22 julio 2006
El origen
14 julio 2006
La realidad transformada
Por otro lado están los políticos. ¿Qué dicen nuestros dignos mandatarios europeos? (para qué gastar mis dedos escribiendo sobre la reacción diplomática de EEUU... Demasiado asco. Demasiado desprecio). Pues compugnidos y apenados hablan de "reacción desproporcionada"... Reacción desproporcionada... Impresionante. Ante Irán, amenaza de embargo, apoyo a las tesis estadounidenses, posición de fuerza y firmeza. Ante Israel... "Creemos que se trata de una reacción desproporcionada, estamos muy preocupados, hay que reconducir la situación".
No tengo ninguma simpatía por los fundamentalistas islámistas, ni por los estados islámicos. No respeto ninguno de los aspectos de su cultura que hacen que sus leyes, obviando la razón, se inspiren en una religión anticuada, misógina, vengativa y totalitaria. Una religión monoteísta que actúa como las demás. De la única manera que lo sabe hacer una religión cuando conquista el poder: de manera despótica. Me dirán que otro Islam es posible. Puede ser, pero el problema es que éste, el que ahora existe, también. Por supuesto que podría existir un Islam domesticado y no agresivo. Pero repito ése es una ilusión, y el otro es real, igual que sus consecuencias. Podría convertirse en algo semejante a lo que se ha visto por las calles de Valencia con los católicos, el pasado fin de semana. Los cristianos empezaron cantando como gilipollas delante de los leones en Roma. Después, cuando cataron el poder, se volvieron despiadados y miserables. Como sólo los iluminados pueden ser. Con el tiempo vuelven a cantar y a dormir con caras de gozo inexplicables, mientras esperan el show de su líder. A la espera y al acecho de retomar un poder que afotunadamente perdieron. Pero el auge de los gobiernos islamistas no se produjo espontáneamente. Y a día de hoy, tampoco sobreviven por sí solos (¿Que hacía nuestro rey abrazándose con el presidente de Arabia Saudí en el palco del mundial, un país que impide el voto de la mujer, restringe sus derechos y mata a los homosexuales?).
¿Buscamos una solución real al problema de los totalitarismos y creemos en algo que entendamos la mayoría como justicia? ¿O sólo nos llenamos la boca de buenas palabras, defendiendo las libertades y todo lo demás, siempre y cuando el que comete las tropelías no es de los nuestros o no tiene fuerza internacional? Los voceros conmigo que no cuenten. Los mamporreros tampoco. Los de ningún bando.
Volvemos pues a los medios de comunicación. Ésos que, tras tantas luchas para dominar los mercados quedan exhaustos para conseguir el objetivo que sus receptores queremos que cumplan: que informen sin más, sin juegos de palabras, sin dobles lenguajes. Corrompidos y acomodados... Ofensiva de Israel... Respuesta desproporcionada y condenable... ¿La respuesta de Hezbolá mandando misiles sobre la ciudad israelí de Haifa? Está claro, los terroristas atacan la ciudad con cohetes... Unos realizan ofensivas, los otros, los que se defienden, son terroristas. Para qué seguir leyendo. Nada importa. Ya está todo claro.
01 julio 2006
Barbarella. Recomendada por Maca
Barbarella es una película que hacía años que quería ver por ser una de las primeras adaptaciones de cómic moderna y por lo que decían sobre lo rara y psicodélica que era. Por fin la conseguí a través de Maca (una amiga) a la que siempre recordaré por ser la transmisora de semejante espanto... :)
Está dirigida por Roger Vadim, más famoso por sus escarceos amorosos (estuvo liado con algunas de las mujeres más guapas y sensuales de los sesenta y setenta: Brigitte Bardot, Catherine Denueve, Jane Fonda...) que por sus aportaciones cinematográficas. Por otra parte el guión, basado en una novela y una serie de comics de los 60, esta perpetrado por ¡¡ocho!! guionistas. Me lo imagino, cada uno de ellos sustituía al anterior, que se daba de baja por la depresión que le causaba haber participado en semejante proyecto.
