esté interesado en el tema.
ResponderEliminarSaludos a todos y muchas gracias.
Lo curioso de la nueva pedagogía es que es tan vieja como la tradicional... Y eso muy pocos lo saben -o no hacen gala de saberlo-. Esta pedagogía fue desechada allá en el siglo XIX debido a los intereses de clase... clase burguesa; y eso hay que tenerlo claro: este sistema actual, el llamado tradicional defiende claramente una ideología de clase analizada por Bourdieu y Bernstein hace ya 60 añitos. A estos dos autores los hemos de tener claros, aquellos que queremos que la "clase obrera" se emancipe.
ResponderEliminarReferencias:
Aquí donde se explica que la nueva pedagogía fue "inventada" en el siglo XVIII:
https://www.youtube.com/watch?v=TrmbGinSW5I
Aquí se explica cómo afecta el sistema educativo según qué clase social tengan los alumnos:
https://www.youtube.com/watch?v=3mChkak7_3A&
Básicamente, tiene usted razón. Pero lo que matizaría, es que hay que aspirar a cambiar el sistema educativo actual, y muchísimo. La cuestión es el cómo y a quién acaba perjudicando y beneficiando. La máxima ya la dio Ferrer i Guardia: coeducación (no la farsilla de hoy en día), de las clases sociales y de los dos sexos (si siguen siendo dos...).
Me podría recomendar lectura sobre:
ResponderEliminar- pedagogía
- metodologías.
- algún libro que hable de la relación entre poder empresarial, político y educativo.
Concuerdo con su punto de vista, así que prefiero que me recomiende algo usted y no aceptar las sugerencias que me salen en Amazon o las pedagogías baratas que ya sabemos cuáles son. Soy profe de grado medio de fp. Saludos y gracias.
No hace falta "posicionarse y defender la importancia de los contenidos". Los estudios sobre educación ya lo dicen. Es más, las investigaciones apuntan a que aciertas en tus críticas. Avancemos hacia una educación basada en la evidencia:
ResponderEliminarhttps://situsupierass.wordpress.com/2017/03/22/por-una-educacion-basada-en-la-evidencia/
A un anónimo. Deconozco cómo se puede aprender por ejemplo a tocar la guitarra sin esfuerzo. Con pasión, de acuerdo, pero con esfuerzo, mucho esfuerzo, y para llegar a ser concertista, muchísimo esfuerzo, un esfuerzo casi inhumano.
ResponderEliminarMillones gracias por tu artículo, pones en palabras el malestar (rehuido o no) de muchos profesores. Yo también soy profesora de la ESO, y constato que las gilipolleces y el analfabetismo crecen curso tras curso. A veces pienso que tendremos que encontrar una forma de organizar las resistencias aisladas y las conslusiones que vamos sacando de uno en uno, porque cada vez las nuevas pedagogías nos quitan más espacio, y han venido para quedarse.
ResponderEliminarCuando en el curso de interinos (infumable, vergonzoso) me observaron dar clase las autoridades competentes, me dijeron: "Has dado una clase magistral sobre El Quijote y eso no es poner el alumno en el centro del aprendizaje. Pero dinos, ¿cómo has logrado que algo tan poco interesante como El Quijote mantuviese callados e interesados a 30 adolescentes durante media hora?". Conclusión: nuestros superiores en educación creen que el conocimiento es algo absurdo. Es terrible...
Ya peino canas, y tengo claro que tuve que abandonar mi verdadera educación y aprendizaje para ir a la escuela. Las escuelas son instrumentos de los estados. Son los estados quienes realmente educan. Siempre para favorecer sus intereses. Entre muchos de ellos: capitalismo y esclavitud laboral.
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