Cuentan que cuando le dijeron a Ortega que Salvador Madariaga hablaba a la perfección en cinco idiomas, comentó despectivamente: “Eso sólo quiere decir que es tonto en cinco idiomas”. Sin entrar a valorar la figura de Madariaga, o si era tonto o no, la afirmación anterior es un brillante ejercicio crítico que encierra una potente carga de profundidad contra el abuso y el prestigio del aprendizaje de idiomas.
Los idiomas. Si Ortega hubiera hecho la misma afirmación enla España de hoy, los políticos de todo el espectro político, los profesores de idiomas, las asociaciones de padres y las fuerzas del mercado se le hubieran echado encima como lobos hambrientos en busca de carne fresca de intelectual incómodo para llevarse a la boca. En educación no se suele llegar a consensos fáciles entre los grandes partidos políticos de nuestro país, ni entre la facciones conservadores y progresistas de la sociedad, pero curiosamente hay dos aspectos educativos en los todos parecen querer llevar la delantera para colgarse la medalla de la supuesta modernidad: los idiomas y las nuevas tecnologías.
La moda de los idiomas y la importancia que se le da a su aprendizaje ni son casuales, ni están poco meditadas. Son consecuencia directa de un modo práctico y meramente instrumental de entender la escuela, así como de las reformas ocultas que se están haciendo en el currículo educativo de nuestros jóvenes. El bilingüismo copa las portadas de los periódicos, es utilizado como publicidad, sirve como demostración de modernidad y de nivel, prestigia a las entidades públicas y privadas que lo fomentan, además de servir para anestesiar otras posibles reivindicaciones de los padres respecto a la enseñanza de sus hijos. Junto a las matemáticas (con un peso excesivo en el currículo que no se ve reflejado en resultados concretos) y la lengua, el bilingüismo se apodera del discurso educativo: “más matemáticas, más lengua, más idiomas...”, y es que algunos han tomado ya la decisión final de reivindicar sin complejos una escuela utilitarista y pragmática, alejada de “caducos” ideales de otra época, y son conscientes que para que este tipo de escuela impere nada mejor que podar drásticamente aquellas otras asignaturas “inútiles” para el inmediato futuro laboral de los jóvenes. Se busca así hacer prevalecer los saberes meramente técnicos e instrumentales que formen a nuestros chicos para lo que realmente se necesita: trabajadores consumistas que no se compliquen demasiado la vida, y que carezcan de opinión y de criterio. Pero que hablan en varios idiomas. Eso sí. O eso parece.
En ese camino la ayuda del idiota prestigio que trae consigo el bilingüismo y la obsesión que se ha inoculado a los padres con él, reporta funestas consecuencias tanto para la educación integral de los jóvenes como para la igualdad real de los chicos en los centros. Seamos claros, es el momento: el bilingüismo está siendo utilizado en los centros públicos para segregar a su alumnado, para poder formar grupos de élite compuestos por los hijos de los blancos progres de clase media que quieren mantener a duras penas su discurso en defensa de la educación pública, pero que no quieren ver mezclados a sus hijos con los problemas derivados de la inmigración o la pobreza tercermundista que salpica a nuestras aparentemente opulentas sociedades occidentales. No debiera ser necesario comentar que los sectores sociales más conservadores y económicamente poderosos ni siquiera se plantean esos dilemas morales respecto a la educación, se sienten mejores sin más y reivindican su derecho a serlo, por lo que directamente matriculan a sus vástagos en la educación privada o en la privada concertada (dependiendo de diferentes factores socioeconómicos), ya que entienden que la diferencia no está en la calidad de lo que se les enseña sino en el mero hecho de que donde se les enseñe no sea accesible para todos.
