06 mayo 2008

Motivos para una huelga en defensa de la educación pública de Madrid

Hoy, como profesor de Educación Secundaria de Madrid, estoy en huelga. No pido una mejora de sueldo. No quiero mejorar mis condiciones laborales personales. Ni siquiera exijo un reconocimiento social que ciertamente no necesito. De hecho no estoy en huelga para reivindicar que mi estatus personal inmediato mejore. No, nada de eso. Estoy en huelga por otros motivos, estoy en huelga para intentar defender que la educación en este país, y particularmente en la Comunidad Autónoma de Madrid, vuelva a ser pública, sufragada con los impuestos de todos lo contribuyentes y gestionada por la Administración correspondiente mediante los necesarios controles que la permitan ser lo más independiente y justa posible. Porque la educación pública en Madrid se desangra desde hace años, muere de inanición, asesinada lentamente para favorecer unos intereses ideológicos y económicos que, de manera perversa, aprovechando y fomentando los peores miedos y los instintos más conservadores de los padres, se han implantado en las cabezas y las voluntades de los ciudadanos, haciendo del proceso de privatización y desmantelamiento de la educación pública algo inevitable, una imperiosa y extraña necesidad, abriendo así de una manera que parece casi irreversible la puerta el sector privado. Un sector privado que a través de empresas y/o cultos religiosos está decidido a hacer negocio y sacar beneficios económicos con la educación, desde luego sin intentar convertirla en un semillero de futuros ciudadanos educados en libertad y pensamiento crítico.
Yo, en definitiva, estoy en huelga en contra de la concertación de la educación por múltiples motivos que intento resumir a continuación:
  • Los contribuyentes no deberían aceptar que el dinero de sus impuestos vaya a manos de empresas privadas que gestionan la educación de los niños como si fuera un negocio más. Hace muchos años algunos países europeos entendieron que la gestión de cierto asuntos delicados como la sanidad y la educación debía estar en manos del Estado para intentar fomentar y promover sociedades más justas, y que todos los ciudadanos tuvieran una mínima formación de calidad que les permitiera competir en nuestra complicada sociedad con una mínima igualdad de oportunidades. Parece que se nos ha olvidado.
  • Ya que parece defenderse con tanto entusiasmo el modelo capitalista carece de sentido que la empresa (la Administración, nuestros representantes votados democráticamente) que paga a los empleados (los profesores) no sea la encargada de seleccionarlos mediante los criterios que considere más justos. Esto es precisamente lo que sucede en la educación concertada donde los profesores son contratados por la empresas concesionarias de los colegios e institutos sin pruebas selectivas, mediante criterio subjetivos, a pesar de que sus sueldos los pagamos todos los contribuyentes. A esta incongruencia hay que sumarle la cesión gratuita de suelo público a empresas privadas para que construyan nuevos centros educativos concertados en lugar de construirlos directamente públicos, puesto que son necesarios. De nuevo renuncia de la Administración a responsabilizarse de la educación . Y sospechosa sumisión a intereses privados.
  • No se puede negar que la educación obligatoria es un asunto delicado que conlleva inevitables consecuencias por el hecho de tratar a seres humanos en desarrollo. Su ejercicio sirve finalmente para formar e instruir a personas, y no se puede obviar ni eludir que es imposible, completamente imposible, educar ni instruir en su totalidad desde el miedo a que tus prácticas en el aula no sean consideradas por la dirección del centro adecuadas a lo exigido por sus criterios ideológicos o morales, a pesar de que dicha labor se adecue a los principios de libertad que nos otorga la Constitución que rige este país. No se puede educar desde el miedo y la coacción.
  • Al ritmo de concertación y privatización que lleva la Comunidad de Madrid ser joven e intentar entrar en la educación pública como profesor se va a convertir en algo imposible en demasiadas ramas del saber (Física y Química, Filosofía, Biología y Geología...) por lo que mientras esta educación va a ver cómo sus plantillas envejecen sin un repuesto natural, los colegios e institutos concertados se están llenando de recién licenciados jóvenes que son utilizados, exprimidos y explotados hasta que revientan y sus ilusiones se agotan, para ser después sustituidos por nuevos obreros de la educación. Trabajadores sin voz, sin experiencia, sin posibilidad de oponerse a las injusticias que genera la educación que les da de comer, sin posibilidad de escapar del círculo vicioso que les lleva a defender un tipo de educación (la privada-concertada) en la que muchos no creen, y que luchan denodadamente (pero en silencio, para no comprometer sus puestos actuales) por entrar en la “denostada” educación pública.
