Sólo hay que leer la respuesta que da Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, a la pregunta del periodista del ADN sobre las acusaciones de favorecer a la educación concertada y privada, para conocer el enorme daño que las políticas educativas del PP están haciendo a la educación pública madrileña. El desmantelamiento de la estructura de centros públicos y su conversión en muchos casos en mero refugio de la inmigración que no acepta la educación concertada (con notables excepciones, claro), lleva camino de convertirse en Madrid en un proceso sin posible retorno. Las negritas en la repuesta son mías
Dice la oposición que usted favorece la escuela concertada. Como ejemplo ponen los nuevos barrios: ha creado 5.000 plazas concertadas frente a 1.500 públicas.
"La educación pública tiene el 80% de la inversión, y la enseñanza bilingüe está en 147 colegios públicos y la ampliaremos a 50 institutos. Desconozco esos datos que comenta, pero el gobierno del PP defenderá la elección de colegio que los padres hagan. El 53% de las familias quiere concertados. No creemos en la escuela única, pública y laica porque los padres quieren una concertada, gratuita, en la que se enseñan valores religiosos, o valores como el mérito, el estudio y el esfuerzo."
Ahí está la clave, si la responsable del gobierno y de la redistribución de los impuestos en Madrid piensa que la escuela concertada enseña valores como el mérito, el estudio y el esfuerzo, me gustaría preguntarle qué considera entonces que enseña la pública: ¿el valor del enchufe, la pereza y la cultura del mínimo esfuerzo?
Lo más peligroso no es que lo piense. Dudo que lo haga. Es peor. Lo que pretende es que esa idea se extienda entre la población, que la recuerden esos padres asustadizos y temerosos que a la hora de elegir sigan optando por potenciar el gran negocio de la concertada y dejando de lado lo que debiera ser un bien social y comunitario: la defensa de una misma educación pública para todos, que reciba los impuestos que todos pagamos, redistribuya las problemáticas sociales, y se ajuste a las necesidades de los niños de este país para que reciban la mejor formación posible
Ahí está la clave, si la responsable del gobierno y de la redistribución de los impuestos en Madrid piensa que la escuela concertada enseña valores como el mérito, el estudio y el esfuerzo, me gustaría preguntarle qué considera entonces que enseña la pública: ¿el valor del enchufe, la pereza y la cultura del mínimo esfuerzo?
Lo más peligroso no es que lo piense. Dudo que lo haga. Es peor. Lo que pretende es que esa idea se extienda entre la población, que la recuerden esos padres asustadizos y temerosos que a la hora de elegir sigan optando por potenciar el gran negocio de la concertada y dejando de lado lo que debiera ser un bien social y comunitario: la defensa de una misma educación pública para todos, que reciba los impuestos que todos pagamos, redistribuya las problemáticas sociales, y se ajuste a las necesidades de los niños de este país para que reciban la mejor formación posible
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