Nos encontramos pues con una progresiva estratificación de nuestra educación (pública y privada) que ve como se va difuminando la universalidad y gratuidad de la que partía (y la ingenua idea de igualdad de oportunidades que ofrecían dichos aspectos), y observa cómo comienza a germinar de nuevo una perspectiva individualista e insolidaria de ella que perpetúa y acrecienta las diferencias sociales. Esa realidad es la que este artículo quiere denunciar, particularizando en el bilingüismo que se promociona en nuestras escuelas, y la opción del segundo idioma extranjero para nuestros jóvenes. Esas opciones enmascaran una realidad dramática en la que, a pesar de que muchos de los chicos apenas saben redactar y expresarse en su lengua materna y junto a la excesiva segmentación de saberes que aparece ya en la primaria y que se manifiesta con todo su horror en la secundaria (un alumno de 3º de ESO dela Comunidad de Madrid estudia 12 asignaturas, con sus 12 profesores, en un curso normal), se ofrece la posibilidad de que asignaturas como Ciencias Sociales o Ciencias Naturales se les impartan en inglés. ¿Sólo en inglés? No, en absoluto, los centros de secundaria que no consiguen ser centros bilingües en inglés optan a serlo en francés. O en alemán. Al ruso no optan, de momento. Tiempo al tiempo.
La razón de esta moda es evidente cuando esos centros se viven desde dentro: el bilingüismo permite segregar al alumnado. Los mejores alumnos se agrupan con la excusa de recibir una educación bilingüe, separándoles así de la problemática social de los alumnos con peores entornos sociofamiliares que evidentemente, desestiman esa posibilidad que sólo en teoría (sólo en teoría) se les ofrece. Pero además la formación de grupos sigue segmentándose mediante la posibilidad de estudiar un segundo idioma extranjero (francés) además del obligatorio inglés. Así, la tan cacareada y aplaudida optatividad de ciertas asignaturas se convierte en el mejor y más perverso método posible de selección de alumnado: si a un alumno de 3º de ESO se le ofrece la posibilidad de optar por Francés o por Taller de Artesanía, adivinen... ¿Por qué asignatura optará el chico de la familia normal, sin problemas, que conoce el funcionamiento interno de los centros, que se informa y se preocupa por la educación de ese chico? ¿Y el chico de la familia desestructurada que no tiene interés inmediato por sus estudios, el chico cuyos padres es imposible convocar a una reunión con el tutor porque se desentienden de la educación de su hijo, o porque no pueden permitirse el lujo de pedir un par de horas libres de su trabajo por el miedo de que les echen del mismo? Una vez realizada la elección nada más simple para la dirección del centro que formar los grupos mediante las “inevitables” necesidades organizativas, y así hacer una “selección natural” absolutamente inmoral que determina el futuro de los que ya se señala como desechos sociales. ¿Cómo puede funcionar bien un grupo donde se mezclan alumnos de integración, alumnos repetidores, alumnos con gravísimos problemas familiares y alumnos inmigrantes desarraigados? ¿Le gustaría que su hijo estuviese en él?
Pocas opciones parecen quedar ante esta realidad tácitamente aceptada por todos: por padres, profesores, directivas de los centros, administración... Los únicos que no se dan cuenta de ello son los perjudicados y sus familias, y su inopia permite mantener el tinglado. Contarlo tal vez sólo sirva para hacer un poco de ruido o provocar alguna reflexión, pero mientras tanto la rueda sigue su marcha, carente de sentimientos de culpa, pragmática, sin que nadie se dé por aludido...
Los idiomas. Si Ortega hubiera hecho la misma afirmación en
La moda de los idiomas y la importancia que se le da a su aprendizaje ni son casuales, ni están poco meditadas. Son consecuencia directa de un modo práctico y meramente instrumental de entender la escuela, así como de las reformas ocultas que se están haciendo en el currículo educativo de nuestros jóvenes. El bilingüismo copa las portadas de los periódicos, es utilizado como publicidad, sirve como demostración de modernidad y de nivel, prestigia a las entidades públicas y privadas que lo fomentan, además de servir para anestesiar otras posibles reivindicaciones de los padres respecto a la enseñanza de sus hijos. Junto a las matemáticas (con un peso excesivo en el currículo que no se ve reflejado en resultados concretos) y la lengua, el bilingüismo se apodera del discurso educativo: “más matemáticas, más lengua, más idiomas...”, y es que algunos han tomado ya la decisión final de reivindicar sin complejos una escuela utilitarista y pragmática, alejada de “caducos” ideales de otra época, y son conscientes que para que este tipo de escuela impere nada mejor que podar drásticamente aquellas otras asignaturas “inútiles” para el inmediato futuro laboral de los jóvenes. Se busca así hacer prevalecer los saberes meramente técnicos e instrumentales que formen a nuestros chicos para lo que realmente se necesita: trabajadores consumistas que no se compliquen demasiado la vida, y que carezcan de opinión y de criterio. Pero que hablan en varios idiomas. Eso sí. O eso parece.