  • Con el tiempo, si continúa la tendencia actual, la educación pública se convertirá en una educación residual, propia sólo de las clases más desfavorecidas y de aquéllos que antepongan su propia ideología a la educación de sus hijos. Este hecho no debiera ser deseable por nadie cuyos hijos deban educarse en los próximos veinte o treinta años, aunque desde luego será un chollo para los que hacen negocio con ella. ¿Alguien cree que cuando la educación pública no sea competitiva los precios de la concertada-privada se mantendrán en los niveles actuales? ¿Se dan cuenta aquéllos que defienden y se les llena la boca con lo de la “libertad de los padres” a la hora de elegir la educación de sus hijos que están hipotecando parte de las rentas futuras de éstos, cuando tengan que pagar, de verdad, y mucho, para meter a los que serán sus nietos en colegios e institutos decentes?
  • En Madrid más del 80% de los centros concertados son católicos. Desde luego no parece que ese tanto por ciento signifique que más del 80% de los padres que llevan a sus hijos a concertados son católicos practicantes que desean que sacerdotes y afines sean los encargados de gestionar el presente y el futuro inmediato de sus hijos. Mi amplia experiencia dando clases particulares antes de ser profesor de instituto me lo demostró. La realidad es otra. Muchos padres, atemorizados por los mensajes mediáticos que le llegan desde el exterior, desconocedores por completo de la realidad educativa de infinidad de centros públicos de Madrid que funcionan a la perfección, y confundidos ante la idea de dar a sus hijos “un poquito más” que lo que el vecino le da al suyo, optan por el camino más rápido, más fácil, más seductor, y en lugar de exigir una pública competitiva, que mejore y no se estanque, priorizan otros intereses como son la selección del alumnado, la segregación del alumnado inmigrante (sobre todo del conflictivo y del que llega a lo largo del curso) y se engañan (¡es falso, totalmente falso!) creyendo que sus hijos reciben además una educación de mayor calidad y con mayor disciplina.
  • El profesorado de la pública, tampoco está haciendo las cosas demasiado bien en muchos aspectos. Mis propios compañeros, adormecidos mediante regalos envenenados consistentes en pequeñas subidas salariales o zarandajas similares, demasiado tranquilos por la estabilidad de su empleo hasta su jubilación, son incapaces de asumir la responsabilidad que su posición social exige y liderar la defensa y mejora del servicio público que ofrecen. Un detalle sorprendente y clarificador de la falta de compromiso del actual profesorado, apático y apoltronado, sería conocer con exactitud cuántos de estos trabajadores de la función pública meten a sus hijos en la educación concertada o privada. Sería un dato terrible. ¿No estás incapacitado para ejercer tu labor como profesor de la educación pública si desconfías de los propios servicios que tú ofreces?
  • Tampoco se puede olvidar citar críticamente la labor de los sindicatos de educación de la Comunidad de Madrid, incapaces de defender de manera constante y firme unas pocas ideas coherentes y lógicas sin ceder a los chantajes y las prebendas que tanto la Administración actual de Madrid como la anterior les han ido haciendo en forma de poder sindical y fondos para estúpidos cursos de (des)formación del profesorado. Han permitido por acción o inacción, por miedo o complicidad, llegar a una situación dantesca como la actual escudándose en la desidia de la plantilla de profesores de Madrid y de la sociedad madrileña en general, sin hacer en ningún momento una autocrítica seria sobre sus métodos de representación y sus intereses espurios ocultos; así como sus múltiples liberados, objetores de tiza que se distancian del día a día de los centros y sólo aparecen como fantasmas ocasionales para convocar a huelgas que desconvocan a su antojo según llegan a acuerdos de mínimos miserables, que en nada tienen que ver con las exigencias de sus afiliados, ni por supuesto de los demás trabajadores que nos sumamos a ésta y otras huelgas sin pertenecer a ningún sindicato. En estos días no se puede olvidar mencionar la actitud pesebrera y miserable de ANPE y CSI-CSIF, verdaderos quintacolumnistas infiltrados por la Administración actual de Madrid para boicotear y desactivar los posibles brotes de rabia incontenible que surgen de vez en cuando entre los profesores. Brotes provocados por decisiones políticas privatizadoras y liberales, y cínicas declaraciones que denigran nuestra labor y la desprestigian socialmente. Tampoco se puede olvidar que CCOO y UGT, aún manteniendo todavía la convocatoria de huelga, no tienen demasiada credibilidad: es conocido que tras estas movilizaciones se esconden también luchas intestinas intersindicales en busca de mayores cuotas de poder (habría que salvar a algunos sindicalistas que trabajan y creen realmente en lo que hacen aunque son continuamente prostituidos en pos de oscuros “acuerdos políticos). Si los sindicatos fallan, detrás tenemos que estar todos los ciudadanos, presionándolos a ellos y a nuestros representantes públicos para que no se olviden que todos están ahí para defender nuestros derechos, no para subastarlos al mejor postor.
Hay motivos. Por supuesto. Hoy yo estoy en huelga para intentar aportar mi granito de arena a la defensa de la educación pública universal y gratuita... ¿Y tú?