Lógicamente Barbarella no es una película que se tome en serio a sí misma. De lo que se trata es de mostrar el lado más sensual (y sexual) de Jane Fonda en su periplo viajero en busca de un científico, que ha inventado un "rayo positrónico" que puede alterar la paz que se ha alcanzado en un universo donde ya no hay guerras ni armas. Nuestra chica es la agente que el presidente de
Todo lo anterior contado con cierto ritmo y gracia, podría haber sido muy divertido, pero el problema es que Barbarella es la película más deshilachada que haya visto jamás. A su lado Aterriza como puedas es una película compacta, con una historia lineal. Avanza a base de escupitajos argumentales sin sentido, nada importa, la lógica no existe. Todo gira en torno a lo supuestamente atrevido que es hacer una película tan explícitamente sexual a finales de los 60. Pero como eso a día de hoy está superado, y la provocación ya no es tal (porque es una película más bien pacata bajo los cánones actuales) se descubre la tremenda vaciedad de lo que se cuenta. La sonrisa que uno trata de buscar en su interior recordando que está viendo una serie B pura, se congela antes de aparecer en la boca cuando no dejas de contemplar una y otra vez la cara de gilipollas de Jane Fonda, siempre posando y pretendiendo ser el súmmum de la sensualidad. Mientras tanto el sentido de la vista es agredido violentamente por unos horrorosos y estridentes decorados coloristas, y el del oído por una espantosa música sesentera. Definitivamente, la estética y los ideales pacifista-ecologistas hippies (además de lo que se fumaban) hicieron mucho daño en los cerebros de los creadores de películas de ciencia ficción de esta época (recordar Naves silenciosas).
En algunos foros se defiende esta película como una desinhibida muestra de comedia sensual muy divertida. Yo desde aquí no puedo más que asombrarme ante los gustos de la gente y sólo recomendar que si algún día se os ocurre divertiros viendo una película...¡¡No pongáis Barbarella!!
21 junio 2006
La espera
La espera. Odio las esperas. Siempre significaron en mi vida parálisis e inacción. Sensaciones de vacío y angustia.
La culpa innecesaria es un sentimiento que siempre me repugnó. Afrontar lo realizado y las consecuencias que derivan de ello es algo que siempre me ha parecido honesto y liberador. Pero invariablemente a lo largo de la vida esa sensación me llega tras unos días previos de desazón, desgana y cierta conmiseración por uno mismo, indudablemente un tanto miserable. Por fortuna, nunca me quedan restos con el tiempo. Qué jodido debe ser para un buen cristiano cargar perpetuamente con sentimientos de culpa. O tan sólo nacer y moldearse como sufridor profesional.
Hace tiempo que los miedos irracionales me descubrieron algo de mí que no quería reconocer. Ahora lo acepto y lo controlo. Tanto como puedo. Tal vez sea la edad. Ya no soy inmortal. A veces uno se deja caer suavemente, descansar, esperando que pronto, de nuevo, como tantas veces pasó, llegue el resurgir repleto de entusiasmo y ambición.
Aburrimiento.
La espera.
13 junio 2006
Encuentro
Trata de cruzar la calle, gracias a uno de esos impulsos espasmódicos que el alcohol permite sentir antes de entrar de nuevo en una horrible oscuridad mental. Esta vez, este impulso no es suficiente. No logra hacer que atraviese toda la calle. Aparece pues, de repente, en medio de la calzada, como un espectro que saliera de la nada. Observa con desdén, sin entender, cómo algo grande, oscuro y difuso se abalanza sobre él. Escucha un ruido ensordecedor y molesto que trata de apartar de sus oídos con un manotazo que casi le hace caer; después unos gritos se dirigen hacia él, gritos que no comprende pero intuye agresivos e insultantes. El Mercedes clase C ha frenado a escasos centímetros del viejo borracho, mientras éste, sin mover los pies de la calzada, hace desesperados intentos por mantenerse erguido. El intercambio de insultos dura pocos segundos: el miedo ante el posible atropello transformado en indignación por parte de los ocupantes del vehículo; los balbuceos inconexos e ininteligibles por parte del viejo que balancea su cartón de vino sin que milagrosamente se le derrame un sola gota. Un nuevo impulso le permite llegar a la acera de enfrente. Objetivo conseguido. El coche se aleja por Embajadores. El viejo, por la calle Dos Hermanas. Lavapiés en estado puro. La opulencia y la miseria enfrentadas una vez más. Lavapiés como metáfora del mundo. El mundo entero cabe en Lavapiés.
