31 enero 2008

La estafa social de los 400 euros

Por fin un artículo de prensa, aparecido hoy en Público, hace una reflexión pausada y profunda sobre el “regalo” de 400 euros que Zapatero promete entregarnos a todos los españoles a cargo del dinero público (en el caso de ganar las elecciones, un importante matiz). Bueno, no a todos, ni mucho menos, sino sólo a los contribuyentes cuya declaración de la renta les haya salido a pagar. Un clarificador, comprensible e ilustrativo artículo. Y profundamente liberal. Por supuesto. Como la misma medida zapateril.

A medida que pasa el tiempo y reflexiono más sobre la medida menos me gusta, más lamentable me parece, más chantajista y caciquil y desde luego, aunque bajo el foco de la teoría económica pueda explicarse como progresiva, menos moralmente progresista me parece. Como explica muy bien Carlos Mulas-Granados, autor del artículo, la medida se puede entender como progresiva porque, respecto al dinero contante y sonante que cada contribuyente desembolsó, los 400 euros suponen un mayor tanto por ciento para aquéllos que posean rentas más bajas que para aquéllos que las tengan más altas. Y además, intenta compensar la subida de la vida que han supuesto las grandes alzas en los precios de hidrocarburos e hipotecas. Perfecto. Y después de cobrar los 400 euros (ya sea por vía directa o mediante bajada de los impuestos), qué. ¿Qué va a pasar? ¿De qué sirven estas ayudas directas que tal cuál entran salen del bolsillo de los más pobres para tapar deudas y descubiertos, y que se convertirán en calderilla para alguna cena para los más ricos? Y sobre todo, ¿forman parte de algún plan a largo plazo, fundamentado, meditado, que favorezca a los contribuyentes netos de este país? ¿o es el chocolate del loro que sirve para satisfacer las demandas inmediatas de una clase media baja que ve como sus sueños de vivir por encima de las posibilidades de sus tristes sueldos se van al traste en cuanto la economía global se ha resfriado? ¿Y si enferma un poco más? ¿800? ¿Y de dónde saldrán?

El coste total del “invento” será de unos 5.000 millones de euros, una cuarta parte del superávit que dicen tiene el Estado este año. El planteamiento que debiera hacerse desde los sectores que se autodenominan progresistas del PSOE, es que como es posible que su gobierno se jacte de contar con superávit a costa de los impuestos de los contribuyentes, cuando hay enormes carencias, déficits y problemas en sectores sociales claves: educación, sanidad, servicios asistenciales, sector público de la vivienda, etc. Por poner sólo un ejemplo: el presupuesto para educación del Gobierno en el año 2008, en aquellos aspectos que no competen a las autonomías, es de sólo 2.831,33 millones de euros, poco más de la mitad del coste de la medida anunciada. O, siguiendo con la educación, el presupuesto educativo de la Comunidad de Madrid para 2008 es de 4781 millones de euros, una cifra aún inferior a la que supone el “obsequio” progresista de Zapatero.

Es evidente, desde un óptica progresista, de izquierdas, o como demonios quiera llamarse, que ese dinero debiera servir, junto a los otros 15.000 millones del superávit, para vertebrar socialmente este país, para invertir en servicios básicos que no se queden en meras pagas directas (como el famoso cheque-bebe). Pagas éstas que no tienen en cuenta la situación social y económica de aquéllos que las reciben, que son de nula progresividad fiscal, y que en ningún caso forman parte de un plan específico conocido de ingresos directos, que sirva para luchar contra las injusticias sociales que genera nuestro sistema económico, y al que se podrían asemejar en su forma pero no en su ideología (como sería la discusión acerca de la viabilidad de una renta básica universal para todos los ciudadanos).

Ese superávit, invertido en uno solo de los campos señalados (educación, sanidad, vivienda...) serviría para impulsar definitivamente soluciones de largo recorrido que mejoraran la vida de todos los españoles. Pero claro, no serían medidas cuyos resultados se vieran a corto plazo. No servirían para ganar unas elecciones, no servirían para movilizar al electorado. Y esto es algo que un político, sea del signo que sea, no puede soportar. De esta forma Zapatero dispone con alegría del dinero de nuestros impuestos, cometiendo el peor error que un gestor y representante del pueblo puede cometer: utilizarlo alegremente para perpetuarse en el poder, para chantajear a los votantes, revisando y renovando los viejos métodos caciquiles de compra del voto de manera torticera.

