07 mayo 2006

Adiós

Se fue. El último suspiro de un genio. Da igual que aún pueda jugar el último partido de liga contra el Sevilla. O que disfrutemos de alguno de sus mágicos detalles en el Mundial. Hoy se despidió. De la que ha sido su casa durante los últimos cinco años. El Bernabeu en pie coreó su nombre. Con respeto y emoción. Hoy me la sudan los detractores del fútbol. Hoy no perderé el tiempo tratando de explicarles el porqué de la magia de este deporte. Hoy tampoco me importan los otros, los animales con los que he de compartir esta pasión. Hoy sólo me quedo con Zidane. Y Zidane, sin saberlo, está sólo conmigo. En mi cabeza, en mi memoria. Para siempre. Ese pedacito de arte nos abandona, nos dice adiós. Sin estridencias, con clase. Cinco años. Cinco años de regates, pases, goles, magia y controles... Esos controles... imposibles, acrobáticos, orientados, magníficos... Inolvidables.

Hoy se despidió un grande. Siempre podré decir que yo vi jugar a un tipo al que llamaban Zizou. Un tipo silencioso y tranquilo, casi un desconocido que dejaba hablar a sus pies por él. En el único sitio en el que queríamos escucharlo. Un tipo al que una noche ya lejana, allá por mayo del fatídico 2002 un tal Roberto Carlos envió una sandía elevada y sin peligro al borde del área grande. Desde allí Zidane observó un segundo ese balón que le venía desde el cielo, sin peligro, inofensivo. Tras ese segundo hizo un torsión imposible de su cuerpo, lo giró como si de un paso de baile se tratara mientras levantaba su espléndida zurda para contactar con el balón con potencia y furia. Convirtió la sandía en un obús que se introdujo a toda velocidad por la escuadra derecha de la portería contraria. Impresionante.

Un gol que mereció una Copa de Europa. Un gol que merece un recuerdo. Un gol que merece un genio.

Un genio que merece una despedida.

Adiós. Fue un placer.

04 mayo 2006

Proyecto Brainstorm. Recomendada por Danisev

Bueno, seguimos con la lista de los horrores. Esta "maravilla" del cine me la recomendó Danisev. Yo no la había visto nunca pero al conocer quien era el director y teniendo en cuenta que anteriormente Dani me había recomendado durante años joyitas setenteras muy interesantes como Soylent Green, decidí arriesgarme y recurrí al Emule para conseguir la película.

El director es Douglas Trumbull. Lo conocía por haber sido el responsable de los efectos especiales de 2001, una odisea del espacio. Su labor en esa película fue espectacular, convirtiéndose en claro referente del mundo de los efectos especiales, en algo así como el sucesor momentáneo de Ray Harrihausen. Precursor de la revolución que en ese campo emprendería años después George Lucas (de hecho hubo acercamientos que al final no terminaron en nada para que trabajara en Star Wars), participaría en los efectos especiales de éxitos de esa época como Encuentros en la tercera fase (que cada vez que me acerco un rato a ella me parece más y más aburrida) o Star Trek, la película, e incluso fue responsable de los efectos fotográficos de la magistral Blade Runner.

Pero como decía en un post anterior, el principio de Peter no es manejado con fluidez por estos tipos, de manera que Trumbull parece que se echó la manta a la cabeza y decidió pasarse a la dirección. Sólo le tengo contabilizadas dos obras. La primera, su ópera prima, pertenece a esta excelsa lista de cuatro filmes que estoy destripando (el tío las clava, dos de dos) y la otra es este Proyecto Brainstorm, estrenada en 1983. Sus intérpretes principales son Christopher Walken (que venía de ganar el óscar a mejor actor secundario por El cazador) y Natalie Wood (la entrañable Debbie, sobrina de Ethan en la legendaria Centauros del desierto, y que fallecería durante el rodaje de esta película de manera un tanto extraña).

La trama es atractiva: unos científicos (Walken y su colega femenina cuyo nombre no recuerdo) idean un dispositivo que es capaz de registrar y grabar la sensaciones físicas y emocionales de un individuo, siendo posible después, mediante una especie de casco, que otras personas sientan y disfruten esas mismas sensaciones como si fueran propias. Puede que esto suene bien, pero la película es un verdadero coñazo. Infinito. Aburre hasta hastío y más allá. Además, a medida que la vas viendo te la termina sudando todo lo que le pasa a los personajes. Y eso es una terrible lacra para una película. Los actores están pésimos (lo que confirma mi teoría sobre ellos), Christopher Walken deambula por la pantalla sin saber muy bien qué esta haciendo y si lo que hace tiene algún sentido. De hecho la cara de bobo que pone (demasiadas veces) me provocó unos sentimientos muy agresivos hacia él. Lo de Natalie Wood es de pena. Entristece que muriera durante el rodaje, pero desde un punto de vista estrictamente cinematográfico lo cierto es que no hubiera importado que dejara la película con anterioridad. Ambos forman una pareja que colabora en el desarrollo comercial del experimento; están casados, pero en proceso de divorcio. Consiguen con extraña rotundidad que te importe un carajo que se separen, que sigan juntos o que alguno se muera. Todo un logro, la verdad. Los pensamientos como espectador transitan a esas alturas entre el asombro por la terrible falta de ritmo y la sorpresa ante lo incapacidad de dar consistencia visual y argumental a la historia

