28 noviembre 2011

La marea verde resiste

Mañana 29 de noviembre estaremos de nuevo en huelga. Pasan los días. Pasan los meses. Ves como la gente se desinfla a tu alrededor. Ves como algunos de los que más soliviantados estaban hace algunos meses ahora parece que ya nada les molesta. El silencio sobre la huelga de mañana en mi centro es ensordecedor. Llevo días valorándolo, entendiéndolo, analizándolo. Poniendo pequeñas piedras en el camino de algunos compañeros para ver su reacción, para ver cómo sortean el problema, cómo silencian su  capitulación. Porque nada se ha conseguido y por tanto tiene tanto sentido dejar de luchar ahora como no haber empezado en septiembre. Ninguno. Y por tanto la misma calificación me merecen los que abandonan ahora el barco como los que entonces ni siquiera embarcaron. Pero hoy prefiero centrar mi atención en los espartacos. En la resistencia. En los incansables. En lo que no fallan. Tengo la suerte de que varios me rodean, son cercanos, amigos. Y mañana seguirán dando por saco en distintos centros de distintos puntos de la Comunidad de Madrid: Rafa seguirá luchando denodadamente contra todo y contra todos, contra el desánimo que generan los que se quedan atrás y contra la incomprensible incoherencia de tanto profesor melifluo; un Alberto estará presente en espiritu desde Jaén, desde la pausada certeza de seguir haciendo lo que hay que hacer más allá de ruidos y visceralidades; el otro Alberto seguirá siendo el faro que ilumina la pobredumbre de su centro, el profesor que dignifica un claustro cavernario al que se enfrenta sin dar un paso atrás; Manuel superará una vez más su propio derrotismo y seguirá formando parte de las filas de los rebeldes, afirmando tal vez que lo hace por nosotros pero sin comprender que por mucho que lo pretenda no vamos a dejar de pensar que su batalla es la nuestra no sólo por lo emocional, sino también por su propia necesidad de ser coherente y presentar batalla; Fernando, como buen astur, seguirá luchando como hicieron sus ancestros, caminado de frente y sin dudas, riendo mientras cae, cayendo mientras se levanta y levantándose mientras lo vuelven a tirar.

Y también seguirán formando parte de nuestras huestes Laura, Bea, Pilar, Marian, Vanesa, Honorio, Rubén y tantos otros que, aunque no nombre, seguro que persistirán por dignidad y coherencia.

Y por supuesto, Carol y yo

Mañana los fríos números tal vez digan que fracasamos. Pero si miro a mi alrededor seguro que será difícil no sentirme, al menos, orgulloso de estar donde tengo que estar y hacer lo que tengo que hacer.


5 comentarios:

  1. ¿Cuándo ocurrió?
    - Hace más tiempo del que puedes concebir. Y fue muy duro. Peleé cien días y cien noches sin cuartel ni esperanza… (…) Ese es mi único orgullo, Corso, haber peleado hasta el final. Retrocedí sin volver la espalda, entre otros que también caían de lo alto, ronca de gritar mi coraje, el miedo y la fatiga… Por fin me vi, después de la batalla, caminando por un páramo desolado, tan sola como fría es la eternidad… todavía, a veces, encuentro una señal del combate, o un antiguo compañero que cruza por mi lado sin atreverse a levantar los ojos.
    - ¿Por qué no buscaste en el otro bando, entre los que vencen?... (…)
    - Porque la lucidez no vence jamás.


    Arturo Pérez Reverte, "El Club Dumas"

    Ahí estamos, Pepe.

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias caballero, es todo un honor aparecer en su blog junto a tantos y tan grandes luchadores como usted y como tod@s l@s que cita.
    Muy apropiado el corto de Espartaco.

    ResponderEliminar
  3. Un abrazo a los dos. Más allá de tanto derrotismo y frustración (que yo mismo siento) creo que es importante darnos cuenta que aunque a veces no lo parezca somos muchos y además, tenemos razón

    ResponderEliminar