Sólo hay que fijarse en lo claro que lo tiene el autor del artículo, y lo que aconseja al Gobierno: "Sin embargo, es cierto que la medida podría haberse extendido a los autónomos. Aunque ellos tributan con un sistema distinto, sería bueno que el Gobierno considerara incluirlos de alguna forma en la rebaja fiscal, porque tienen rentas medias, han sufrido el alza de precios como los demás, y además son un importante conjunto de votantes"

¿Se puede decir con mayor claridad?

23 enero 2008

Obscena desfachatez

Aznar hace un par de días (ver el vídeo hasta el final):



Aznar en 2003, en la célebre entrevista con Buruaga, afirmando sin pudor que en Irak había armas de destrucción masiva. No había ninguna duda, ninguna:



"Un gobernante que ha engañado conscientemente a los ciudadanos queda inhabilitado para seguir gobernando"

Siempre podrá justificarse en que él no iba a seguir gobernando. Podía mentirnos sin pudor. por nuestro bien. Por nuestro gran futuro de alianza con las grandes potencias. Por la foto de las Azores.

Menudo hijo de puta. Vaya derecha que nos ha dejado como herencia.

20 enero 2008

Más de dos años

Me comenta un amigo que el tono del blog es excesivamente crítico, que la línea seguida es muy negativa, que nada hay que parezca gustarme, y que a todo le pongo pegas. Me afectó lo que me dijo. Durante unos días me ha rondado por la cabeza. Analizando la crítica, estudiándola, valorándola. No termina de convencerme. No. Aunque la respeto por venir de quién viene. Pero al final me parece que es como cuando me dicen que soy muy pesado, o que mis posts son muy largos. Nada me dicen esos comentarios sobre el estilo, el ritmo, los argumentos, mi manera de enfocar el mundo, mi pelea contra las ideas estáticas y las convenciones ideológicas. Nada, me quedo en blanco ante ellos, desanimado. Porque sobre eso sí admito la crítica, aún siendo dolorosa, porque de eso va este blog, sólo de eso, de opinar y discutir, y de que opinando los demás discutan sobre lo que escribo. Directamente, o a través de conversaciones posteriores.

Decía Albiac, en alguna de sus obras, que él había consagrado su vida a la puntuación. Yo le entiendo. A la perfección. Puedes tener cosas que decir, interesantes incluso, pero el cómo lo cuentas, el estilo, la estética. Eso es lo importante. Al menos para mí. No soy escritor. Seguramente no lo seré nunca. Los proyectos quedarán arrinconados en algún disco duro de algún ordenador en algún callejón oscuro. Los “nov1”, “nov2”, “proyecto” “ideas”, “guióncorto” esperan en vano que me acerque a ellos para desarrollarlos, para darles la vida definitiva, otorgarles una existencia más allá de sus explosivos orígenes, repletos de ilusión, diversión y whisky. A partes iguales.

Pero una cosa es arrugarse ante el previsible fracaso, una cosa es aceptar las limitaciones personales, dejar pasar el tiempo, y otra cosa es dejar de ejercitar el arte de escribir. Mejor o peor. Y pensar, reflexionar, criticar… escribiendo. Asumiendo que el motor que me mueve a encender el ordenador suele ser el cabreo, la irritación, el enojo e incluso el berrinche puntual. Pero también que gracias a este blog me pauso, estructuro lo que pienso, doy formato a mi visión del mundo, me sirve para ordenar ideas y, fundamentalmente, me divierte y me entretiene, haciéndome escribir con continuidad y autoexigencia.

Hace años que siempre repito lo mismo: sólo la pasión, sólo la emoción, merecen la pena en la vida. Ser capaz de sentir, de cabrearte, de conmoverte, por algo, por lo que sea, ya hace que las cosas merezcan la pena. El estatismo, el conformismo vital, la falta de ímpetu son el gran mal, son el horror. Y todos hemos estado ahí, en algún momento, cayendo al abismo, siendo devorados por las llamas de lo gris. Me afectan las críticas, por supuesto, más me gustarían si fueran halagos. Pero ni lo uno ni lo otro son el verdadero leitmotiv de esta cosa que tiene ya más dos años de vida. Siempre fue el mismo, y continúa siéndolo: conseguir discutir y compartir mis ideas.

Y a veces, pocas, funciona.