En ese camino la ayuda del idiota prestigio que trae consigo el bilingüismo y la obsesión que se ha inoculado a los padres con él, reporta funestas consecuencias tanto para la educación integral de los jóvenes como para la igualdad real de los chicos en los centros. Seamos claros, es el momento: el bilingüismo está siendo utilizado en los centros públicos para segregar a su alumnado, para poder formar grupos de élite compuestos por los hijos de los blancos progres de clase media que quieren mantener a duras penas su discurso en defensa de la educación pública, pero que no quieren ver mezclados a sus hijos con los problemas derivados de la inmigración o la pobreza tercermundista que salpica a nuestras aparentemente opulentas sociedades occidentales. No debiera ser necesario comentar que los sectores sociales más conservadores y económicamente poderosos ni siquiera se plantean esos dilemas morales respecto a la educación, se sienten mejores sin más y reivindican su derecho a serlo, por lo que directamente matriculan a sus vástagos en la educación privada o en la privada concertada (dependiendo de diferentes factores socioeconómicos), ya que entienden que la diferencia no está en la calidad de lo que se les enseña sino en el mero hecho de que donde se les enseñe no sea accesible para todos.
Nos encontramos pues con una progresiva estratificación de nuestra educación (pública y privada) que ve como se va difuminando la universalidad y gratuidad de la que partía (y la ingenua idea de igualdad de oportunidades que ofrecían dichos aspectos), y observa cómo comienza a germinar de nuevo una perspectiva individualista e insolidaria de ella que perpetúa y acrecienta las diferencias sociales. Esa realidad es la que este artículo quiere denunciar, particularizando en el bilingüismo que se promociona en nuestras escuelas, y la opción del segundo idioma extranjero para nuestros jóvenes. Esas opciones enmascaran una realidad dramática en la que, a pesar de que muchos de los chicos apenas saben redactar y expresarse en su lengua materna y junto a la excesiva segmentación de saberes que aparece ya en la primaria y que se manifiesta con todo su horror en la secundaria (un alumno de 3º de ESO de
La razón de esta moda es evidente cuando esos centros se viven desde dentro: el bilingüismo permite segregar al alumnado. Los mejores alumnos se agrupan con la excusa de recibir una educación bilingüe, separándoles así de la problemática social de los alumnos con peores entornos sociofamiliares que evidentemente, desestiman esa posibilidad que sólo en teoría (sólo en teoría) se les ofrece. Pero además la formación de grupos sigue segmentándose mediante la posibilidad de estudiar un segundo idioma extranjero (francés) además del obligatorio inglés. Así, la tan cacareada y aplaudida optatividad de ciertas asignaturas se convierte en el mejor y más perverso método posible de selección de alumnado: si a un alumno de 3º de ESO se le ofrece la posibilidad de optar por Francés o por Taller de Artesanía, adivinen... ¿Por qué asignatura optará el chico de la familia normal, sin problemas, que conoce el funcionamiento interno de los centros, que se informa y se preocupa por la educación de ese chico? ¿Y el chico de la familia desestructurada que no tiene interés inmediato por sus estudios, el chico cuyos padres es imposible convocar a una reunión con el tutor porque se desentienden de la educación de su hijo, o porque no pueden permitirse el lujo de pedir un par de horas libres de su trabajo por el miedo de que les echen del mismo? Una vez realizada la elección nada más simple para la dirección del centro que formar los grupos mediante las “inevitables” necesidades organizativas, y así hacer una “selección natural” absolutamente inmoral que determina el futuro de los que ya se señala como desechos sociales. ¿Cómo puede funcionar bien un grupo donde se mezclan alumnos de integración, alumnos repetidores, alumnos con gravísimos problemas familiares y alumnos inmigrantes desarraigados? ¿Le gustaría que su hijo estuviese en él?
