De nuevo se acerca la navidad y con ella las clásicas y destructivas reuniones familiares, los cánticos de villancicos con aliento alcohólico, las invasivas campañas publicitarias y por supuesto el regreso de la juventud, lozanía y desparpajo adolescente de Ana Obregón presentando las campanadas de fin de año en la Puerta del Sol.
Este año la navidad llega tras meses de discusiones políticas a causa del proyecto de estatuto catalán. Durante todo este tiempo he seguido con gran atención toda la polémica generada, he leído los artículos más conflictivos, su interpretación en diarios de distinta ideología como El País o El Mundo y he participado en lógicas y desordenadas discusiones con amigos sobre el asunto. A pesar de ello se me hace necesario estructurar lo que pienso.
Este año la navidad llega tras meses de discusiones políticas a causa del proyecto de estatuto catalán. Durante todo este tiempo he seguido con gran atención toda la polémica generada, he leído los artículos más conflictivos, su interpretación en diarios de distinta ideología como El País o El Mundo y he participado en lógicas y desordenadas discusiones con amigos sobre el asunto. A pesar de ello se me hace necesario estructurar lo que pienso.
Impepinablemente uno llega a la conclusión de estamos siendo gobernados por una pléyade de incompetentes, mediocres y analfabetos funcionales que, además, se consideran con la capacidad de engañar y manipular la opinión pública con descaro y sin vergüenza (como ejemplo véase el último video que ha hecho circular el PSOE entre sus dirigentes sobre como han de expresarse en público y ante las cámaras...indescriptible). En ellos nunca se puede saber si lo que se encuentra es simple estulticia de fábrica o una más dañina imbecilidad interesada. Los nacionalistas catalanes de ERC (todavía recuerdo que hubo gente que me decía que Carod Rovira era un político de talla... ufff) ayudados por las ansias de poder de los socialistas catalanes y el resentimiento por la pérdida de dicho poder de CiU han presentado un proyecto de estatuto miserable, insolidario, excesivamente intervencionista en lo social y que modifica unilateralmente las reglas de juego del resto de España. La mierda de la discusión sobre el término nación (como ya pasó antes con la palabra matrimonio cuando las hordas cristianoconservadoras peperas se opusieron a las uniones gay) ha servido durante un tiempo para encubrir la realidad de lo que piden los político catalanes. Escogiendo sólo las exigencias más relevantes, en cuanto que nos afectan a todos, y obviando temas tan dolorosos como el de la educación, enumero a continuación algunas de sus peticiones: exigen el derecho a recaudar los impuestos propios y decidir mediante un acuerdo con el gobierno central cuánto han de aportar al fondo común español en concepto de solidaridad (¿caridad?) siendo aún más importante sobre este asunto la exigencia de capacidad normativa sobre dichos impuestos; pretenden, por otro lado, decidir ellos solos la cuota de inmigrantes que les es necesaria, sin especificar los métodos de actuación para determinar dicha cuota y mantenerla (¿qué harían para el control, pondrían una valla como en Marruecos pero en la frontera con Aragón o enviarían a los sin papeles en vuelos secretos, como los de la CIA , a Extremadura?), se arrogan la elección de los jueces en su territorio y proponen el TSJC como última instancia recurrible en él, quedando el Supremo para la simple unificación de criterios, casi como órgano consultivo; exigen y endurecen las normas sobre la obligación del uso del catalán en todos los ámbitos sociales (¡¡viva la libertad de la izquierda!!) incidiendo principalmente para ello (con castigos económicos... ¿coacción?) en la empresas que operen en su territorio, al mismo tiempo que contemplan la posibilidad de que las relaciones con la administración central se puedan hacer en catalán (en Málaga debieran estar preparados por tanto para poder recibir documentación en dicho idioma....¿alguno de éstos habrá visto la película Brazil de Terry William y les inspiró?) El modelo que se defiende no es el modelo federalista como tantas veces tengo que escuchar a amigos que me hacen referencia a los EEUU (nuestra población total es como la del estado de California, hablar aquí de otro federalismo que no sea el propio del estado de las autonomías me parece una posición de progre de salón, pero bueno...) sino confederal, no se pretende un estado federal con los mismos derechos básicos para todos los estados/autonomías sino uno confederal con relaciones de privilegio para Cataluña.
Lo anterior es un resumen de la lectura que yo hago de los asuntos más polémicos del proyecto, proyecto que no debiera haber llegado nunca así redactado al Parlamento si partidos políticos como PSOE e IU hubieran recordado que representan no sólo a personas de Cataluña sino que sus siglas representan a muchos otros en otras partes del país. En este punto se presenta uno de los problemas más graves que origina este simulacro de democracia que tenemos. Todos los impresentables se arrogan los votos que les dieron sus electores como si fueran suyos y como ya hiciera el PP con sus 10 millones de votantes/españoles que apoyaban la intervención en la guerra de Irak porque le habían votado dos años antes, ahora tenemos que oír como algunos tratan de respaldar sus decisiones diciendo que el 85% del parlamento catalán y por tanto de los catalanes respaldan este proyecto... bazofia.