10 enero 2008

Preguntas sin respuestas (enero 2008)

  • ¿Por qué en este país no se puede hablar de República sin que te miren o bien como un osado izquierdista radical, compañero de pañuelo palestino y camisa del Che, o bien como un peligroso elemento subversivo, nostálgico de la II República y deseoso de matar curas y violar monjas?
  • ¿Por qué se suele confundir conversación banal y social con conversación insufrible donde se cuentan miserias personales sobre las que uno no tiene el menor interés?
  • ¿Por qué el clásico postvacacional navideño:"¿qué tal, como te lo has pasado?" ha sido sustituido por el entrometido y molesto:”¿qué tal, dónde has estado?”... Cuando en el fondo nos importa un carajo...
  • ¿Por qué entre los profesores el comentario más escuchado tras unas largas vacaciones es: "¡qué pesados están los niños! ¡han vuelto fatal!"?... ¿Se han fijado el estado lastimoso y desmotivado en el que muchos de ellos mismos vuelven?
  • ¿Por qué la SGAE se va a llevar calentito el importe del canon digital cuando la gran mayoría de los españoles no se descarga una puñetera película española en todo el año?
  • ¿Por qué tengo la sensación de que mi generación ve cada vez menos cine y cada vez más series de televisión, de que para ellos el cine ya no es una necesidad cultural a reivindicar, que ni siquiera hay ya que fingir interés por él para no parecer un paleto integral?
  • ¿Por qué nadie hace un estudio serio sobre los padres actuales, su enorme debilidad y laxitud, su exasperante incapacidad de actuar con una serie de principios lógicos y razonables; un estudio que hablase de la triste educación utilitarista y resultadista que se da a los chavales en casa, la errática y fallida técnica de castigos y premio imposibles, y la soledad real a la que se ve abocada la generación MP3?
  • ¿Por qué no decimos de una vez todos los que lo pensemos que invertir en ladrillo es una jodida inmoralidad es este país, y que gran parte de la culpa de lo que sucede con el tema de la vivienda la tienen nuestros padres, los padres de los mileuristas, los sociatas de los 80 y los que no lo eran, que ciegos de capitalismo y rentabilidad quisieron y quieren duplicar e incluso triplicar sus ahorros sin asomo de sonrojo mediante la venta y alquiler de pisos?
  • ¿Por qué los que pagan impuestos y cumplen las reglas son tontos y los que no, son unos espabilados, unos simpáticos pícaros? ¿Por qué esta sociedad premia y favorece así a los mierdas?
  • ¿Por qué se derrumba un colegio privado que se subvenciona con dinero público (los llaman concertados) y en la prensa ese detalle casi no aparece y, lo más importante, no significa nada? ¿Qué hubiera pasado y que se habría dicho si fuera público? ¿Cómo encima tienen la desfachatez de hablar de “milagro divino” y de insinuar que la Comunidad de Madrid debe ayudar a arreglar los desperfectos cuando habían construido esa aberración arquitectónica sin los permisos en regla?

01 enero 2008

Contradicciones navideñas

  • La guardia civil intercepta a dos inmigrantes que intentaban cruzar a nado el Estrecho de Gibraltar. Serán devueltos a sus países de origen. Una nota a pie de página en el periódico. Mientras, David Meca es entrevistado en la Ser, como un héroe. Su gesta: cruzará de nuevo a nado el Estrecho. Paradojas.
  • Recuerdo las palabras de Solbes mientras pago 1,35 euros por una botella de agua de 33 cl en la estación del AVE. Pago con 1,40 y recojo con avidez los cinco céntimos de vuelta. ¿Problemas con la interiorización? Sí, pero no míos, ni de los demás consumidores.
  • El euríbor por todo lo alto, las hipotecas disparadas, los analistas advirtiendo entre dientes de una posible crisis de consumo, por falta de liquidez, en las familias españolas. La calle Preciados de Madrid es un hervidero de personas. Casi no se puede caminar. Las luces de los comercios atraen como la miel a las tontas moscas que gastan sin medida. Ya se sabe, estamos en fiestas, ¿qué otra cosa hacer?. Mi cuñado me habla de la cantidad de gente que conoce que pide créditos para consumir más. La visa se dispara. Ya se pagará mañana. Menudo mañana les espera a algunos, pienso, mientras entro a comprar lo que sea en uno de esos comercios.
  • Abrazo a quien no quiero, dejo de ver a quien realmente me apetece, como hasta el hastío, pero bebo menos de lo habitual. Es la Navidad.
  • Son las ocho de la mañana. Los dos jóvenes, vecinos de la casa que me acoge en fin de año, discuten, se muerden, se insultan, se gritan. Acaban de celebrar la despedida del año. Recuerdo sus voces horas antes cuando me impedían dormir, mientras destrozaban canciones con sus voces ebrias. Después de la disputa se duermen. Odiándose. Yo me levanto. Mientras me lavo los dientes pienso en el espíritu de la Navidad. Y en las tetas que provocaron la discusión.
  • Existen límites antropológicos, seres a medio desarrollar que siguieron creciendo sin que su cerebro se enterase; y mucho menos su capacidad de dicción y comprensión del lenguaje. Conozco a uno en casa de mi hermana. Es hembra.
  • Una nueva sobrina llega al mundo. Todo el mundo extrae conclusiones sobre su físico, su parecido, su genética dominante; los adultos se agolpan sobre ella, la miran, la escudriñan, estudian sus movimientos, elaboran tesis. Yo no veo nada de lo que ellos ven. Pero me encanta el miniwhisky tranquilo en casa de los satisfechos padres. Un ratito sólo. Pasarán meses.
  • Camino por Sevilla antes de volver a mi añorado Madrid. Redescubro la ciudad donde nací gracias a un fantástico paseo, vislumbro rincones que no visitaré, bares en los que no entraré, cafeterías donde no discutiré. La miro con otros ojos, que se apenan por lo que no hicieron a los veinte años. El Aljarafe encorseta y marca sin que uno se dé siquiera cuenta. Aún hoy, pienso con pena. De vuelta monto en el autobús de las montañas, y entiendo alguna de las cosas que siempre detesté de mi ciudad. Los gritos verduleros ensordecen mis pensamientos.