19 comentarios:

  1. Debemos defender la enseñanza pública,no podemos dar lugar a que la privaticen.

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  2. Yo también estoy en huelga. Apoyo todo lo dicho por tí. Soy una "simple maestra" de educación infantil y primaria en un colegio público pero al paso que van las cosas, y si no hacemos algo, habré de rendir cuentas a un empresario en cuanto a productividad y dividendos por los resultados de mi alumnado.

    Carmen

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  3. Yo soy Maestra de Educación especial. La verdad, estaba algo desconectada de todas las movililzaciones y motivos. Pero con poco que conocía decidí apoyar hoy la huelga, investigar y tomar consciencia del problema y ahora me alegro de conocer la verdad. Así que os apoyo completamente y espero que seamos muchos esta tarde.
    Pido que nadie se desilusione a pesar de que en su centro de trabajo sea prácticamente el único en ver la realidad tal y como es.
    ¡¡NO NOS DEMOS POR VENCIDOS!!

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  4. Mundo raro, éste en que vivimos: padres que renuncian a la enseñanza pública y aflojan una pasta gansa por llevar a sus hijos a colegios privados/concertados en los que los profesores cobran una miseria y están deseando sacar una oposición para ganar un sueldo razonable y digno en la enseñanza pública... Tiene poco sentido.

    Abrazos,

    Dani

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  5. Dani, qué razón tienes, pero... ¿son conscientes los padres de las condiciones laborales de esos profesores que dicen, dan la mejor educación a sus hijos? ¿Por qué pagar dos veces para obtener un peor servicio? Eso sí, algunos concertados con piscina, pista de pádel, sin inmigrantes, con confesionarios...

    A Carmen y las demás, si estamos en huelga todos a las seis a la concentración frente a la Consejería en Alcalá.

    Allí estaré yo en media hora

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  6. Como padre, en defensa de la educación de nuestros hijos. Hoy he pedido un día de vacaciones, porque mis hijos no van al cole: Hoy hay huelga en defensa de nuestro colegio.
    Un saludo.

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  7. Lo que comentas, Gracchus, es más importante de lo que parece. Llevo mucho tiempo defendiendo la idea de que estas reivindicaciones no debieran ser estrictamente del profesorado de la pública. Puesto que es una defensa de un bien social y de su organización, deben ser los propios padres, la propia sociedad, la que se ponga en marcha y, al menos, deje oír su voz y su desacuerdo con la manera de organizar la educación.