08 junio 2006
Sólo queda el odio
¿Adónde nos van a llevar? ¿Vivimos acaso en el apocalipsis permanente que algunos medios y políticos se empeñan en describir diariamente? ¿Tan diferentes somos los que a distintos partidos votamos en esta maltrecha democracia representativa? ¿En serio alguien, si se para a pensar con tranquilidad, nos ve con deseos, sueños y problemas tan distintos? Pero no parece haber tiempo para la reflexión, cada vez el ruido es más ensordecedor, el diálogo más difícil y los insultos al adversario abstracto más brutales. Y ahora no hablo sólo de la prensa y la política, describo lo que la calle espeta cuando alguien se le ocurre sacar un tema político tomando una cerveza. Otra vez.
Mientras tanto, unos hablan de aplicar la pena máxima al presidente del gobierno y otros vomitan sin disimulo y sin medida el odio que sienten al ver una foto del secretario general del partido enemigo. Y los que lo hacen no somos los ciudadanos normales, que podríamos tener cierto derecho a esos exabruptos en la barra de un bar de manera distendida. No, lo expresan comunicadores, articulistas y representantes públicos. Nuestros guías y portavoces sociales. Ya no habrá charla distendida en el bar, aparecerán violentamente el rencor y hostilidad. Otra vez
El sábado, en Madrid, los de un lado volverán a atiborrar las calles, y no las inundarán de reivindicaciones más o menos justas, no, la inundarán de odio, resentimiento y hostilidad. Manipulados y arrastrados por un clima político-social que cada vez se hace más irrespirable.
Hasta dónde.
31 mayo 2006
Las conexiones latinoamericanas de PRISA
En su último número (es quincenal) da una interesante información sobre el emporio creado por Polanco allende los mares, en Latinoamérica, lo cuál explicaría las posiciones editoriales y el tratamiento de la información que El País y los demás brazos armados mediáticos del grupo están mostrando hacia todo lo que viene de Bolivia y Venezuela.
Para los perezosos que no se lo comprarán aquí pongo el enlace en PDF
http://www.diagonalperiodico.net/pdfs31/12y13diagonal31-web.pdf
29 mayo 2006
Compre usted medio kilo de miedo fresquito
El año pasado fue la valla de Marruecos. La invasión inmigrante nunca cesa en nuestros medios. También es época de cayucos y naves nodrizas. Un amigo canario me cuenta que no vienen este año más que el pasado. Pero ahora llegan a Tenerife y no a Fuerteventura. No están acostumbrados.
¿Por qué separar ambos asuntos? Acebes se lo preguntó y se lo respondió a sí mismo. Puso su cerebro en marcha y además tuvo la amabilidad de compartir sus cavilaciones con los demás, pobres mortales que no nos atrevemos a decir lo que él proclama. ¡Cuánta valentía! ¡Cuánto atrevimiento! Sólo él es sincero y tiene los arrestos necesarios. Para él la cuestión está clara: la inmigración es el problema. Los putos inmigrantes se están cargando nuestro estado del bienestar. Han descubierto nuestras debilidades garantistas y se aprovechan de ello. Con la boca pequeña matiza: “no son todos los inmigrantes, son los que no vienen a trabajar”. Yo traduzco: “No son todos los inmigrantes, sólo aquéllos que no vienen dispuestos a arrastrarse limpiando nuestros suelos, o a trabajar sin descanso en la construcción, o en lo bares, o en el campo". Los sumisos y humillados no molestan. A éstos les dejamos quedarse, pero de momento que no vengan más, que se queden en sus países. Da igual que se mueran de hambre o de desilusión, que no se preocupen, que aguanten, que ya les llamaremos mediante cuotas laborales para que vengan a esclavizarse puntualmente, según nuestros antojo y nuestras necesidades.