10 diciembre 2007

Zombis

Corre tío, corre, ya te lo dije una vez, que no llegas, ¿adónde? y que más da, tú corre, acelera, trabaja, folla, come, emborráchate, no olvides que hay que volver a trabajar, y mucho, paga, nunca dejes de pagar, no te pares, nunca, imagina que te das cuenta de la futilidad de la carrera, nadie entenderá tu desesperación, para eso estamos, y vuelve al camino, siempre en el camino, no descanses, no mires atrás, sal de casa a primera hora, vuelve, el fútbol, hay que ver el partido, y un poquito de deporte, ¡hay que leé, eh! ¡hay que leé!. Un día, tras otro, y otro día. Y otro. Y se acaba la veintena, ya estás en la treintena, se acabó el jugar, dicen, con la mirada vacía, los zombis, toca ya la hipoteca, el finde en casa de la familia, los niños allí juegan, las horas pasan, ¿qué tal el finde? No sé, soy un zombi, me contestan, las horas pasan, todo bien, todo tranquilo, esperando, ¿qué? y yo que sé me dice, ¿para cuándo los hijos? más responsabilidades con ellos, o menos, todo depende, los niños te agarran de los huevos, algunos escapan, otros se someten, todo es felicidad, aunque miran a los que no los tienen con envidia... no, no, eso es mi mirada sucia, son lo más, inversión de futuro, ¿no es todo capitalismo? ¿por qué eso no? Volvemos a charlar, aún queda algo nuevo que decir, pero cada vez menos, la vida se llena de conversaciones vacías, los compañeros, pero siempre quedan los de siempre, menos mal, pero se van, siempre son más los otros, triste zombies, pasan sus horas, pasan las mías...

27 noviembre 2007

Reflexiones en torno a la ciencia democrática

En el siguiente artículo que enlazo Daniel Inneraty, filósofo y ensayista español, Premio Nacional en la modalidad de ensayo 2003, reflexiona sobre la ciencia, su construcción y su papel en la sociedad


http://www.elpais.com/articulo/opinion/ciencia/todos/elpepiopi/20071120elpepiopi_5/Tes

El artículo entra a fondo en el clásico debate de la responsabilidad científica de la sociedad. Dicho debate tal vez debiera suscitarse sólo después de que la sociedad adquiriera una base cultural científica de la que desgraciadamente aún carece y con la que, una vez adquirida, debiera hacerse corresponsable de las decisiones científicas que nos afectan a todos como ciudadanos... ¿después?... ¿sólo después?... La interminable discusión en torno a cuándo estamos preparados para ejercer los derechos y deberes que debe poseer un ciudadano responsable emerge de nuevo con toda su fuerza: ¿Hay que esperar? ¿Cuánto? ¿Eternamente? ¿Y quién lo decide? ¿Esperamos en el pasado a que la mujer estuviese "preparada" para que ejercieran su derecho al voto? ¿O se les dio ese derecho aún a sabiendas de que en sus primeras fases muchas estarían mediatizadas por su santo matrimonio, o por la iglesia? ¿No se entendió entonces que el mero ejercicio de ese derecho facilitaría una mejor maduración de la mujer como elemento social constituyente y participativo? ¿Era menos balbuciente políticamente el hombre, estaba realmente menos mediatizado? ¿Y ahora?

