05 noviembre 2009

Sobre el despido de Reig y la deriva de Público

Hasta el martes no noté que habían echado a Rafael Reig de Público. Cuando abrí el periódico y busqué su Carta con respuesta no la encontré, y en su lugar Isaac Rosa (un tío cuyas columnas en general me interesan) trataba torpemente de salvar la dignidad del la empresa que le paga con una columna deplorable donde empezaba hablando del sexo de los ángeles para terminar, con un último párrafo antológico (modo irónico), enfangándose hasta los tobillos aludiendo a la libertad de opinión de los columnistas del periódico, justo cuando acaban de despedir (dejémonos de eufemismos) a un compañero precisamente por darle más cera de la cuenta a los sociatas de lo que Roures se puede permitir.

Yo fui de los que me alegré de la llegada de Público. Desde el principio lo he comprado con asiduidad alternándolo o compaginándolo con El Mundo y El País. Defiendo y defenderé siempre que era un periódico que aportaba un soplo de aire fresco en la encorsetada y conservadora prensa española: un director de la generación mileurista (Nacho Escolar) un puñado de nuevas y viejas firmas que aportaban una voz global diferente (Reig, Rosa, Orejudo, Fabretti, Lozano...), nuevos espacios de opinión de fondo (hasta ahora reservados siempre en la prensa española a tesis liberales o conservadoramente socialistas) donde voces de la izquierda podían aportar su visión (Vicenç Navarro, Pascual Serrano, Carlos París...), un enfoque diferente de la sección de Cultura gracias a Peio H. Riaño (que todavía sobrevive, ya veremos cuánto tiempo), las mejores páginas de Ciencia de los diarios generalistas españoles (¡qué poco se ha apreciado esto en este país!) y una mirada nueva al panorama de noticias diarias, otorgando espacio a noticias que hasta ahora sólo aparecían en prensa alternativa. Todo ello, por supuesto, vertebrado por un apoyo editorial descarado a Zapatero que, al fin y al cabo, era el que había permitido a Roures montar todo su tinglado mediático en sólo cuatro o cinco años. Ése era el periódico que nació hace dos años. Un proyecto interesante, sin lugar a dudas. Al menos para mí.

Pero en menos de dos años se han cargado toda la ilusión que generaba y el periódico ha ido deslizándose sin remedio hacia posiciones periodísticas más clásicas, menos arriesgadas, intentando posicionarse como alternativa de El País, intentando quitarle parte de su nicho de lectores desencantados que no soportan la deriva sin solución de senil diario de PRISA (algo por otra parte complicado porque para eso viejos lectores prisaicos desencantados el formato y estilo de Público no es demasiado atractivo: demasiado fragmentario, demasiado poco compacto y su lectura no otorga ninguna relevancia social). Primero fue la llegada de Ekaizer (vaya personaje), la salida de Juan Pedro Valentín, el despido de Nacho Escolar como director (que de manera patética y sin un atisbo de dignidad se quedó "intentando" hacer de columnista en el periódico que hasta ayer dirigía, mientras ejerce de tonto útil en las tertulias de Intereconomía), la llegada del un perro viejo rebotado de las huestes prisaicas para dirigir el periódico (Félix Monteira), la desgraciada muerte de Javier Ortiz, ahora el despido de Reig, la permanencia y relevancia de tipos como Manuel Saco o Joan Garí que no hay por donde cogerlos, la llegada de (cuasi)adolescentes a esa sección de Opinión que han negado a Reig...

Demasiados movimientos, demasiados cambios de rumbo, demasiado evidente el planteamiento comercial... Y encima para nada. Porque desde su arranque (espectacular para los tiempos que corren) y tras alcanzar una tirada de 70000 ejemplares (todavía con Escolar) apenas han mejorado esa marca mientras echan por tierra la posibilidad de que nuevos lectores jóvenes se enganchen a su proyecto. No sé, me parece a mí que Roures y compañía no tienen muy claro que la única posibilidad de pervivencia de Público pasaba por lo que pregonaron al principio que querían hacer: enganchar a jóvenes veintañeros y treintañeros que no compraban prensa y que no se sentían identificados con las viejas formas de hacer periodismo. Pero si lo que buscan es lectores de más de 40 que abandonen El País para refugiarse dulcemente en un proyecto progubernamental, conservadoramente socialista y que dé caña continua a los Aguirre, Gallardón, Camps y Rajoy de turno (mientras oculta las inmundicias socialistas), tengo la sensación de que se van a dar un bacatazo brutal. Porque a estos lectores no los van a conseguir nunca.