No parece útil explicar que los que presuntamente cometen esos delitos de robos violentos son blancos centroeuropeos. Los que vienen en cayucos no tienen fuerzas para cometer muchos delitos. O simplemente no los cometen.
Pero da igual, primero se siembra y después se recoge. El Mundo recoge en portada que el 70% de los españoles considera que ya hay demasiados inmigrantes en el país. Demasiados...¿Alguien me puede explicar que es demasiados? ¿Sin que aparezca el inevitable cinismo conservador y egoísta?
Curioso el tratamiento informativo de los atracos. ¿Desde cuándo suceden? No importa, la gente lo comenta hoy con una confianza y una fe en lo que cuenta asombrosa. Hasta ayer no había nada. Hoy todos hablan de ello, como si fuera algo que estuviera sucediendo desde hace mucho tiempo (los medios...Orwell...). Pero lo cierto es que aparece, informativamente hablando, la semana pasada. De pronto todos los telediarios traen a sus portadas imágenes de personas dolientes, muy asustadas ante los ataques sufridos. El mensaje es claro. En dos direcciones. Por un lado el Estado y las fuerzas policiales no nos pueden proteger ante semejante avalancha. Consecuencia: caña al gobierno (que temeroso ante la demagogia y la alarma social responde de manera patética, aceptando las presiones). Por otro lado, la lectura de la supervivencia, estamos solos ante el problema. Consecuencia: Seguridad privada.
Y aquí esta el meollo del asunto. Los telediarios lo tuvieron fácil, ¡qué suerte y qué casualidad! Primero, entrevistas y narración de los horribles atracos y secuestros exprés; después, paseo por la feria del hogar que se celebraba nosedonde para que nos cuenten los expertos las últimas novedades en la protección de los hogares. Todos los informativos nos muestran, casualmente, lo último de lo último en seguridad: las habitaciones del pánico. Ponte un búnker en tu casa. Atrinchérate, defiéndete. Pero pocos llegarán a poder permitírselo, será el señuelo, la zanahoria para el burro: el que no pueda comprar su total seguridad pagará todo lo que pueda (y más) por todo tipo de artilugios inútiles. Aunque siempre soñando con más. Mayor control. Mayor seguridad. Nada mejor que incitar a comprar medio kilo de miedo para aplacar conciencias e ideologías. Para apagar principios y atenuar libertades.
Se les olvidó explicar como hacerse una habitación de ésas en un piso de
Pero es un problema cojonudo. Reúne todo lo que es útil para ser noticioso. Es impactante, tiene superficiales derivaciones políticas y conllevará mayor gasto en un sector en alza en nuestro país. Además permite que los problemas reales y enquistados desaparezcan de nuevo: adiós por un tiempo al encarecimiento de la vivienda y al trabajo precario.
La casualidades informativas no existen. Pero la causalidad sí.
Depende de nosotros darnos cuenta o no.
22 mayo 2006
Naves silenciosas. Recomendada por Juanma
Naves silenciosas me la recomendó mi hermano Juanma. Un borrón en su trayectoria como asesor cultural. No me puedo quejar, gracias a él descubrí a los quince años el mundo de Asimov, posteriormente me abrió las puertas de la literatura norteamericana del siglo XX (Miller, Chandler, Capote...) y también fue él el que me hizo sentir la curiosidad por descubrir el cine expresionista alemán de los años veinte. Un cine que ha significado mi mayor descubrimiento estético en los últimos años. Pero nadie es perfecto. Recuerdo el día que me comió la cabeza con la película: cenábamos unos platos de pulpo gallego cojonudo en un bar del centro de Sevilla (pagaba él, por supuesto) hará unos nueve o diez años. Esa misma noche me recomendó Planeta prohibido. Con ésa no falló, pero con ésta... Todos estos años tratando de encontrarla y cuando lo consigo...