    Te aseguro que en próximas fechas llegará la época de subastas y los sindicatos de turno nos intentarán dejar en el camino, contentándonos con algunas mejoras laborales para desactivar nuestro (aún)pequeño movimiento. Lo único que puedo asegurar es que todos los profesores con los que hablé en la manifestación estaban de acuerdo respecto al motivo que los había movilizado: exigir el fin de la concertación educativa y defender que la educación sea verdaderamente pública. Ni un solo grito se escuchó pidiendo mejoras salariales

    No nos dejemos engañar. Ni por sindicatos miedosos que no se atreven a explicitar los verdaderos motivos del movimiento de la huelga de ayer debido a que poseen también intereses en la concertada, y a que este movimiento y esta reivindicación les queda grande, muy grande. Ni por los políticos deseosos de desprestigiar aún más la enseñanza pública y a sus profesores, para seguir desmantelándola a su antojo

    Si no convertimos este movimiento en algo más amplio y transversal morirá en el camino. La concertación educativa es hoy demasiado poderosa en Madrid como para que se pueda sostener tan sólo con huelgas y manifestaciones de profesores.

    El tratamiento en los medios ha sido o pobre o lamentable. La prensa de este país cada día está más alejada de los problemas ciudadanos reales. Interesa más un psicópata austriaco que el futuro educativo (sea el que sea) de nuestra sociedad. La sociedad del espectáculo que describía Debord, más presente que nunca.

    Un saludo

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  8. Ver la involución de derechos y garantías tan importantes como el amplio acceso a la educación pública y de calidad me preocupa, porque renunciar o infravalorar lo que ya se ha conquistado es un error imperdonable. Para los que somos de fuera, y todavía en nuestros paises luchamos por alcanzar un nivel estable de bien estar, nos cuesta entender porque os dejais llevar por la desidia. En Brasil la educación pública es desde hace 30 años de muy mala calidad, y esto es así porque la Dictadura militar logró desarticular la enseñanza pública. No nos hemos vuleto a recuperar y hoy los padres no tienen más opción que pagar un colegio privado a sus hijos.

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  9. Vaya. Podría decirlo más alto pero no mejor. Enhorabuena por la claridad y la clarividencia. Estuve en huelga y volveré a estarlo el día 21. Si hay razones para la del 7 vuelve a haberlas para el 21 y sospecho que hay razones más que suficientes para mantener una protesta continuada.

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  10. Hola Luciana,

    Ya ves, este país sin necesidad de una Dictadura se está despojando a sí mismo de aquello que se dio no hace tanto por el bien de todos. Hablas de desidia (¡cuánta razón'). Desidia y asunción de que nada se puede cambiar a mejor, sino que lo único que se puede hacer es conservar lo que ya tienes a duras penas. Ese es el signo de los nuevos aires del tardocapitalismo global.

    Un saludo y bienvenida

    A "la boetie": allí estaremos el 21... lo de protesta continuada... ¡qué bien suena!, ¡que de lejos se vislumbra!... ¿qué escuchas en tu centro? A veces me asaltan las dudas y me parece que hacer este tipo de actos puntuales de repulsa no son más que actos ideológicamente estéticos, poses que no van más allá. Haría tanta falta algún tipo de contrapoder ciudadano para enfrentarnos a políticos y sindicatos... Pero en fin, casi lo mejor es no pensar en ello demasiado, y al menos luchar unos días y que sepan que estamos por allí, cabreados, muy cabreados. Sin pensar en realidades concretas conseguibles, sólo en el día a día, sin mirar con demasiado desprecio a los compañeros que te hablan de 90 euros o de que ese día "tenía puesto un examen y no lo puedo cambiar"

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  11. Pues decirte que llegan a mi los ecos de protesta más bien como pataleo que como claro propósito de cambio. Lamento percibir que aun estando en el mismo barco remamos en diferentes direcciones y que resulta harto complicado reclamar una educación en los términos que tú planteas desde plataformas reivindicativas o tan vagas o tan distintas. Ya he oído frases de "yo me puedo permitir un día de huelga.... pero no tantos más": Lo que me lleva a pensar que pocos serían los que apoyaran un calendario de protestas muy prolongado. Quizás a ello tampoco ayude ese tan funcionarial gusto por "que hay de lo mío" que suele ser mejor banderín de enganche que defensas ideológicas de "lo público" que no gozan de un unánime respaldo social, ni tan siquiera "gremial". Soy de la opinión de que grandes propósitos precisan de grandes esfuerzos y grandes apuestas y que una huelga planteada como pataleo, como reclamación laboral, o como difusa defensa de la educación pública, tiene las patas cortas. Quizás convengan un poco de ambición y un poco de claridad que se echan en falta.