Pocas opciones parecen quedar ante esta realidad tácitamente aceptada por todos: por padres, profesores, directivas de los centros, administración... Los únicos que no se dan cuenta de ello son los perjudicados y sus familias, y su inopia permite mantener el tinglado. Contarlo tal vez sólo sirva para hacer un poco de ruido o provocar alguna reflexión, pero mientras tanto la rueda sigue su marcha, carente de sentimientos de culpa, pragmática, sin que nadie se dé por aludido...
Reconozco que puedo irme por la tangente pero es la cita de Ortega la que me lleva principalmente a responder unido al supuesto eje instrumental de la lengua.
ResponderEliminarEn los primeros años del siglo XX el método seguido en España para el aprendizaje de lenguas extranjeras era el Método Gramática-Traducción. La enseñanza de la lengua estaba descontextualizada de su entorno cultural y se basaba en el aprendizaje explícito de las reglas gramaticales, la memorización del léxico, la escucha de grandes disertaciones lingüísticas y la traducción a tutti pleine. Quien fuera tonto, seguiría siendo tonto y aún más confundido si cabe. Y el listo sería aún más erudito. Poco podía extraerse en términos de formación integral del aprendiente medio. En la actualidad el perfil que adopta la enseñanza-aprendizaje de lenguas extranjeras tiene un objetivo lingüístico y sociocultural y por supuesto menos erudito. Y, en nuestro tema, no voy a ser yo quien anime su mayor presencia en detrimento de otras materias esenciales, de mayor calado y necesidad en el alumnado: física y química, matemáticas, lengua y literatura española, historia, filosofía…Además está el peligro del elitismo o la segregación y todo lo que bien explicas. No entro en eso porque estoy de acuerdo contigo
Pero hay una segunda cosa que matizar, y es respecto al contenido mismo de las clases de Lengua Extranjera (LE). Sólo respecto a ello. Y más allá de los que puedan o quieran llegar a ella. Porque parece que en el post rezuma la idea de que la enseñanza de la LE 1 o 2 tiene un componente utilitarista, instrumental y pragmático enfocado a que los alumnos manejen cuanto antes los entresijos de la lengua para que puedan incorporarse como corderillos bilingües al mundo de la empresa y luego se conviertan en consumistas empedernidos. Nada más lejos de la realidad. Porque una de los factores más importantes en la actual percepción de las enseñanzas de lenguas es su vertebral perfil cultural, que es el medio para aprender la lengua. Como ejemplo, en español como LE forman parte del programa en secundaria aspectos de la Historia de España (orígenes, Imperio Romano, Invasiones Germánicas, España musulmana, Reconquista, Siglo de Oro, XVIII, XIX, XX, Guerra Civil, Franquismo y transición democrática más España actual) , principales manifestaciones del Arte y la Cultura española en pintura, literatura y cine, aspectos de la vida cotidiana (medios de comunicación, sistema escolar…) o el estudio de América Latina a través de sus novelistas o poetas…
Con esto quiero llegar a varias conclusiones: La primera es que el perfil utilitarista en la enseñanza de lenguas en colegio e instituto no es, ni mucho menos, prioritario. La segunda, por tanto, es que el perfil cultural es predominante y está ligado indefectiblemente al lingüístico, al que complementa y le da sustento. Y la tercera es que el trabajo y estudio de pinturas de Velázquez, de Goya o de Picasso, o de la situación actual en ciertos países de América Latina, o el estudio de poemas de autores del 27, o de extractos de novelas actuales bien elegidas, o el estudio de principales manifestaciones del arte musulmán, del arte neoclásico, del modernismo, o el análisis de artículos de prensa actual sobre la situación política…todo esto, contextualizado y orientado a la enseñanza de la lengua, puede no interesar, de acuerdo, pero tontos, desde luego, no provoca. Y la formación integral del individuo, más allá de sus efectivas competencias lingüísticas desarrolladas, puede llegar a enriquecerse y mucho
Por tanto el bagaje cultural y civilizacional que puede inocularse a través de la enseñanza de una lengua extranjera está en las antípodas de lo que se destilaba a principios del S. XX. La lengua tiene un eje instrumental, sí, pero para acceder a la cultura y a la civilización del país, no para adiestrar a futuros ejecutivos. Allá cada uno con el uso que luego quiera darle. Finalmente, de acuerdo, como decía más arriba, en que las LE no son prioritarias en este tramo de edad y en el contexto de la enseñanza reglada y de acuerdo en los efectos nocivos-excluyentes que puede implicar en función del alumnado. Pero una vez dentro, mucho jugo puede ser extraído con el trabajo adecuado, que lo que se enseña, poco, muy poco tiene que ver con el mundo de la empresa.