Un día cualquiera, después de comer, Carol y yo nos sentamos a verla. Su argumento, resumido, nos plantea un futuro donde la fauna y la flora han desaparecido de
El comienzo es demoledor, casi como una advertencia: primer plano de un caracol. Un puto caracol. Y mientras la cámara se va alejando de él, mostrándonos un vergel, arrancan las primeras notas de una canción setentera horrorosa cantada por el icono pacifista-ecologista de la época: Joan Baez. Ahí me tenía que haber plantado. Esta cosa hippiosa y pretendidamente profunda prometía, de repente, ser un muermo de cuidado. Pero decidí darle una oportunidad. Lógicamente, me equivoqué.
Ha pasado media hora de película. Media hora lenta, soporífera, donde no se consigue ninguna implicación con los personajes y sólo deseas que no vuelva a cantar Joan Baez porque excitará mis ganas de bombardear Vietnam. Hasta ahora hemos visto algunas conversaciones, interacciones entre los tripulantes, un partida de cartas, los asesinatos. Queda una hora de película, queda lo peor. Y todavía algunos frikis de internet califican a esta obra como pequeña obra maestra... Ufff.
¡¡Pero será zoquete!! ¡¡Será tarugo y obtuso el tío para no darse cuenta de que sin luz las plantas se mueren!! ¡¡Menudo botánico de pacotilla!! En fin, que el tío coloca unas lámparas halógenas en medio del bosque como sustituto solar (lo que vayan a durar las lámparas no lo sabemos, ni nos lo dicen), deja al cuidado del bosque al robot que queda útil y expulsa la cápsula con el bosque y su nuevo cuidador (debidamente reprogramado para sus nuevas funciones jardineras) al espacio, esperando que los que vienen a rescatarlo crean que también lo ha destruido. Después, ya en la nave, conecta cuatro o cinco bombas nucleares (no vaya a ser que una sea poca efectiva) y se suicida... ¿Final?
No hombre, no, si el director o el guionista yo creo que han montado toda esta batalla sólo para mostrarnos ese plano final de un robot cuidando amorosamente de un bosque que los humanos no han sabido valorar ni preservar. La moraleja es clara, para idiotas, pero para reforzarla aparece de nuevo la voz chirriante de Joan Baez para que todos mis nervios se pongan a cien. Sólo el recuerdo me está encabronando. ¡Qué coñazo de película! Está claro, termino de escribir esto y dejo el ordenador. Tengo una misión. Inducida subliminalmente por la película.
Me voy a cargar la pilistra, esa cosa de verdes hojas que invade mi salón. La voy a destrozar.
15 mayo 2006
¿Y Sevilla?
Tal vez no parezca importante (por inútil) reivindicar una vivienda digna a un precio justo. Tal vez sólo sirva para desahogarse y gritar que estamos hasta los huevos de que la vivienda suponga más del 50% de muchos sueldos. Una protesta que igual se sabe débil porque se enfrenta a poderosas fuerzas económicas y sociales. Inútil y débil. O no.
Tal vez sea un presagio. Una señal.
Da igual que el tema sea personal o no lo sea, que particularmente te afecte o no; éste es un problema social, un drama repugnante del que somos testigos cada vez que un vergonzante sorteo, en un sucio polideportivo, de un mísero poblacho de mierda tiene lugar, y observamos cómo se llora histéricamente porque a la gente le toca pagar "sólo" quince millones de pesetas por un piso de protección oficial. Es algo que afecta a todos aunque todos decimos con la boca pequeña que es un problema, y por detrás arramplamos con los beneficios que el mercado nos otorga si tenemos la más mínima posiblidad.
En Sevilla las agencias dicen que se juntaron 75 personas en la Plaza Nueva. En una ciudad cuyas calles fueron ocupadas por una ingente multitud esta misma semana para celebrar un puto título de fútbol.
No critico la celebración. Ni el hecho de que el motivo sea el fútbol. Me encanta ese deporte. Pero es algo que pertenece y debe pertenecer al ámbito del ocio. No puede ser una religión. Sevilla peca de demasida religión. La ciudad sucumbe en primavera a una orgía de excesos místicos. Religioso y paganos.
Y el contraste es impactante. Demoledor: 75 personas.
Sevilla es una de las ciudades donde más se ha encarecido la vivienda en los últimos años. Un 21% según los penúltimos datos. Los sueldos no suben. Respecto al consumo están a niveles de 1997.
75 personas.