Y uno se hace preguntas sobre la película: ¿para qué la van a hacer atractiva o entretenida? ¿O verosímil? ¿O lógica? ¿Para qué? El director prefiere deleitarnos con multitud de imágenes de prados verdes y hermosos riachuelos en una demostración que hacen a los jefazos de la empresa, a los que muestran un viaje en globo o helicóptero que, mediante el casco, sienten como si ellos mismos lo hicieran. Y así, con imágenes de bucólicos valles tomadas desde el aire, pasan más de cinco minutos de la película. Uno se desentiende de la historia y cree que en cualquier momento va a salir Ramón Sampedro en alguno de sus viajes oníricos. Y la cosa no mejora. La historia raya el surrealismo cuando a un amigo del protagonista no se le ocurre otra cosa que hacerse pasar a través del casco la sensación de placer de un orgasmo sentido y grabado por otro. Pero no un ratito, no, sino durante horas. Lógico, el tío termina fatal de lo suyo y se tiene que jubilar. ¿Que qué tiene que ver esto con la trama? ¡Y yo que sé, yo a estas alturas ya alucinaba! La compañera del proyecto mientras, sufre un ataque al corazón y... ¿qué se le ocurre? Pues lo más normal del mundo: grabar lo que siente mientras se muere. Cojonudo, vamos. ¿Para qué coño va a intentar salvarse o llamar a alguien? Qué va, se enchufa el casco y ya está, ya tenemos la cinta de la muerte. Y nunca mejor dicho, porque esa cinta se convierte en el eje del resto de la película. Los militares (tan malos y torpes como siempre) la quieren como arma de destrucción masiva y el payaso que interpreta Walken la quiere recuperar para sentir lo que su amiga sintió al morir y todo ese rollo de ver que hay más allá de la muerte y todo eso.

Claro el problema es que un mcguffin como ése podría ser utilizado para hacer una intriga entretenida y que contuviera alguna reflexión interesante. Pero lo que se consigue es una búsqueda de la puñetera cinta que te va importando cada vez menos, que se cuenta de manera confusa, soporífera y con un ritmo terriblemente monótono. Claro, como uno se aburre se empieza a hacer todo tipo de preguntas idiotas sobre lo que ve (entre ellas... ¿por qué coño no apago el DVD?): ¿Por qué es tan importante para los militares la cintita? ¿No pueden ir a cualquier penal donde haya un condenado a muerte y ponerle el dichoso aparato ése y grabar cómo muere? ¿Y para Walken? Si ya es un fracasado, si su proyecto se va a militarizar sin que pueda hacer nada, ¿qué más le da? ¿Por qué cojones le es tan importante recuperarla? ¿Como muestra de respeto a su amiga? ¡¡Pero si nos da igual!!

Y la mejor pregunta de todas, la que uno se hace cuando ve ese final pretendidamente emotivo que te arrastra al vómito, cuando Natalie Wood le llama desde la vida para que no se deje arrastrar por las sensaciones de muerte que está sintiendo al enchufarse a la cinta (ya sabéis si siente la muerte, se muere, como en Matrix) es ésa que le hice a Carolina, que "disfrutaba" enormemente conmigo: Oye, ¿a ti... te importa un carajo que la palme?

En fin. A pesar de todo (tengo que decirlo), esta peli es mejor que la ópera prima del director. La siguiente de mi lista... imaginaos...

Seguiremos machacando.

03 mayo 2006

Frente a la manipulación y la demagogia

"El populismo socialista que encarnan estos líderes se articula sobre la base de un falso registro solidario: el desarrollo endógeno y el rechazo al capital extranjero puede seducir a los más desfavorecidos y desesperados pero lejos de sembrar las bases para un desarrollo real, tangible e inaplazable, esta política reaccionaria va a excluir a esos pueblos latinoamericanos de las oportunidades del progreso"

"La nacionalización de los hidrocarburos bolivianos confirma que bajo el jersey de cordero de Evo se esconde un político que no duda en echar mano del ejército para confiscar tierras, romper contratos y empujar a su pueblo al delirio revolucionario que solo conduce a más pobreza para los pobres y más poder para los revolucionarios. Evo es el alumno de esa escuela de calor de Hugo y Fidel"

Jorge Moragas. Diputado del PP. Secretario de Relaciones Internacionales de dicho partido. Extraído de su blog en Periodista Digital

"No por largamente barruntado el control absoluto de los hidracarburos decretado ayer por Evo Morales resulta menos preocupante (...) Con esta nacionalización (...) Bolivia pone en juego la credibilidad de sus garantías juridicas"

"El de la inversión extranjera no puede ser un juego de suma cero en que lo que uno gana(en este caso el Estado) lo pierde otro (las empresas)"

Editorial de El País

"El presidente de Bolivia y líder del llamado "Movimiento al Socialismo" acaba de hacer pública la nacionalización del sector de los hidrocarburos. Y no por previsible es menos preocupante. De la borrachera de demagogia –debidamente lubricada por el crudo venezolano– que está cebándose con Hispanoamérica no puede esperarse nada bueno. Venezuela es ya, de facto, una dictadura socialista y Bolivia está en camino, porque a nadie se le oculta que la libertad económica va indisolublemente unida a la libertad política."