9 comentarios:

  1. Pues mira, a mí Público, salvo alguna firma que leía con fruición (tampoco mucha fruición, la verdad), me parece exactamente igual que todos los periódicos, con lamentables características que se repiten en todos ellos.

    1.- Cuando los lees, no te enteras de nada, porque no se contextualiza.

    2.- Si te enteras de algo, no hay fuentes, con lo cual empiezas a dudar y a dudar.

    3.- La redacción de las noticias es, en la mejor de las ocasiones, medianita. Geniales, ninguna. Patadas al diccionario, muchas.

    4.- Sesgo total bajo el prisma de "yo soy muy de izquierdas": que me descojono, oigan.

    5.- Etc. etc.

    Lo leí muy al principio y luego he dejado de leerlo. Como al resto de los periódicos, de los cuales sólo leo una sección. Desde Abc a La Vanguardia, sólo una.

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  2. Estoy con "Los viajes". Decididamente, me he borrado de leer prensa escrita.

    En cuanto al caso de "Público", creo que realmente el último viraje progubernamental que ha hecho no es sólo lógico, sino totalmente razonable y esperable. Porque la única forma que tienen de sobrevivir no es ganando lectores arrancados a El País, sino convirtiéndose en voceros de un Gobierno que les va a garantizar financiación por la vía de la inversión publicitaria. Hay otros periódicos mantenidos por una empresa, o por un lobby concreto de empresas. Y en el caso de "Público" y de otros muchos (casi todos los medios con penetración en Andalucía), simplemente un Gobierno. Es la única forma que tiene un periódico de subsistir en los tiempos actuales, vivir subsidiado por un particular o un Gobierno que los mantenga a cambio de ejercer de voceros y de perros de presa. Bien directamente, con publicidad institucional, bien indirectamente, con publicidad de entidades supuestamente libres como las cajas de ahorros y su gigante estructura de Obra Social, bien de forma encubierta, a través de información pagada. Es lo que hay, y es suficiente para desconfiar de cualquier medio que vende información, y consiguientemente ideología, valores y opinión, como quien vende bicicletas. La apuesta de "Público", desde luego, tiene su riesgo. Si cae ZP, el periódico se va al carajo.

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  3. Bueno, ahora que recuerdo, sí que hay un periódico que sigo...

    Se llama Le Monde Diplomatique y lo dirige Ignacio Ramonet. Sobre todo, los especiales. De ésos no me pierdo ni uno. Hay uno sobre la situación de la prensa en España, que salió hace un par de años, creo. Impagable.

    Deprimente, pero impagable.

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  4. El problema que planteas "Los viajes..." no es más que volver a poner encima de la mesa las contradicciones entre la presunción de objetividad (y el papel de control de calidad del poder), que el tonto idealismo democrático otorgó hace ya tantos años al periodismo moderno, y el principio de realidad, que demuestra que detrás de todos los medios de comunicación (por ejemplo de este país) no hay más que una docena de empresas con intereses económicos que van mucho más allá de mera edición de un diario. Que la verdad no se busca, se crea. Incluso la ideológica.

    Si encima nos metemos a valorar la redacción de noticias...uufff...

    Pero los periódicos tienen también suficientes secciones para que puedan ser valorados no sólo por el sesgo ideológico de las noticias, sino por otras cosas.