Y a la espera de que el proyecto pase los trámites pertinentes en el congreso, a la espera de saber si podemos confiar en si lo que dice Zapatero es cierto y la financiación del país la podemos seguir decidiendo entre todos (confianza que se hace difícil por ser él uno de impulsores, por omisión de dirección, de dicho proyecto), a la espera de que los honorables peperos se olviden de su indignado patriotismo constitucional y por ejemplo dejen de hacer en Valencia lo que critican en Cataluña, a la espera crítica de que el Tribunal Supremo siga siendo garantía de unidad de criterio y justicia sin depender de donde somos y a la espera de que se discuta con inteligencia lo que queremos ser y como nos queremos organizar, sin acritud y civilizadamente...
Aparecen la actitudes idiotas, las respuestas infantiles los desahogos seniles o lo que es lo mismo aparecen de manera inaudita los repugnantes boicots. La moda ahora es no comprar cava catalán, o butifarra, se envían listas de productos alternativos... Y lo hace tu hermana, tu primo, tu amigo ¡¡¡¿¿¿Estamos tontos o qué???!!! Gente que no ha leído o escuchado más que los gruesos titulares, que dejan deslizar sus vidas de su casa a su trabajo y de ahí a su televisión, gente incapaz de preocuparse o preguntarse los porqués profundos de lo que le sucede alrededor, de cuáles son las causas que provocan que sus sueldos estén al nivel de 1997, o de que sus viviendas estén un 25% sobrevaloradas y por ello vayan a estar hipotecados hasta que se mueran, o de que está pasando para que gobierne la ideología que gobierne la gestión de la economía siga siendo la misma, o de qué se esconde detrás de las deslocalizaciones de empresas o de algo tan primario y básico para ellos como preocuparse de cual es la razón por la cual Canal+ no se da en abierto cuando una vicepresidenta del gobierno se lo prometió... Esta misma gente se convierte de la noche a la mañana en activistas de salón y te defienden con vehemencia el boicot a los productos catalanes....¿pero que tendrán que ver los ciudadanos catalanes, tan engañados, alienados y manipulados como ellos con los delirios de algunos que lo único que tratan es de forrarse (como en su día dijo literalmente Zaplana... Que este tío siga en política evidencia la enfermedad del sistema) y mantenerse en el poder? Si son culpables de algo es de falta de interés político, dejadez y cierto egoísmo pero no mayor que el de los andaluces que mantienen el clientelismo de Chaves y los informativonodos de Canal Sur o los gallegos que permitieron que un gobernante franquista y por ende perteneciente a la élite de una dictadura represora les gobernara durante más de diez años ¿Por qué no boicoteamos en su día los percebes gallegos en protesta retrospectiva por la dictadura? Y lo que más miedo me da es la cara de la gente cuando te defiende que no comprará cava catalán este año. Su cara constreñida, su gesto de concentración, la mirada endurecida, la actitud beligerante, rezumando reflexión política por cada poro de su piel, coño,casi que parecen dispuestos a montarse en una barca de Greenpeace para bloquear por mar el comercio de los irredentos catalanes...
Y qué decir mientras de los nacionalistas. Ahí van dos perlas que permite contemplarlos en toda su espléndida idiotez:
- Hughet, político de ERC y consejero de la Generalitat defiende (por dos veces) desde su posición de historiador (palabras suyas) que el boicot a los productos catalanes y la catalanofobia general son comparables a la persecución a los judíos por parte de los nazis...
Sin comentarios. Remito a la inconmensurable repuesta de Lucrecio/Albiac en su blog el 13 de diciembre:
-Paulino Rivero, líder de Coalición Canaria, pide la transferencia de las competencias en meteorología al gobierno a causa de la mala predicción hecha por el Instituto Meteorológico sobre la tormenta tropical de hace algunas semanas... ¿¿¿???... Desde luego cuando se meten a científicos es que lo bordan...
Si como se dice por ahí el simple hecho de no comprar cava catalán es por sí mismo un “BOICOT”, entonces cuando no compras cava Valenciano, Extremeño, etc. le estás haciendo el “boicot” a lo valenciano, lo extremeño…
ResponderEliminar¿acaso pretenden que compremos catalán y “le hagamos el boicot” a los productos del resto de España?
Muy bien que les ha venido en Almendralejo el que se dé a conocer el magnífico cava extremeño.
¿o es que va a ser Cataluña la única que tenga industria y el resto de España esté hecho un erial?
No es como dices. El problema no fue (o no es) comprar cava catalán o no, sino decidir, por cuestiones erróneamente llamadas políticas cuando no pasan de ser razones de hooligans políticos, empezar a mirar las etiquetas para de manera consciente evitar comprar productos hechos en Cataluña, sin tener en cuenta la calidad o el precio del producto, que es lo que suele determinar la elección natural del comprador.
ResponderEliminarLo haga quien lo haga, catalanes con productos del resto de España, o españoles con productos catalanes, a mí me sigue pareciendo una soberana estupidez.