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  12. Ese pataleo del que hablas es lo que a mí me hace desconfiar. Me reconozco escéptico por naturaleza y tal vez por eso te pueda parecer vago lo que planteo. Pero tengo algunas certezas que no se deben obviar en el debate y que si,como bien dices, las clarificamos y las ponemos encima de la mesa pueden servir para que las protestas puntuales vayan más allá del simple pataleo:

    -el problema es la concertación educativa. Yo no creo que el lema de las manifestaciones y reivindicaciones deba ser una "defensa de la educación pública". No. Debe ser un ataque frontal y claro a la concertación educativa. Con boicot a los centros de este tipo que representen lo peor del modelo actual. Para ello debe realizarse una búsqueda de información y conseguir canales para que esa información llegue al ciudadano. Nada de hablar de lo que hacen pagar los concertados a los padres ni de la discriminación de la inmigración, así en abstracto. Hay que ir allí, preguntar, indagar, conseguir datos concretos y enumerarlos:"el centro tal y tal cobra tanto, negó mediante subterfugios la entrada al centro de este niño y este niño, cuyos padres son el señor tal y tal que denuncian los métodos "persuasivos" con los que les hicieron desistir en la matriculación...etc" Nuestra sociedad actual no se mueve con la corriente de los argumentos sino con el impacto de la los hechos concretos

    -Ningún partido político en España hace nada para eliminar el modelo actual. En todo caso algunos la mantienen más o menos a raya. Ni siquiera IU que, aunque llevaba la paralización de las concertaciones en su programa electoral, cuando gobierna mediante pactos en distintas CCAA no hace nada por eliminarla (véase País Vasco y Cataluña)

    -El papel de los sindicatos (mayoritarios y minoritarios) es terriblemente confuso. Por no utilizar otros calificativos más duros. Sólo hay que hablar un rato con alguno de los sindicalistas educativos que van de centro en centro dando el callo para que rápidamente valoren negativamente y descalifiquen la labor negociadora y sumisa de sus cuadros directivos. Pero no parece que nadie sepa como desenmarañar el engendro de intereses y ambiciones personales en que se ha convertido el sindicalismo que decide y pacta con Patronal y Administración.

    - Por eso comento que sólo queda buscar esperar que la presión se genere desde otros focos (eso que decía de asociaciones y plataformas) que sean capaces de movilizar a la sociedad o al menos advertirla de lo que parece nadie quiere enterarse. Individualmente, aunque me cueste decirlo, No conseguiremos absolutamente nada.

    -Todo lo que planteo, como tú apuntas, implica grandes esfuerzos que van más allá de movilizaciones puntuales, es mucho más ambicioso( como tú quieres), pero ninguna de las formas clásicas de representación ciudadana está dispuesta a arriesgar nada por ello.

    -Entonces...¿cómo lo hacemos?