Editorial de Libertad Digital


Estos son ejemplos de lo que nuestros diarios "independientes" exponen hoy ante lo que entienden como una deriva populista del presidente boliviano y un ataque frontal a una empresa nacional como Repsol YPF (pues eso es lo que hay detrás de esas críticas a la nacionalización de Evo Morales)

Frente a estas "informaciones" que aparecen en primera plana aquí dejo otras que nunca aparecerán en esas mismas portadas y editoriales:

"Bolivia es uno de los países más pobres de Latinoamérica. La pobreza afecta a la calidad de vida de la mayoría de su población y restringe el disfrute y el ejercicio de sus derechos humanos."

"Según el Mapa de la Pobreza 2002 con base en información del Censo del 2001, el 59 por ciento de una población de más de 8.274.325 personas es pobre y el 24,4 por ciento vive en estado de extrema pobreza. No obstante, muchos analistas sostienen que estas cifran deberían de ser mayores porque el ingreso y el empleo no se consideraron para realizar el cálculo."

"Bolivia ocupa el lugar 104 de un total de 174 países en el ranking de desarrollo humano."

"La pobreza afecta de manera distinta a los diferentes grupos humanos, según el género y el origen étnico. Los indígenas y campesinos y, entre ellos, las niñas, los niños, los jóvenes y las mujeres son los grupos más afectados por la pobreza y la exclusión. Son los más vulnerables."

"Según datos de la Unidad de Análisis Político y Económico (UDAPE), en el año 2002 el porcentaje de población que vivía por debajo de la línea de la pobreza era de 81,99 por ciento en el área rural y de 53,94 por ciento en el área urbana."

Informe de Unicef

"El 20% mas p0bre de los bolivianos tiene una tasa de mortalidad más alta que Haití, Kenia, Nigeria y Camerún, pero el 20% más rico del pais tiene tasas comparables a las del mundo desarrollado (...) El 14,4% de la pobalción vive con menos de un dólar al día mientras que un 34,4% lo hace con dos dólares diarios."

Mariana Martínez. BBC mundo

Estas informaciones últimas, como se indica, son datos de antes de la llegada de Evo Morales, pero después, mucho después, de la llegada de las multinacionales petroleras al país. Debo ser un poco gilipollas pero no he observado en nada de lo que he leído o me ha contado gente que ha viajado allí, algo que me haga suponer que dejar el negocio de petróleo a las empresas haya beneficiado en algo a los indigenas bolivianos y al resto de la población perteneciente a clases no acomodadas.

Pero la alarma mundial llega ahora.

Un dato más:

"4/02/2006 El beneficio neto de REPSOL YPF aumenta un 29,2% y alcanza en 2005 el resultado histórico de 3.120 millones de euros

Crecen los resultados de todas las líneas de negocio, con un incremento del 69% en Refino

El cash flow se incrementa un 37,9% hasta los 6.500 millones de euros"

Datos tomado de la web de REPSOL.

Ciertamente. Esta noche no podré dormir. Me embarga una preocupación terrible por el destino de esta empresa.

26 abril 2006

Nada queda

"Hay una desproporción monstruosa entre la amputación de sí mismo que el que escribe ofrenda a su escritura, y la trivial nadería de lo escrito. Nunca -nunca- vale la pena."

Gabriel Albiac, Diccionario de adioses

21 abril 2006

Solo una cosa no hay...

... el olvido. Es una cita de Borges que me persigue desde hace años. Ahora se trata de la obra dirigida por Danimad como trabajo de penúltimo curso en la escuela de teatro (la RESAD).

Ayer fuimos Carol, Maca, Jaime y yo a ver dicha obra que se representaba en un aula de la escuela, habilitada para ello. Los que me conocen saben que no soy un gran aficionado al teatro. Ni siquiera un aficionado. La amistad con Dani, sus aportaciones y recomendaciones, han hecho que suavice mis críticas ignorantes (no hay nada más atrevido que la ignorancia) a ese arte, que no intente considerarlo un apéndice aburrido y sobreactuado del cine (terreno en el que claramente si poseo, por educación, los instrumentos necesarios para criticarlo) y que espere a ver las pocas obras que veo antes de decir si lo que veo me parece una mierda o no. Es decir, me ayudó a que abandonara eso tan imbécil que es la generalización desde el desconocimiento.

La obra de Dani me ha gustado. Mucho. A pesar de que la historia vuelve a utilizar a los nazis como encarnación del mal. Eso es algo que está grabado a fuego en nuestro imaginario colectivo y por tanto resulta cómodo y fácil para el espectador la rápida identificación con unos (los judíos) y la sensación de horror hacia los otros (los nazis). No importa. Lo mejor de la obra es como utiliza Dani (y su grupo de actores, ya que la creación ha sido de alguna manera colectiva) el espacio del que dispone, con una puesta en escena imaginativa y repleta de significado. Sitúan dos escenarios en el centro de la sala, cada uno dirigido hacia un sector del público que, por tanto, se ha dividido al inicio en dos gradas enfrentadas. El primer escenario, la celda judía, cuenta con un suelo blanco y sillas del mismo nocolor, buscando un efecto desasosegador (amplificado por la iluminación) en el espectador, ya que los trajes de los presos son también blancos y todo se confunde cuando se retuercen por la angustia y el miedo en el piso (cómo la cárcel de THX 1138, de George Lucas, lo mejor de la película). Los presos, un judío y una judía, que se amaban antes de ser detenidos, deben hacer el amor para comprobar el éxito de la esterilización a la que han sido sometidos por parte de los nazis. El segundo escenario, el laboratorio alemán, cuenta con un suelo negro que remarca y confirma la inhumanidad de los nazis. En él, tenemos a un médico psiquiatra que sin que los presos se den cuenta, los vigila y estudia mientras intenta excitar (sin éxito) sus instintos sexuales con todo tipo de estímulos externos, para que consumen el acto.