Y a pesar de ello... ¿Me siento cómodo ante ciudadanos de a pie, desde los Rajoys de turno hasta señoras que pueden ser mi madre, que no sólo dan opiniones sino que emiten juicios científicos sin ninguna base para apoyarlos? ¿Qué hablan sin dudas, desde las tinieblas de su ignorancia? ¿Puede su voz valer tanto como la del experto? ¿Y si el experto es el "nobel" Watson y con su " expertitud" suelta que los negros son inferiores genéticamente a los blancos, sin matices y escupiendo bilis por la boca?... preguntas... dudas y más dudas...

"Desde hace algunos años han hecho aparición en el escenario público una serie de temas y problemas que eran insólitos en la agenda política: conservación de la naturaleza, seguridad de la alimentación, clima mundial, código genético, contaminación, enfermedades, salud en general"

Se me hace extraño que los temas científicos centrales sean tan ajenos a la física; el siglo XXI, parece que será el siglo de la biología, de la genética; la física parece quedar arrinconada en siglo XX, donde tan decisiva, brillante y destructora fue. Se me hace extraño...

"...la ciencia ha perdido el monopolio del saber asegurado. La ciencia no puede sino decepcionar la expectativa de procurar un saber fiable, cierto y exento de riesgo"

Este argumento sin embargo suena caduco, e innecesario. Sólo los ignorantes pueden sentirse decepcionados por algo que la propia ciencia no pretende. Las expectativas deterministas y el uso de la ciencia como saber absoluto son ideas, en general, abandonadas por los científicos. Las expectativas siempre son generadas desde una doble fuente: la de los sumos sacerdotes (en este caso serían de la ciencia, como podrían serlo de cualquier secta religiosa) que quieren perpetuarse en el poder y utilizan sus saberes para realizar un ejercicio de oscurantismo que los haga para siempre necesarios; y la de los incautos o creyentes que prefieren depositar las responsabilidades en los otros y seguir sus dictados a rajatabla, para no compartir el peso de esa responsabilidad y sí disfrutar de las ventajas inmediatas que se generen de tal sistema. Pero las expectativas no la produce la ciencia, bastante bien curada de sus ataques megalómanos del pasado.

Precisamente la física del átomo, la cuántica, la de las posibilidades, la de la ausencia de certezas, la del gato de Shrödinger, la del Principio de incertidumbre de Heisenberg, la que se relaciona con las matemáticas del Teorema de Göedel... esa física aporta al ser humano y a sus sociedades la enseñanza más importante y radical de todas: la imposibilidad de conocer a la perfección un fenómeno físico, el restablecimiento de la duda como mejor método de acercarse a la comprensión de dichos fenómenos, el abandono de la prepotencia determinista newtoniana y la increíble certeza de que la ciencia no pierde un ápice de su interés, ni de la posibilidad de encontrar nuevos resultados, tanto abstractos como tangibles, con esta nueva forma de entender la ciencia.

Ahora hay que mostrarle esa certeza, tan asentada en el mundo científico, al resto de la sociedad. Educación y aprendizaje de nuevo. ¿Y democracia?

"Nuestro gran problema consiste en cómo llevar a cabo la reintegración social de la ciencia cuando sabemos que están en juego asuntos demasiados importantes como para dejarlos únicamente en manos de los especialistas"

"ecologismo, los movimientos antiglobalización o las organizaciones de consumidores responden a esta exigencia de participación, con una lógica muy similar al combate que se libró, en otro tiempo, contra las monarquías absolutas para dejar de ser súbditos y pasar a codefinir el mundo común. Lo que menos ha cambiado es que se trata precisamente de la misma batalla por reducir las voces autoritarias a una conversación democrática"

¿En manos de especialistas? ¿Y quién dice que está en manos de especialistas? Yo desde luego no lo creo, al menos en manos de especialistas científicos. Estará en manos de ese "comité de sabios", de esa élite económica y política al que nuestros paupérrimos sistemas democráticos ceden la gestión y el poder. Y que, como un amigo me decía el otro día, aparecen como el verdadero elemento perturbador de la democracia real. Los especialistas científicos tan sólo son utilizados por ellos, como todos los demás. No es cuestión de expulsar a los especialistas de la batalla, es cuestión de hacerlos ingresar en esa lucha social que el autor cita en las últimas palabras de su artículo, de enfrentarlos a aquéllos que los utilizan para validar y ratificar sus posiciones, de reconocer sus voces, no de hacerlos decidir, no de darles ese poder, sino de saber utilizar sus conocimientos para después, con ellos bien asimilados, poder decidir de manera colectiva