    Y, por cierto, a mí no me molesta ese sesgo ideológico, casi lo valoro. Es una seña de identidad necesaria de un periódico, que va en consonancia con algún sector de la sociedad que ve el mundo de una determinada manera. El problema no lo tiene el periódico sino el lector borrego que sólo lee uno y lo cree siempre, defienda lo que defienda, sin pararse a investigar las causas que generan las campañas informativas

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  5. Pero de ahí a soltar, Dani, la boutade de "me he borrado de la prensa escrita"... No sé, en primer lugar no me lo creo, y en segundo lugar si fuera cierto no me parece ni medianamente inteligente. Es un tipo de afirmación que pasa por ser radical y que escucho mucho últimamente en gente de nuestra edad: "yo no leo nada" "yo no voto nunca" "yo paso de la política"...como si con los años se hubieran quitado el lastre de tener que componer un imagen y la gripe de los veintena ya hubiera quedado felizmente atrás.

    Si uno se borra de la prensa escrita se sobreentiende que uno ha abandonado la esperanza de informarse para. a partir de ciertos datos, poder conformar una opinión. Salvo que considere que el medio televisivo (por ejemplo, los programas de televisión donde se paga a exalcaldes corruptos para ayudarles a financiar sus fianzas) pueda cubrir ese hueco. Lo dudo.

    Pero el problema (yo soy muy pesado, siempre incido en lo mismo) es que es mentira que por no leer prensa escrita vayas a no tener una opinión. Como es mentira que por no leerla no te vayan a llegar lo titulares más grandilocuentes y groseros de las noticias ¿más relevantes? de nuestra sociedad(aunque sí será imposible llegar a otras noticias que ya procurarán que no llegue a la gente para no perturbar)

    Por lo tanto, la disyuntiva entre leer o no prensa escrita (mientras más y más variada mejor)no se puede mantener intelectualmente si quieres mantener una posición (más o menos precaria) propia en ciertos asuntos que nos incumben a todos en la construcción de la sociedad. Y no estoy hablando de las grandes batallas, al contrario, hablo de las pequeñas, de las del día a día.

    Salvo que te vayas al campo a cultivar rábanos y a criar gallinas, claro.

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  6. Pero ¿es que no me consideras un hombre de palabra? Aunque bien es cierto que me estoy aficionando a "La Gaceta". Siempre me ha interesado más la ficción que la realidad.

    Leo prensa pero sin rigor, y con desgana. Desde luego, muy poco de opinión. El articulismo está en rotunda decadencia. Y los periódicos en general me resultan antiguos, muertos, incluso antes de abrirlos. A lo mejor ha llegado del momento de que me aficione al "Marca"...

    Un abrazo,

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  7. jeje...Pues eso Dani, lo que decía: una cosa es no leer y otra leer con más o menos desgana, con más o menos ilusión...

    Respecto a lo que dices del articulismo, en principio estaría de acuerdo. Parece un género desgastado en nuestra prensa escrita: sin grandes firmas o firmas ya envejecidads, sin nuevas voces, rebosante de un sectarismo estéril y grosero... Aunque pienso que tal vez no sea tanto producto de lo que nos ofrece la prensa como de nuestra propia evolución como lectores de la misma, y la pérdida de la necesidad de sentirnos reflejados (o guiados) por opiniones de autoridad. Yo he comprado decenas de veces El Mundo (hace ya...) sólo para leer a Umbral o a >b>Albiac>/b>. Ahora el primero está muerto y el segundo no escribe nada que provoque mi interés. El tiempo pasa.

    Y si no buscamos opiniones para confirmar lo que pensamos, y la gente no se acostumbra a leer a aquellos que piensan diferente, sólo nos queda pedir cierta brillantez literaria, cierto punto de inteligencia o provocación que en pocas líneas ponga en marcha nuestro oxidado mecanismo de reflexión. Por eso molesta tanto lo de Reig. Era lo más parecido a esto que quedaba.

    Y lo del Marca, definitivamente terminará siendo un opción... :)

    Un abrazo

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  8. ¿Qué te pareció la entrada de Fernández-Savater en si blog sobre la salida de Reig?

    http://blogs.publico.es/fueradelugar/

    Va mucho en la línea que comentas...

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  9. No está mal lo que dice Fernández Savater, pero aunque coincido (evidentemente) con él en lo que la pérdida supone desde un punto de vista "estético" para el periódico, también creo en la importancia que tiene el punto de vista político y lo incómodo que debía ser Reig para la dirección del periódico a la hora de llegar a "acuerdos estratégicos" con los socialistas

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