De esta forma, los espectadores tienen dos puntos de vista completamente distintos: Uno primario, en nuestro caso el laboratorio nazi, en el que el psiquiatra nos hablaba de frente, contándonos en monólogos fragmentados cómo había sido su historia personal hasta llegar allí y su desesperación ante el fracaso del experimento. Y uno secundario, en nuestro caso la celda, en el que los judíos también explicaban las circunstancias que les habían llevado hasta allí, y de los cuáles sólo teníamos una visión distorsionada, de espaldas y lejana. Creando así una distancia emocional muy interesante. El escenario se completaba con una leve tela casi transparente donde aparecía información escrita sobre los pasos dados por los nazis hacia la solución final y que servía como separación física de celda y laboratorio.

Funciona la historia. Con precisión. Utilizan con inteligencia la música y la voz en off. En una de estas voces aparece el propio director, rompiendo la cuarta pared, hablando directamente a los espectadores en un arriesgado monólogo que enlaza con el que acababa de representar uno de los actores sobre el escenario, y que termina con la lectura de un manifiesto en el que se acusa al pueblo de ser cómplice de los horrores de sus dirigentes; sólo al final de dicho monólogo, descubrimos que estaba escrito en 1547 (Discurso de la servidumbre voluntaria, Etienne de la Boetie)

Los peros que se le pueden poner a la obra son más argumentales que de la inteligente y creativa puesta en escena o del magnífico trabajo actoral: ¿Por qué los presos no consuman nunca el acto sexual y mueren sin hacerlo ante la desesperación científicamente miserable del psiquiatra alemán? Este hecho soporta la historia y curiosamente es lo más débil de ella. No me la creo. Imagino que se basará en una idealización del ser humano, para el cual el amor no lleva al sexo en esas condiciones de esclavitud y falta de libertad. Da igual, no me lo creo. Es una premisa débil.

Por último, una idea. Ya he comentado que creo que resulta demasiado cómodo encuadrar una historia en el genocidio nazi. Me parece más complicado hacer algo parecido a lo que cuenta Dani, ambientándolo por ejemplo en las cárceles de la revolución francesa (no pido una Pimpinela escarlata, sino una reflexión sobre la pretendida lucidez de los libertadores oficiales y la ambigüedad de sus actos). A ver si Dani me escucha. Desde luego aquí tiene un espectador para lo próximo que haga.

15 abril 2006

Los invasores de Marte. Recomendada por mí

Empiezo por la mía. En sucesivos posts analizaré otras joyitas de ciencia ficcion que he revisionado y sufrido últimamente, pero recomendadas por otros. Los invasores de Marte es una película de 1953 dirigida por William Cameron Menzies. Fue la última película dirigida por este tío que había nacido en 1896, y moriría unos años después de estrenar esta obra magna de entretenimiento puro. Este director había sido un experto y afamado decorador del cine americano, encargado del diseño de producción de clásicos como Lo que el viento se llevó o Rebeca. Parece ser que, haciendo caso omiso al principio de Peter, dedicaba parte de su tiempo libre a dirigir alguna que otra película, entre las que destaca El ladrón de Bagdad y La vida futura (otra de ciencia ficción, de 1933, basada en una obra de H. G. Wells y que ya me estoy bajando de Internet para verla... Si es que no escarmiento).

Bueno me centro en la película en cuestión. Llevaba años detrás de ella. La busqué desesperadamente para emitirla en el ciclo de cine de Tenerife. Todos los que hablábamos de la película la recordábamos con emoción, con el recuerdo infantil de película de sobremesa de los sábados, con el miedo que nos había provocado ese camino tenebroso que llevaba a la colina donde se ocultaban los marcianos, o esos tornillos en el cuello con los que controlaban la personalidad de los padres y vecinos del niño protagonista, convirtiéndolos en autómatas. La nostalgia, los recuerdos y la memoria no existen más allá de la manipulación constante que hacemos de ellos.

La película está encuadrada en el cine americano de serie B (yo diría de serie Z) de los años 50, en plena paranoia anticomunista. Vista de tal modo, la película es un patético panfleto, infame y conservador, que defiende la pureza de los valores americanos frente a cualquier tipo de posible intromisión por parte de los terribles comunistas. Pero para ser sincero, a día de hoy me la suda esa visión, principalmente porque cuando la vi de niño a mí lo que me asustaba es que fueran de verdad extraterrestres y de lo de la lectura sociopolítica ni me enteré.