08 noviembre 2007

El Arca de Su Puta Madre

España, finales del siglo XXI. El jodido cambio climático ha convertido al país en una zona desértica donde a duras penas sobrevive una quinta parte de la población que tenía hace menos de cien años. La emigración, la mortandad infantil, la cada vez más reducida esperanza de vida y la incapacidad de los dirigentes político han destruido y colapsado un país que no hace mucho tiempo se consideraba como uno de los privilegiados integrantes del rico Occidente. Los conflictos armados entre distintas regiones y grupos locales se han sucedido sin descanso en los últimos treinta años destruyendo las pocas esperanzas de los exhaustos españoles que quedan. El agua se ha convertido en la sustancia vital, la especia, y el control de los pocos ríos que discurren como hilillos sobre la tierra yerma es el centro de todas las actividades ilegales, así como de los conflictos territoriales anteriormente mencionados. España se muere de sed. Y con ella ha traído al Tercer Mundo hasta las mismas puertas de la siempre asustada y cobarde Europa.

Mientras tanto China, tras su reconversión industrial de mediados de siglo, se ha erigido por fin en la primera potencia del mundo, dejando en un discreto segundo plano a unos EEUU obligados a ceder ante el empuje y la fuerza de la nueva sociedad china, que se despoja con rapidez de los harapientos vestidos de su milenario pasado y adopta con facilidad los nuevos ropajes capitalistas y consumistas, acordes con la nueva posición dominante que detenta. Una de las características que mejor define la evolución de China y las nuevas preocupaciones de su rica sociedad, es la aparición de múltiples ONG’s financiadas por capital chino, ya sea público o privado, que se han distribuido con enorme rapidez por todo el mundo, como si de un virus se tratasen, llevando la caridad y la ayuda por todos aquellos lugares donde creen que la necesitan.

Una de ellas, llamada El Arca de Su Puta Madre, decidió hace unos meses que la situación de conflicto permanente entre los castellanos y los leoneses que había convertido la zona en una de las más deprimidas del Hemisferio Norte, hacía necesaria su presencia y su ayuda en dicha zona. Aprovechando la debilidad del Gobierno español, y la pobreza y descontrol reinante en la región de conflicto decidieron, de manera unilateral, que lo mejor sería que algunos de los niños castellano-leoneses fueran adoptados por familias acomodadas chinas que esperaban ansiosas la llegada de sus nuevos hijos. Pero conseguir su propósito no era sencillo. La gran mayoría de estos niños vivía en el seno de familias con muy pocos medios de subsistencia pero aún muy orgullosas y ligadas a la tierra: jamás hubieran dado el visto bueno a una cesión encubierta de sus hijos. De modo que, con enorme "decisión y valentía", los responsables de la ONG decidieron seguir con fidelidad los principios que regían su labor, basados en la idea de la necesidad de radicalizar el humanitarismo por el bien de los más desfavorecidos, principios éstos que proclamaban desde hacía años en su página neoweb. Dichos responsables mandaron a sus voluntarios a hablar con las familias de los niños escogidos, para rogarles que les permitieran que se llevaran a sus pequeños a una casa-refugio que tenían en Madrid, donde se les proporcionaría educación y comida durante los próximos años, y en donde, por supuesto, los padres podrían visitarlos con asiduidad hasta que las condiciones del conflicto mejorasen y pudieran volver a vivir con ellos. Aleatoriamente eligieron unos cien niños de entre todos los que vivían en la región dándose la curiosa circunstancia que ninguno de ellos poseía ninguna tara ni enfermedad especial, algo muy poco probable dada la mala nutrición y la pobreza de las familias. Casualidad. Seguro. Como estaban tan seguros de lo honesto de sus actos envolvieron a los niños en falso vendajes para hacer creer a las autoridades centrales españolas de la necesidad de evacuarlos, algo que consiguieron, llegando así finalmente hasta el mismo aeropuerto de Vallecas donde les esperaba un avión francés que habían contratado para volver a Pekín con los niños. Sólo un chivatazo de última hora a la policía española, impidió que el avión despegara del país tercermundista. La policía detuvo en el mismo avión a los miembros de la ONG, acusándoles del secuestro de los de los niños, y a la tripulación francesa del avión por complicidad en el secuestro.