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  13. Empecemos por el tema de los conciertos. Los conciertos educativos participan de una corriente de pensamiento económico y por ende político que reconoce las obligaciones que el Estado tiene en materias muy distintas pero que entiende que ese reconocimiento y su atención no han de estar necesariamente cubiertos por funcionarios públicos ni tener titularidad estatal.
    No conviene en mi opinión, por ello, separar mucho lo que ocurre en educación de lo que está ocurriendo en otros sectores, quizás la sanidad es el más evidente, pero el movimiento comenzó hace ya algunas décadas.
    Hay exministros que recuerdan los camareros de su juventud, yo recuerdo los guardia civiles que protegían los centros oficiales, los policías municipales o los policías nacionales que se ocupaban de estas tareas en los centros públicos. Recuerdo también que los barrenderos eran personal de los ayuntamientos o toda un catálogo de oficios que ocupaban plaza en toda las plantillas públicas del país. Hace ya tiempo que en un movimiento ascendente, desde las escalas más bajas a las más altas, esos servicios se han ido externalizando, privatizando y entregándose a contratas, UTEs y demás inverosímiles invenciones empresariales.
    Parece que el Estado cumple con sus obligaciones de proteger a los ciudadanos de igual manera con un policía propio que con un guarda jurado. Parece que también nuestra salud está garantizada por un hospital público o una concesión del tipo que sea, puedes pensar en la que sufres como profesor interino.... que la tienes cerca o si lo prefieres en uno de esos nuevos hospitales cuya gestión es "privada". Adjetivo que asegura por ensalmo una mejor administración.... cosa sobre la cual cabría pedir algún tipo de demostración.
    No parece por tanto extraño que con idéntico criterio el Estado considere que la mejor manera de plantear la educación pase precisamente por la gestión privada de la misma, manteniendo, por supuesto, su financiación a cargo de la administración educativa que corresponda.
    Y ahí tenemos ya un problema.... y no pequeño. Pues la gestión de tiempos de bonanza y en sociedades más o menos opulentas parece evidente (al menos para este discurso) que ha de estar en manos privadas, quedando lo público para la gestión de las crisis y atender a las poblaciones que no tienen interés "económico"..... y aquí podemos establecer grados de marginación que, supongo, no te serán como no me son a mí, del todo extraños en este oficio nuestro.
    Creo por eso, que desmontar ese discurso de eficiencia privada, como el de excelencia que destilan conciertos y clínicas privadas, no tanto por el servicio que dan sino por el carisma que les da saberse con el viento en las velas que les sopla toda una ideología hegemónica y hasta cierto punto única.
    ¿Desde donde montar ese discurso? Volvemos a morder en hueso. ¿En nuestros claustros? ¿En esos sindicatos mayoritarios? Topamos con otro problema. El funcionariado. No sé .... pero veo cierta lejanía con las ideas de Weber, ese funcionario entendido como servidor público, como garante de la independencia del estado, como seguro contra la venalidad de los poderes políticos. Ese profesional recto cuyo único privilegio era el de servir al más grande de los señores. Más allá de la mitología sobre el funcionario, que la hay, parece que hoy las cosas van por otro lado. El funcionario aparece como un estatuto de privilegio laboral, que en buena medida permite ejercer derechos que no son exclusivos en su reconocimiento pero que sí parecen raros en su cumplimiento. Los sueldos no son escandalosamente altos pero mantienen proporciones ajustadas entre niveles y categorías y está asegurada en muchas de sus escalas una carrera profesional. Las vacaciones no se discuten, se cobra con seguridad y la empresa no quiebra. Observar la propaganda de las academias de oposición para profesores nos puede aclarar muchas ideas. Con un colectivo más dispuesto a moverse por trienios, pagas o reducciones horarias, puede hacerse una oposición seria a la fiebre privatizadora. No podemos olvidar que el que está ya dentro no se siente amenazado por ella.
    Mal principio.
    Cuando hablo de que no hay un discurso común sobre lo público expreso una de mis grandes preocupaciones. El público lo concertado, algunos (no pocos) te dirán que sí, pues está sostenido con fondos públicos. El transporte público lo es sin necesidad de que las empresas que lo atienden sean de titularidad estatal. Por tanto que pasa cuando ocurre igual en educación..... pues idéntico, lo pagado con fondos públicos es público..... Mal seguimos.
    ¿Es verdaderamente un problema que la educación sea segregadora? ¿Pero no iba de esto la cosa esta de la educación? ¿No había que calificar a las personas según una titulación académica? ¿No es esa titulación la garantía fundamental de que la escala del mérito social está correctamente construida?. Pues segreguemos pues a manos llenas..... dejemos fuera a quienes "no quieren" entrar, a los que se empeñan en mantenerse en sus guetos, en los que se empeñan en acceder a la Cultura. ¿Para qué vamos a mezclarlos con los que piensan diferente.....? ¿No sería contraproducente para los estudiosos y los que pretenden medrar?. Mal acabamos.
    Difícil papeleta. Seguiremos dándole vueltas. Pero desde luego pasa por impugnar las actuaciones de numerosos de nuestros representantes como de muchos de los discursos que sobre la educación se hacen desde esos foros y que contribuyen a acrecentar la confusión en los límites y conveniencia de un sector público poderoso. Leía, y lamento no recordar a quien, que la palabra público había derivado en una suerte de titularidad de la propiedad que había apartado su significado del original. Este concepto original era el de colectivo o el de social, lo público no puede entenderse sólo como una titularidad sino que hay que reclamar lo que tiene de social, de colectivo y de comunitario. Una sociedad es una comunidad y su buen funcionamiento depende en gran medida en la implicación que los individuos tienen con la colectividad, que les ofrece servicios y bienes idénticamente buenos para todos y que reparte los costes del sistema de manera justa. Cuando toda el discurso sociológico incide en las salvaciones particulares y en los paraísos individuales el discurso comunitarista resulta muy perjudicado. Creo que buena parte de lo que estamos sufriendo viene por ahí. Muchas cuestiones para un comentario...... lamento la extensión.