Pues bien, veinte años después me senté a ver la película de nuevo, un tanto emocionado esperando disfrutar y volver a paladear un cine fantástico, ingenuo y divertido, tipo La guerra de los mundos (de la misma época). Y joder, vaya con la peliculita. En primer lugar, aclaremos un tema. Curiosamente, como antes escribí, todos recordábamos el puñetero sendero que daba a la colina de arena... Normal, no te jode, como que el 80% de la película se desarrolla en un único plano fijo por el que desfilan los ¿actores? delante de ese decorado. No hay que negar que los primeros veinte minutos mantienen el interés: el decorado expresionista del sendero es muy bueno como recurso inicial, se retuerce sobre sí mismo creando y transmitiendo una sensación de miedo a lo desconocido al espectador. También funcionan los primeros planos de aquéllos que son absorbidos por la arena y después vuelven trastornados y cambiados. Pese a ser un recurso fácil, la vuelta del padre a casa o el primer plano de la niña amiga del protagonista, que aparece tras una puerta que se abre repentinamente no están nada mal. Pero después, la película se transforma en una sucesión de tópicos manidos, no tiene ritmo ninguno y aburre hasta el sufrimiento. Menos mal que al verla acompañado el descojone ante lo que presenciábamos se impuso al análisis riguroso (con las películas de los siguiente mensajes que escribiré ni eso ocurrió... Imaginaos... el horror, el horror). Por supuesto aparece el astrofísico, joven y guapo, que fuma en pipa y tiene ese aire de sabio despistado y profundo ( el día que me pongan a alguno fumándose un porrito y hasta los huevos de la soledad de un observatorio...). Después tenemos a la chica guapa que corre, grita, gime y termina en brazos de astrofísico. Natural, nuestro irresistible encanto, tantas veces comprobado en las noches laguneras. Sobre el chico y sus reivindicaciones sobre lo buenos que eran sus padre antes de los tornillazos qué decir, sólo que entran unas ganas de pegarle una somanta de ostias...

Pero, dejando a un lado a los personajes, me concentro mejor en momentos memorables de la historia. Uno sería cuando el niño le cuenta su teoría de la invasión marciana al astrofísico y éste, ante la pregunta de la médica sobre si es posible tal cosa, contesta con la mayor naturalidad: “Las teorías dicen que sí, que en Marte podrían vivir los extraterrestres bajo la tierra”. Con dos cojones. Sus fuentes científicas: Asimov y Arthur C. Clarke. Por lo menos. O ese otro momento en el que el militar al mando, al perder de forma patética a uno de sus hombres en la arena espeta: “Esos marcianos, o lo que sean, se van a enterar de quien soy yo”. Claro referente filosófico en el que se inspirará posteriormente Stallone para construir el personaje de Rambo, en su lucha contra los marcianos amarillos. La llegada de los militares marca un punto de inflexión de la película. Como diría Danisev, ahí la película rompe definitivamente. El director (o lo que sea) decidió inflar el metraje de la cinta a base de incluir imágenes de archivo de maniobras militares que no pegan ni con cola con la textura ni el color de la película. Así, nos tragamos imágenes e imágenes de tanques y aviones que nunca sabremos por dónde vienen, cuándo llegarán y para qué. Bueno el para qué, sí. Mientras se plantean si entran o no en la arena los cuatro actores que hacen de extras que en la película, se entremezclan imágenes de bombardeos continuos y terribles... ¡Pero jamás sabremos cuál es su objetivo! Y la cosa continúa. Un subordinado le trae al general uno de los tornillos que han extraído de un tío que murió por la noble causa marciana y el general le pregunta a su experto (también militar) que tiene al lado:"¿Qué le parece?” El otro, con gesto serio y concentrado, le contesta: “Parece un cristal de cuarzo unido a una pieza de platino”. Literal, le basta un simple vistazo en la oscuridad de la noche para saberlo. Surrealista. Para qué coño se necesita un laboratorio teniendo a este tío en el grupo.

Y qué decir del final, cuando empiezan a buscar la localización exacta de a nave marciana. Lógicamente comienzan la búsqueda junto a nuestra entrañable cerca, al final del camino, allí donde se ha desarrollado la mayor parte de la película. Después nos muestran una serie de planos cortos del concienzudo rastreo de la zona con una especie de radar que nuestro experto ha creado con el puto tornillo de cuarzo y platino, y cuando encuentran el lugar exacto, nerviosos, preparan una bomba para abrir una agujero en la tierra. Como el director no quiere dejar escapar la oportunidad de deleitarnos con sus efectos especiales, nos muestra un plano medio de la explosión, ¿y qué descubrimos.?... ¡¡Que la explosión tiene lugar junto a la cerca, en el mismo sitio donde iniciaron la busqueda!! Pero eso no es todo, porque los marcianos son muy listos y tienen una especie de arma que sella los pasadizos que han construido bajo tierra, por lo que los militares han de volver a la superficie justo para ver como arrastran hacia el interior de la arena al niño y a la tía protagonista. ¿Intentar entrar por donde los han arrastrado? Imposible, ya habrán sellado la zona, mejor seguir buscando otra entrada. Y la encuentran por fin... ¿Dónde? Pues coño, en el mismo sitio que la primera vez, puesto que para qué van a hacer otra explosión, cogen el mismo plano en el que explosionaba la bomba de la primera vez y ya está. Impresionante. Podría parecer que esto es el mejor ejemplo de la economía de medios empleados. Pues no. Lo mejor está bajo tierra. A los monstruos marcianos se les ven las cremalleras de los disfraces, pero aún más divertido es asistir, en un mismo decorado, a las múltiples persecuciones de militares y marcianos por los múltiples túneles que debiera haber en el interior terrestre. Es decir, hicieron un pasadizo con una curva y según desde donde rodaban parece un giro a la derecha o un giro a la izquierda y nada, los extras a correr y correr, que hay que rellenar minutos. Y corren os lo aseguro. Corren muchas veces. Por el mismo puto sitio.