Abrazo del frecuente invasor.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarNo sé muy bien si me enterado de cúal es el argumento central de este último post: ¿No deberíamos enseñar idiomas en las escuelas porque son asignaturas prácticas? ¿Así que sólo deberíamos aprender cosas como matemáticas y física que son "importantes"? ¿Importantes para quién? ¿Para qué? La eterna soberbia del ciéntifico sale a relucir. En fin. Además, estoy de acuerdo con anónimo, aunque tengo mis reticencias contra la gente que no bebe alcohol o no pone sus nombres en sus comentarios. Todo depende de la contextualización y de la forma en la que se enseñenen las cosas. Y de qué se enseña, también. No es que diga yo que los idiomas pasen a ser la piedra central del currículo, pero ¿sugieres que como "el bilingüismo está siendo utilizado en los centros públicos para segregar a su alumnado" lo que hay que hacer para evitar la segregación es quitar los idiomas? Me parece un argumento muy raro, la verdad. O es que no me entero... ¿qué es lo que sugieres?
ResponderEliminarPersonalmente, estoy muy contenta con que me enseñaran inglés en el instituto, y que mis padres no tuvieran que pagar una academia privada para que lo aprendiera. Sólo faltaría que encima les demos a la gente de pasta la oportunidad de ser ellos los únicos que sepan idiomas. De acuerdo en que quizás los hijos de los burgueses de clase media sean los que mś provecho saquen de la asignatura, pero por lo menos está ahí para todos. ¿Estás deacuerdo con la eliminación de la filosofía por que de familias "desestructuradas" no le va a servir de nada? No te entiendo, Almeida.
Un post muy raro...
PD. Tengo un ordenata nuevo, ¿te diste cuenta? ¡Ya puedo poner acentos y eñes!
Perdón, elena, por la ausencia de identificación.
ResponderEliminarEspero, Miguel, que por lo menos te gusten las bebidas alcoholicas.
ResponderEliminar:)
Jejejeje, por supuesto. Si alguna vez nos encontramos prometo demostración práctica y pago yo. Y hablamos en inglés o en francés para que pepe no se entere de nada :) ¡Conspiración en el blog!
ResponderEliminar¡Hombre Elena!, sólo encuentro tres motivos por los cuales has malinterpretado este post:
ResponderEliminar1. Pepe no se explica bien
2. No lo has leído detenidamente
3. Lo has leído detenidamente, Pepe se ha explicado bien, pero tú has sacado tus propias conclusiones a pesar de ello, llevada tal vez por una tendencia natural del ser humano a verse atacado en lo que cree es un terreno personal ( tú eres bilingüe entre otras múltiples virtudes).
Cuales sean los motivos de tu error no me importa, pero es necesario algún apunte.
Lo que dice en este post Pepe es tan real como triste. Y es triste porque el uso de los idiomas como forma de segregar a alumnos es un arma diabólica que por lo que veo tristemente, cala en seres humanos como tú en demasía.