Hace unos días, en un vuelo relámpago al país español, el presidente chino consiguió que parte de la tripulación francesa fuera liberada. A su vuelta a China hizo escala en Francia donde un patético presidente francés, Zaparkozy, le esperaba a pie del avión para hacer una declaración conjunta en la que prometieron a sus escandalizadas sociedades que sus compatriotas retenidos en ese miserable país subdesarrollado serían puestos rápidamente también en libertad. El presidente chino, lacónico en su alocución, sólo dijo las siguientes palabras:"Hayan hecho lo que hayan hecho deben volver a China

La sociedad china respiró aliviada. Las imágenes del sufrimiento de los pobres voluntarios de El Arca de Su Puta Madre que habían sido detenidos por las autoridades españolas habían escandalizado al país. Las lamentables condiciones de higiene y la inseguridad judicial en un país tan atrasado como el español habían indignado a las familias de los pobres voluntarios que llorosas hablaban en radios y televisiones. Tras unos primeros momentos de hipócritas condenas al tráfico de niños del Tercer Mundo, la fingida decencia política y social dejó paso a la más realista y cínica certeza de que de todas formas eso chinos y esos franceses debían ser devueltos a sus países de origen , aunque el delito lo hubieran cometido en España.

Al fin y al cabo quién carajo era España para retener a nadie.

Al fin y al cabo no iban a dejar los chinos y los franceses que los putos españoles juzgasen y encerrasen a una veintena de los suyos.

Al fin y al cabo qué más daba el delito. Todo el mundo sabía que lo importante era dónde se cometía ese delito. Y quién lo cometía

Siempre fue así. Desde hacía siglos... Al menos uno.

27 octubre 2007

Sobre la agresión del chimpancé

Ahora pasea libremente por los salones de las casas de los españoles. El chimpancé (Ángel Martín dixit) entra sin pedir permiso, ya sea desde programas teóricamente informativos o desde la telemierda del corazón. Se convierte así, de la noche a la mañana, en personaje público a este desgraciado, gracias a la indecencia hipócrita de nuestras televisiones privadas, ávidas de carnaza con la que rellenar sus programas, y a periodistas (interesadamente) equivocados que confunden la necesidad de información con el placer que encuentran refocilándose entre la morralla de la sociedad.

Lo significativo del miserable y cobarde ataque del chimpancé a la pobre chica ecuatoriana es la escandalera que todo el mundo ha montado, la indignación y sorpresa que la gente de tu entorno muestra, la forzada integridad que sus palabras demuestran, el juicio inflexible sobre el otro pobre cobarde que se queda sentado sin intervenir en la agresión (sólo algunos como Javier Ortiz han presentado una diferente interpretación de los hechos). La hipocresía desborda todo lo que veo y escucho, pero junto a la hipocresía no se puede dejar de detectar una especie de sensación de verdad en todas esos discursos. Esos discursos demuestran que es falso que no sepamos lo que está bien y lo que está mal a un nivel básico, que no se sepamos cuáles son las pequeñas acciones que podemos realizar en nuestro entorno para que la convivencia mejore y la sociedad sea más humana y menos fría; pero al tiempo se descubre una realidad cínica, porque en el fondo nos importa un carajo todo lo que no sea inmediatamente beneficioso para nosotros mismos, aunque nos enferme la posibilidad que los demás lo sepan, se den cuenta, y mantengamos esa artificiosa dignidad a la que hacía antes referencia en los discursos. Mientras no quedemos demasiado al descubierto eso sí, mientras nuestras miserias no las puedan conocer nuestro vecinos, amigos y familiares, mientras el youtube no nos golpee en el rostro y nos muestre a la cara nuestras propias mezquindades. Porque sin necesidad de haber golpeado a nadie o insultar como hace el chimpancé del tren... ¿quién no ha sido alguna vez testigo de alguna acción similar y no ha actuado mirando para otro lado? ¿o ha saltado por encima de un mendigo medio muerto en la calle aterido por el frío? ¿o ha hecho oídos sordo a los gritos que se escuchan en la casa del vecino? ¿o ha dejado alguna vez que insulten y pisoteen a un compañero de clase en los lejanos tiempos del instituto, o que ninguneen y acosen a algún compañero en el trabajo? ¿o que algún capullo incomode a alguna chica “piropeándola” zafiamente?... Cientos de estas situaciones y más que ahora no se me ocurren suceden cada día en nuestro país, y siempre hay testigos mudos que, como hace el pobre infeliz del tren, vuelven la cabeza hacia otro lado, y esperan que la cosa no se ponga tan tensa como para tener que mojarse e intervenir. Pero no los graban.