En fin, la verdad es que debido a todo esto y a ver la película con Carolina me descojoné mucho y bien. No hay que negar el valor del planteamiento de la historia y su final, que la hace circular y aún más desesperante por ello. Pero la película es mala, mala de cojones, por mucho que algunos frikis de Internet le quieran extraer valores que no tiene. Los otros clásicos de la época en el género fantástico y de ciencia ficción como Ultimátum a la Tierra, la antes mencionada La guerra de los mundo o Viaje al centro de la Tierra le dan mil vueltas y cobran mayor valor tras la decepcionante visión de... Los invasores de Marte.

01 abril 2006

Federico Jiménez Losantos: devorado por los adjetivos

Se ha convertido en una caricatura de sí mismo. Un guiñol desaforado que se encuentra permanentemente enfrentado al mundo. Enfrentado a todo aquél que no comulgue con sus principios. Él, que comenzó defendiendo la libertad frente a la asfixia intelectual generada por el imperio del monopolio, no supo aplicarse lo que un día creyó defender. Inteligente, culto, sarcástico y mordaz, magnífico tertuliano por su rapidez y creatividad mental, ha terminado dejando diluir hasta la nada todas las cualidades que atesoraba y que sus enemigos (tan sólo por ideología y desde la incapacidad) no quisieron nunca valorar. Ensoberbecido y con la odiosa certeza de estar siempre en la posesión de la verdad absoluta, ha derivado en un personaje oscuro, mezquino, lleno de rencores, henchido de poder y de orgullo hasta la náusea, propenso a la megalomanía y capaz de decir los mayores disparates con la mayor desfachatez. Federico Jiménez Losantos, el hombre que fue devorado por sus adjetivos.

Comenzó utilizando con inteligencia y soltura el amplio surtido gramatical que el castellano nos otorga a todos, pero pocos pueden utilizar. Usó los adjetivos como nadie. Inventó palabros, sustantivos, definiciones espléndidas de largo recorrido conceptual. Recuerdo ese magnífico Prisoe, hoy ya tan manoseado. Repleto de mierda por el uso constante e indebido que sus cachorros hacen de él. Da pena y asco leer los distintos foros de Internet y ver como repiten hasta la extenuación, sin gracia ni inteligencia, lo que su ídolo mediático dicta cada mañana desde su atalaya radiofónica. Ha conseguido una cohorte de admiradores paletos, jóvenes con ínfulas de patéticos patriotas, neoliberales de manual que idolatran como memos el libre mercado, fachitas de pacotilla y resentidos sociales. A todos los mima sin pudor desde su micrófono, y ellos se dedican a difundir lastimosamente sus consignas de forma panfletaria, cayendo siempre en el exabrupto, el grito y la ofensa. Internet está repleto de ellos. Se dedican a su tarea con pasión y furia, sus comentarios son un monumento a Darwin y a su teoría de la evolución, pues no se puede escribir ni hablar tan mal, diciendo las barbaridades y obscenidades que dicen, sin entender que nuestra parte animal, la menos inteligente, se hace más evidente en ellos. No escriben, no hablan, no comunican. Rebuznan.

Losantos ha suprimido de su cabeza la posibilidad de entender que haya gente que no vea el mundo a su manera. Para ello se ha desembarazado de voces discrepantes y se ha rodeado de vasallos intelectuales, un grupo de tertulianos cada vez más mediocre que aplaude con risotadas serviles sus desvaríos enfebrecidos. Además, como el Nerón de Quo Vadis, ha conseguido incluso subyugar públicamente a personajes de tanta enjundia periodística e intelectual como él, que maleados o abrumados por su personalidad arrolladora, se han convertido en parias infames, sombras de sí mismos, olvidando quienes fueron, de donde vinieron y que fracasar por un camino no lleva irremisiblemente a tomar el otro (pongamos que hablo de Albiac).

La pena es que todo esto ha eliminado cualquier rastro de posible credibilidad en su discurso; nadie salvo sus fanáticos seguidores pueden creer que lo que dice es cierto y no una inmensa y continua mentira para derrocar y destruir a los progres, a Prisa y al PSOE. La fijación es tal, que sabemos imposible que pueda ya seguir haciendo críticas veraces en las que se pueda confiar. Es un periodista amortizado. Para aquéllos que lo escuchábamos hace algunos años, cuando aún no se había convertido en el que es hoy, que lo escuchábamos desde posiciones ideológicas totalmente dispares pero sabiendo que había que escuchar otras voces más libres en un mercado monopolizado por las huestes de Polanco, es una pena constatar que otro foco de información se cierra, que la posibilidad de escuchar voces razonables desde las distintas trincheras se hace ya imposible desde ésta. Es una pena saber que con él los sociatas tendrán siempre su muñeco de pim- pam- pum y no tendrán que dar la cara y purgar sus propias miserias y sus propias hiprocresías. Es una pena escribir este epitafio periodístico de un periodista. Un periodista que fue devorado por sus propios adjetivos.

25 marzo 2006

Miserable extorsión

Xavier Vendrell es el secretario de organización del partido ERC, siendo también actualmente secretario general del primer consejero del gobieno tripartito catalán. Ante la noticia que recogen hoy distintos medios respecto a que ERC exige cuotas para su partido a trabajadores de la Generalitat, éstas son las explicaciones de dicho personaje, extraídas de El País:

"Cualquier persona que trabaje en un departamento de la Generalitat sin ser funcionario, está allí porque tiene la confianza del consejero y por lo tanto es un cargo de confianza, por eso debe pagar al partido."