Desde la posición que me encuentro, es decir, profesora en un instituto de enseñanza pública en zona desfavorecida de Madrid tengo una visión bien distinta del bilingüismo. A mí no me supondrás, como a Pepe, poco amor por los idiomas extranjeros, así que lee esto tranquilamente sin que se te pongan los pelos como escarpias. Tienes que ser un poco más openminded:
Ya se sabe que en Madrid las políticas que se hacen son para favorecer la concertada y relegar la pública a gueto. En la capital el 60% de los institutos son ya
privados-concertados y eso está dejando a la educación pública en una situación crítica. En barrios desfavorecidos el público se convierte en el refugio de chavales cuyas posibilidades de sacarse el titulo de la ESO son escasas(¿Sabias que hay un índice de abandono del 30% en nuestra enseñanza secundaria obligatoria? ¿Te puedes imaginar como se dispara el abandono en zonas desfavorecidas?). Tampoco favorece a los gobiernos que la pública que le queda sea un desastre total (se les verían demasiado las intenciones), de modo que ¿cuál es la solución?... pues fácil, fácil, evil, evil... divide y vencerás: haz guetos dentro de la pública. Genera una élite y unas clases bajas. Los centros públicos perderán el culo por ser uno de los elegidos y quitarse de en medio a una masa de seres humanos (léase inmigrantes, gitanos o chavales con problemas en sus entornos familiares) o al menos apartarlos en aulas y grupos especiales. ¡¡Nos hacemos bilingües y al carajo!!... Claro, no importa que los chavales casi no sepan expresarse en su propio idioma, no entiendan un enunciado de un problema, y se pierdan con las clases de Inglés que ya tienen.
¡Coño, claro que es mejor saber dos idiomas que uno!. Pero es mucho mejor manejar al menos el propio con soltura. Que los problemas de la enseñanza en este momento son demasiado serios para que políticos que no tienen ni puñetera idea vengan con sus ideas bilingüistas como si fueran la panacea a los problemas de la enseñanza. No te dejes engañar por lo que tú crees que es un modelo a seguir. Te recuerdo que tu bilingüismo no vino del instituto, y que aprender un idioma se arregla largándote un año a un país extranjero a buscarte la vida. Igual es eso lo que deberíamos enseñar a nuestros chavales. Darles recursos, conocimientos, amor por aprender y conocer...
Yo personalmente estoy harta de demagogias baratas con este asunto. Así que antes de cabrearte con el post suponiéndole un desprecio a los idiomas y un aire arrogante en la importancia de enseñar ciencias o filosofía frente a idiomas extranjeros entiende de lo que realmente va este post. La idea del bilingüismo apesta porque esconde en su interior la mezquindad del que o no sabe o mira para otro lado ante los verdaderos problemas de la enseñanza pública. Arreglemos primero lo importante y no dejemos que políticos sin escrúpulos nos vendan ideas envenenadas envueltas en un ideal envoltorio.
No nos quedemos en la superficie que para eso tenemos estudios. (aunque hayan sido en un sólo idioma)
Vale, bien. Entiendo lo que decís, pero lo cierto es me da la impresión de que han elegido el bilingüismo como podrían haber elegido cualquier otra cosa para hacer la segregación. Reconoce que con ese título "Contra el bilingüismo. Contra la segunda lengua extranjera" lo normal es que me diera por afilarme las uñas...
ResponderEliminarAún así el argumento ese de que "es mucho mejor manejar al menos el propio con soltura¨ me molesta un poco. Así que como hay chavales que no escriben bien en castellano, ¿los demás no deberían tener derech a aprender otros idiomas?¿o qu ecomo lo mejor para aprender un idioma es irse al extranjero, ¿no debemos enseñar gramática (esencial para dar la base que hace podible el aprendizaje) en las escuelas?
Y Miguel, te tomo la palabra con lo de que pagas tu las copas. Jeje.
Migue: "La primera es que el perfil utilitarista en la enseñanza de lenguas en colegio e instituto no es, ni mucho menos, prioritario"
ResponderEliminar"Finalmente, de acuerdo, como decía más arriba, en que las LE no son prioritarias en este tramo de edad y en el contexto de la enseñanza reglada y de acuerdo en los efectos nocivos-excluyentes que puede implicar en función del alumnado"
Perdón por no contestarte antes, pero he estado tan liado que me ha sido completamente imposible. De todas formas no me era prioritario responderte a ti, porque como bien dices: "Reconozco que puedo irme por la tangente". Tus argumentos no rebaten los míos, aportan tus ideas sobre algo perfectamente respetable, pero que pertenece al ámbito de la pedagogía educativa: cuál debiera ser (o es) el enfoque del aprendizaje de los idiomas. Vale.