El problema es que esta vez todo este triste espectáculo ha quedado registrado, una lamentable obra de teatro de la realidad, una obra social, con sólo tres actores: el chimpancé violento y repugnante, la víctima débil e indefensa, y el cobarde observador. Afortunadamente pocos en proporción (aunque demasiados en numero) son los que actúan como el primero, pero el problema es que el cobarde observador no es más que la viva imagen de todos nosotros, de nuestra sociedad inoperante y enferma, de nuestras miserias y mezquindades ocultas, de nuestra indiferencia, nuestro individualismo, nuestro carácter social.

Y tras el impacto inicial, vine la hora del lodazal: muchos de los que inicialmente reaccionaron con lógica indignación y desasosiego ante tan lamentable suceso, ante la acción violenta y racista del grotesco chimpancé cabrón, se asoman con los ojos vidriosos, entre asqueados y ansiosos, a su televisión, a la espera de que traigan al chimpancé a su casa, balbucee sus torpes y patéticas justificaciones, muestre su sonrisa desafiante y sirva así para exorcizar todos nuestros demonios sociales y se erija en el único culpable de una acción permitida por todos. Porque ese tipo es un mierda. Lo es. Como todos aquello responsables de programas que están como locos persiguiéndole con una cámara como si fuera alguien relevante, y todos aquéllos que en los salones de sus casas dejan el mando del televisor sobre la mesa para no zapear, y poder escuchar con avidez los aullidos locos de un chimpancé.

23 octubre 2007

Mi primo, el físico

Es descorazonador el nivel medio del político de nuestro país. Y peor es pensar que en otros países la media no mejora lo que aquí tenemos. Rajoy se ha despachado a gusto, se ha quedado tranquilo, y alguna de las pocas neuronas científicas que le quedaban en el cerebro se le debe haber suicidado, angustiada y avergonzada, al escuchar las palabras que salían por la boquita de nuestro atrevido climatólogo nacional:

"Yo de este asunto sé poco, pero mi primo supongo que sabrá. Y entonces dijo: 'Oiga, he traído aquí a diez de los más importantes científicos del mundo y ninguno me ha garantizado el tiempo que iba a hacer mañana en Sevilla'. ¿Cómo alguien puede decir lo que va a pasar en el mundo dentro de 300 años?"

Vaya pedazo de par de cojones. Como el primo es físico algo del tema sabrá, ¿no? Pues no don Mariano, pues no, podría saber algo del tema si durante su carrera científica hubiera trabajado en asuntos relacionado con el clima y su evolución, y no es el caso. El primo de don Mariano, Javier Brey, resulta que es uno de los físicos españoles más brillantes en su campo, la física estadística, además de profesor de la Universidad de Sevilla, donde yo estudié. Pero, salvo que la evolución del clima en el planeta sea su afición desconocida, no es un experto climático, y sus opiniones carecen de valor añadido, más allá de que lo que diga sea tan respetable como lo que dicen otros miles de científicos, no expertos en el tema, de este país.

La sociedad aparta a los científicos, no hay espacio ni prestigio social para ellos ni para el desarrollo de una cultura general científica en la población, no se hace ningún esfuerzo en la formación de una opinión adulta sobre los temas científicos que nos afectan globalmente, pero cuando se necesita una figura relevante, o una opinión, que confirme cualquier estupidez política, siempre existirá la voz de algún científico de cámara, afín al poder y a sus favores, dispuesto a contradecir o apoyar lo que le venga en gana. Es el problema de considerar a los científicos como voces autorizadas para todo, como una especie de magos o gurús de una nueva religión que deposita en ellos una fe ciega basada en la ignorancia general de todos en temas que a todos nos afectan.

“...Si no se puede saber el tiempo de mañana en Sevilla, ¿cómo se va a saber lo que pasa de dentro de 300 años?... Qué atrevida es la ignorancia. Bastaría con leerse alguno de las decenas de libros divulgativos que han salido en los últimos años para saber que una cosa es predecir con exactitud el tiempo local y puntual de un lugar, y otra cosa es conocer la evolución global del clima, su tendencia, en una zona determinada del planeta. Qué simple. Qué fácil. Qué difícil para un analfabeto científico.

Yo soy licenciado en Física. De modo que ya sabéis, cuando queráis conocer por qué se extingue la rana dorada en Panamá, no lo dudéis, preguntadme, seguro que tengo una opinión muy científica y muy válida que lo explique. Soy una voz autorizada, un experto en la materia, mis estudios astrofísicos así lo acreditan.