Se le pregunta si eso afecta al los interinos:

"Sí. Cualquier persona no funcionaria y por lo tanto susceptible de ser sustituida por otra debe hacer su aportación al partido, aunque no sea militante. También administrativos o telofonistas."

Para terminar de aclarar el malentendido:

"Esquerra es un partido republicano, nosotros no tenemos reyes, y aquí pagamos todos."

No sé bien qué escribir ante esto. Lo fácil sería hablar de asco, miseria, descaro o indignidad. Pero lo cierto es que esta realidad lo que debería darnos es miedo. Este tipo de gente es la que nos gobierna, la que decide nuestra manera de organizarnos como sociedad, la que debe solucionar nuestros problemas, la que nos representa. Este tipo dice con total desfachatez lo que otros partidos seguro que también hacen, pero con mayor discreción gracias a los años que otorga la experiencia. Pero de verdad, es demasido duro, me parece increíble:

gente susceptible de ser sustituida...

aunque no sea militante...

aquí pagamos todos...

El Padrino no podría decirlo mejor; yo al leer esas palabras es como si lo escuchara, con la voz susurrante, arrastrando las sílabas. El imaginario de la mafia que nos legó Coppola hecho realidad.

Pd: Para todos los que con toda la razón del mundo nos hemos quejado alguna vez al ver o tratar a funcionarios inoperantes, aposentados, vagos o incompetentes esto debe ser un aviso para navegantes. El PSOE está manejando una posible ley de funcionariado que establecería incentivos, bajadas de sueldo e incluso despidos para tratar de dinamizar a una anquilosada administración pública. Cuando leí esa noticia me pareció positiva y sigo pensando que se haría desde el convencimiento de que así mejoraría el trabajo público. Pero se nos olvida el porqué de esa seguridad laboral de los funcionarios. Precisamente el motivo es intentar evitar que los distintos gobiernos en el poder puedan inmiscuirse en sus trabajos La idea es que puedan ser lo más independientes posibles y que no dependan sus sueldos y su futuro de uno de los muchos Vendrells que pululan por el lodazal de nuestra política. Ignoro entonces la solución, sólo sé que no debe pasar por decisiones políticas a no ser que queramos que la administración, en sus importantes labores que afectan a nuestro dinero, nuestra intimidad y nuestra organización, se quede ya completamente expuesta al chantaje, al mercadeo y a la extorsión.

Qué asco.

17 marzo 2006

Correr. Huir. Escapar

Escapar. Huir. Correr. Lo más rápido posible. De la manera que sea. Pero sin mirar atrás. No mirar atrás. No. Imposible. Un sudor frío que recorre la frente. La respiración agitada reventando los pulmones. El corazón que golpea y machaca brutalmente el pecho. Pero seguir. Seguir. ¿A dónde? ¿Por qué? Correr. Huir. Escapar. Sin fuerzas. Necesitaba parar, descansar. Lo observaban. Vigilaban. A su alrededor desconocidos a los que no veía sabía que posaban sus ojos sobre él. Sobre mí. Sobre él. Lo miraban desdeñosos, sin pena, sin compasión. Lo escrutaban. Lo conocían. Pero eso no podía ser. Tantos no podían saber de él. Él no los podía conocer. Vergüenza. Miedo. Una esquina. Otra. Un pequeño parque. El banco, vacío. Necesario. Sentarse un instante, parar. Descansar. Nervios, tensión. Sentía que no tenía escapatoria. Que lo atraparían. Venían tras él. Por mí. Tras él. Pisándole los talones. Allí, detrás de la esquina. Los escuchaba hablar, sisear. Sobre él. Seguro. ¿Pero quién era? ¿Por qué huía? ¿De quién? ¿De qué? En pie. Y rápido. Volvían a venir. Escapar. Correr. Huir. Iba a morir. Eso ya lo intuía. Casi, atropellado. Revuelo. Gente a su alrededor. La calle de repente atestada. Golpes. Empujones. Miradas inteligentes interceptadas. Todos estaban en la trama. Contra él. Lágrimas de angustia por las mejillas. En sus labios, mezcladas con sudor. Y sangre. Se mordía los labios con la tensión. Otra calle. Otro golpe. El suelo de nuevo. El revuelo de nuevo. La sangre. El motorista aullando de dolor. Incorporarse y seguir. Seguir. La vista nublada. La sangre de nuevo. Ahora no era en los labios. La brecha en la cabeza. Los dedos sobre ella. La sangre entre los dedos. Dolor. Pero no había tiempo. No podía detenerse, los sentía tras de sí. Parecían esperar que reventara. Que cediera. Que se rindiera. No, eso no. Huir. Correr. Escapar. Otra esquina. Otro mundo. Otra posibilidad. ¿Tal vez ésta?... Otra avenida, enorme. Infinita. Pasos, susurros, gemidos. Detrás. Delante, los edificios. Enormes cuevas del futuro. Gigantes hasta el cielo. Pequeñas las ventanas. Espaciosas las terrazas. Todas iguales, clónicas. Perturbadoras. Y en ellas, ellos. No los distinguía bien, tan sólo los intuía en su carrera. Y sus miradas. Sobre él. Miraban desdeñosos, sin pena, sin compasión. Lo vigilaban. Y detrás... Los sentía en su nuca. Percibía sus pasos, sus carreras. Sus alientos. Casi. Eran decenas, cientos. ¿Quiénes eran? ¿Qué querían? ¿Por qué lo perseguían? ¿Por qué no le dejaban en paz? Escapar. Huir. Correr. Ya todo él era un charco de sudor. La camisa empapada, pegada a su piel. Los pies lacerados, sangrando sudor. La mente aterrorizada, huyendo de él. La razón, a punto de abandonar su ser. Los ojos desquiciados. Fuera casi de sus órbitas. No más. Nada más. No pensar más. Ya no. Ya sólo el fin. Un único objetivo. Correr. Huir. Escapar. No ser cazado. No ser apresado. Continuar. A través de la avenida sin fin. Extrañamente rectilínea. Los balcones repletos, vigilantes. Allí, ellos. Presentes y ausentes. Quietos. Por él. Para él. Contra él. Marchar, marchar. Correr, correr. Para atisbar, de repente, sin lógica, el fin de la avenida sin fin. Otra posibilidad del refugio final. Pero detrás ya están. Corriendo como seres inertes animados. No volver la mirada, no mirar atrás. Pero ahí están, ahí están. Casi lo tocan. El tropiezo. El bordillo. El tobillo. El dolor. Dolor frenético. Frenéticos, abrumadores los brazos se ciernen sobre él. Tan cerca de la salvación. Una mirada desolada al final de la avenida. Casi, casi. Una asustada mirada en derredor... Entonces los ve, los reconoce. Entonces lo miran. Me miran. Lo miran. Ellos son él. Ellos son yo. Yo soy él. Silencio, sorpresa. Retirada. Unos pasos, tan solo. El tiempo se para. Me(se)levanto(ta). Las terrazas. Las ventanas. Los edificios hasta el cielo. Ellos allí también son él. También son yo. Paralizados, todos. En la calle y en los edificios. Petrificados, parecen. Y yo.
 