Pues eso, nadie duda de la utilidad de los idiomas, y del jugo que puede extraerse de sus conocimientos (de su correcto conocimiento)... ¿y?... mi artículo no iba en esa dirección, y bien lo sabes, ya lo habíamos hablado. Tu comentario es una defensa del buen aprendizaje de un idioma, pero no discutes sobre lo que discute mi artículo: dónde se imparte, cuándo se imparte, por qué se imparte.
Si negamos que la ESO, en todos los países, prioriza algunas ramas del saber sobre otras a la hora del aprendizaje de nuestros chicos, caemos en un relativismo idiota que además oculta que queramos o no eso se va a hacer. Y evidentemente yo tengo mis propias y ¿arrogantes? ideas sobre cuáles debieran ser las líneas maestras de la escuela. Ahí entraría ya a contestar a Elena
Aunque Carol ya te ha respondido en la misma línea que yo lo haría, espero mañana tener un rato para aclarar algunos asuntos que creo que han quedado pendientes
Estoy totalmente deacuerdo con las argumentaciones de Almeida, mucho más cuando veo en ellas un perfecto retrato de lo que sucede en el IES donde trabajo. Lo que no acierto bien a comprender es por qué no se levantan voces denunciando esta situación, sirvan o no para algo. ¿Acaso forma todo ello parte de la anestesia mental de los funcionarios (profesores) o del desconocimiento de la mayoría de los padres?
ResponderEliminarEn cuanto a la situación del profesorado inmerso en centros bilingües nos encontramos un nuevo elemento de discordia en el seno de los departamentos: profesores con habilitación lingüística versus a los que no la tienen. Los primeros impartiendo sus clases (sin despeinarse de lunes a viernes) a grupos modelo, donde todo marcha como la seda, frente a los que tienen en exclusividad los grupos no bilingües, con un plus de innumerables problemas, estrés laboral y conflictividad.
Bienvenido, Juan.
ResponderEliminarMe alegro de que estés de acuerdo porque en este asunto esa anestesia de la que hablas en los centros educativos está haciendo que la chapuza bilingüe se vaya a extender como la pólvora, no sólo por Madrid sino por otras Comunidades.
Cuando escribí este post hace más de año y medio no podía llegar a pensar que el mecanismo bilingüe que se estaba poniendo en marcha iba a ser de tal magnitud, ni que iba a tener el enorme significado para la educación pública que ya se intuye: en la formación de alumnnos,en la estratificación de institutos, en las diferencias entre los trabajos de los profesores, en la creación de ghettos educativos...
Sobre el tema estoy preparando un artículo (que imagino podré colgar en el blog en breve) analizando las consecuencias del programa bilingüe y la actitud del profesorado ante él
Esperemos que haya más gente que vea en el cenagal que nos estamos metiendo y podamos ejercer algún tipo de presión social, pero las últimas movilizaciones propuestas por los sindicatos (y su escaso seguimiento), el patético papel de éstos a la hora de exigir a la Administación en los asuntos que realmente importan, la posición de PP y PSOE a favor de esta engañifa, y el entorno social que en general parece favorable a este maquillaje de la educación sin profundicar en sus posibles consecuencias, me hace sospechar que estamos metidos en una batalla que difícilmente (de nuevo) podemos ganar.
Saludos
estoy totalmente de acuerdo, en mi colegio se está hoy votando el tema y ...ya se sabe ...es como una marea humana que te arrastra...creo que el bilinïsmo es anticonstitucional y no comprendo que NADIE lo haya impugnado...será porque los que pueden impugnarlo esperan que sus hijos entren en el sorteo ...pero...¿ y si no los eligen ?
ResponderEliminar