Ha vuelto a suceder, has provocado de nuevo que el tiempo se
detenga, que haya dejado de fluir, que se haya estancado hasta tu regreso.
Nosotros, los otros, nos hablamos consternados, nos miramos angustiados a
través de las ondas en llamadas que se cruzan, que se entrecortan por las
lágrimas o los exabruptos, alternando el miedo con la rabia, los nervios con la
esperanza. A la espera. Sí, a la espera. Consternados y angustiados. Pero seguros
en la espera. Porque no existe otra salida y sólo tú puedes
conseguir que el tiempo retome su curso, que vuelva a correr, que volvamos a
vivir, contigo, y con Ale; que volvamos a reír, que volvamos a respirar. Has
detenido el reloj y no volverá a funcionar hasta que tú regreses, con la cabeza
alta, sonriendo, como siempre, con presente y con futuro, con tantas cosas por
hacer. Así que no jodas, date prisa, lucha, vuelve cuanto antes, pon en marcha
de nuevo el mundo. Es mucho más feo desde que detuviste el tiempo.
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