Huir. Correr. Escapar. ¿De quién? ¿Por qué? ¿ De qué? Allí, al fondo, el fin de la avenida. Acaban las calles. Acaba la ciudad. El fin del pasado. Un nuevo futuro. De nuevo, intentarlo. De nuevo, los brazos. Brazos que reptan, que se agarran con fiereza. Con desesperación. Brazos de hierro. Sus brazos. Todos son suyos. Los que se defienden, los que se liberan. Los que atrapan, los que atacan. No será. Imposible. Jamás podrá llegar. Y ahí está. Tan cerca, tan cerca...Tan lejos.

14 marzo 2006

Disfunciones sociales

  • Una conversación. Un bar cualquiera. Dos personas. La polémica se centra en el Estatut catalán y las diversas consecuencias lógicas que acarrea. No es una conversación desaforada, se discute sobre ideas. Uno de ellos se encuentra ante un callejón que parece no tener salida... Pero no es así, por fin la encuentra:"Pero vamos a ver... ¿Tú no crees en la libre autodeterminación de los pueblos?"... Silencio. Se habla de Cataluña y del País Vasco, no de la India de Gandhi. Da igual. Se plantea una pregunta del siglo XIX en la España del siglo XXI. Da igual. La pregunta se hace con total concentración y pasión libertaria, los ojos brillan con la arrogancia que otorga estar en una posición de inapelable razón progresista. Da igual. Fin de la discusión. ¿Para qué seguir?.
¿Dónde hay que firmar para independizarse de los imbéciles?
  • Un instituto de Secundaria. Un profesor se encarga de traer cada día al centro prensa de pago de manera gratuita. Anteriormente consiguió que fuera El País. El diario desaparecía con rapidez en las manos de sus compañeros. Actualmente, por distintas causas, no consigue la distribución de ese diario para el centro, pero sí la de El Mundo. Los periódicos ahora se amontonan en una esquina. Se recortan los sudokus pero nadie se los lleva. Una profesora recoge uno para llevárselo a casa y leerlo en el metro. Una compañera la mira y le comenta: "Ten cuidado, no te vayas a intoxicar". Da igual intentar explicarle que leer sólo aquello que confirma lo que uno piensa es un ejercicio de inútil onanismo intelectual. Da igual intentar hacerle ver que practica el mismo sectarismo ideológico que con tanta pasión critica. Da igual. Da igual porque es imposible que lo entienda.
¿Dónde hay que firmar para independizarse de los imbéciles?

  • Una reunión de amigos. La tertulia de la copa deriva suavemente hacia el tema inmobiliario. Es inevitable. Un amigo intenta hacer ver la luz a otro. Nada peor que la penumbra de la pretendida lucidez. No es la primera vez, tampoco será la última: "Estás tirando el dinero con el alquiler". Da igual la invasión a la intimidad y a la libre elección de cada uno que supone el comentario. Da igual que uno pague un alquiler de 360 euros mensuales para vivir exactamente donde quiere vivir mientras que el otro vive en un lugar donde jamás se planteó hacerlo gracias a una hipoteca a treinta años. Da igual intentar explicarle que tal vez esa casa jamás será suya. Que igual, antes de terminar de pagarla se jubile y, tal vez, para complementar la pensión, se la tenga que revender al mismo banco con el que se hipotecó. Da igual. Da igual porque es imposible que lo entienda.
¿Dónde hay que firmar para independizarse de los imbéciles?