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  14. Completamente de acuerdo con todo el planteamiento, pero yo además pido una mejora de sueldo, quiero mejorar mis condiciones laborales personales y exijo un reconocimiento social.

    Para el gobierno liberal capitalista de la Comunidad de Madrid que reduce todo a la economía, sólo lo caro puede ser bueno.

    Seamos "caros", pues ya somos buenos.

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  15. Pero bueno, ¿es que de verdad creeis que EL PROBLEMA de la enseñanza es más dinero, más pública y menos concertada,mejor salario, etc? ¿Es que nadie cuestiona la raiz? ¿Es tabú en este foro dar alguna responsabilidad a la LOGSE o la LOE?
    ¿Quizá alguien cree todavía que en las Comunidades llamadas más progresistas los males de la enseñanza son menores que en las llamadas más liberales o conservadoras?
    No niego que algunas de las cuestiones anteriores no sean problemas de la enseñanza, ¿pero de verdad creis que es EL PROBLEMA de la enseñanza?

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  16. A "de la boetie": No pidas perdón por la extensión del comentario. Tonto será el que deje de leer tus ideas debido a la extensión. Te explicas con claridad y es un placer leerte. En el fondo vas mucho, mucho, más allá de lo que esta huelga educativa pretende. Con toda la lógica del mundo, desde luego. Sabemos (lo he charlado muchas veces) que la escuela no es un ente apartado del resto de la sociedad, un laboratorio desde el cuál conformar una sociedad mejor.No. La escuela es una construcción social que refleja y perpetúa el paradigma social bajo el que se crea. Es (junto a la familia) el instrumento básico de socialización (disciplinamiento, que diría Foucault). Desde ese punto de vista toda tu argumentación y las dudas que planteas tienen un valor trascendental, pues apelas al sentido intrínseco de lo público más allá del funcionariado, el Estado, o la titularidad.

    Perfecto, pero tal vez hay que darse cuenta que aquí y ahora tan sólo estamos intentando salvar los restos del naufragio. No parece tan trascendente, desde el punto de vita de la sociedad que se construye, que los barrenderos o los guardias que cuidan las puertas de un estadio de fútbol estén bajo supervisión directa de la administración, como que lo mismo suceda en dos campos esenciales como la educación y la sanidad. Aunque la idea que subyazca en ello sea la misma.

    Y por otro lado el ser humano sólo parece saber moverse bajo amenazas concretas y luchas con enemigos y lemas visibles. Por eso es importante para él empezar con pequeñas (grandes) batallas, en las que a pesar de caer derrotado encuentre voces amigas, caras conocidas, actitudes reconocibles en otros, que le sirvan como enganche para creer que no está solo y que más gente piensa como el. La sociedad moderna tiende a aislarnos, a hacernos pensar que sólo nosotros nos podemos y debemos salvar de problemas que afectan a todos.Y que los demás son sospechosos de querer adelantarte por la derecha al mínimo relajo. Sólo para desechar un rato esas reprobables sensaciones que se nos inoculan desde pequeños (también en la escuela, también en la pública)merece la pena salir a la calle y unirte en manifestación a otros que no conoces de nada para reivindicar algo tangible que no es beneficio directo para ti, sino que entiendes que es un bien para todos.

    Seguimos...

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  17. Saludos! Me ha gustado tu articulo y me he permitido enlazarlo, desde un post mio. Si tienes algún problema o quieres mas información, mándame un correo, está sin editar todavía.
    Enhorabuena, suerte en vuestras justas reivindicaciones!
    wochi7@gmail.com

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  18. Gracias! Si quieres ver el articulo en el que te he enlazado lo puedes hacer en
    http://www.apuntedigital.com/
    Por supuesto puedes hacerme todas las observaciones y críticas que te parezcan convenientes.
    Agradeceré tu opinión como profesional, que eres de la educación.
    Un afectuoso saludo

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