09 septiembre 2006

Pepe Rubianes, la censura y la libertad

Es censura. Por mucho que se quiera disfrazar. Es censura, miserable y sorprendente. Miserable por el tono melifluo con el que se ha ejecutado; sorprendente por la tranquilidad con la que se ha hecho y se defiende. Aunque lo más aterrador sea la aquiescencia con la que gran parte de la sociedad parece haberlo aceptado. Los hechos son claros, definitivos, no pueden ocultarse: la obra “Lorca eran todos” ha sido retirada del cartel del Teatro Español de Madrid (cuyo gestor es el Ayuntamiento) no porque contenga en su texto nada que sea ofensivo o políticamente incorrecto (motivo por el cuál la censura también sería discutible) sino por una declaraciones públicas que realizó su actor-director sobre un tema no relacionado en absoluto con la obra.

Terrible.

Si nos paramos a pensar en ello, obviando lo natural que parece ser pensar que los políticos son dueños de nuestros impuestos y no meros gestores de ellos, aparece una reflexión inevitable: la obra fue escogida para el cartel del Español mediante criterios artísticos y se retira de él por motivos políticos. Censura. Inapelable. Inaceptable.

Lo que dijo Rubianes hace meses en TV3 es una mamarrachada. Si me pidieran una opinión sobre este tipo y la forma en la que insultó al país donde vive, diría que es un auténtico gilipollas, además de un claro representante del más reaccionario pensamiento único pero... ¿Y qué cojones tiene eso que ver con esta obra de teatro? ¿Vamos analizar ahora todas las declaraciones públicas de aquéllos que utilicen centros públicos para exponer sus obras u opten a subvenciones para realizar sus trabajos? ¿Vamos a colocar cláusulas en los pliegos de las convocatorias públicas de ayuda en las que se indique que según qué cosas digamos en público los poderes políticos podrán suspender las subvenciones? ¿De cualquier tipo? ¿O sólo las de cultura? Porque en este país, afortunadamente, reciben ayudas mucho y diferentes colectivos culturales, sociales y empresariales. No daremos entonces ayudas a las películas en las que Almodóvar sea director porque dijo públicamente que el PP había pensado en un golpe de estado la noche del 13 de Marzo. Tampoco a la Iglesia, que habla públicamente de asesinatos en el tema de los abortos, acusando pues de asesinos a madres y médicos que en semejante trance se encuentran, a pesar de que actúen dentro de la ley. Tampoco a aquéllos que se declaren independentistas y aseguren no sentirse españoles. Así como a otros que hagan manifestaciones públicas en las que acusen al actual gobierno de España de confabulación con los asesinos del 11M. Y recordemos que lo importante no será el producto o trabajo por el recibamos la subvención, o la publicidad institucional (lo digo por algunos medios de comunicación) sino por lo que hayamos declarado en relación a otros temas ajenos a ello.

¿Cuál es el límite? Público es hablar en un bar sobre temas políticos. La libertad de expresión es de lo poco realmente valorable de las democracias occidentales. ¿Dónde nos deja este episodio? ¿Libertad bajo tu propia responsabilidad? ¿Con consecuencias económicas claras? ¿Sin ni siquiera una excusa tapadera? ¿Y mañana?

El caso de Rubianes no es único. Ahí tenemos el descarado boicot que se le hace a Albert Boadella desde los poderes políticos nacionalistas catalanes, o el evidente vacío que se le hizo a Garci para que no siguiera con su programa de cine en TVE cuando ocuparon los socialistas el mando del ente público. Pero lo de Rubianes, por lo descarado y la placidez con que se ha realizado es más peligroso, más nauseabundo.

Y no olvidemos que el que censura ante las presiones es Gallardón. Aunque hoy sábado El País le haga una entrevista para intentar salvarle la cara (El País... ¡Qué solo está Gallardón en el PP!). Cediendo a las presiones electorales y a las de su propio partido y sus voceros mediáticos. El verso suelto es cada vez más un ripio descartable. Muñeco de pim pam pum del ala dura de su partido e instrumento para atacar al PP desde la izquierda mediática, el alcalde de Madrid se encuentra hoy más solo que nunca. Y con lo de Rubianes se llena además de mierda cobarde apareciendo ante la sociedad como un monigote sin personalidad. Tristes momentos para un tipo con tanta ambición. Malos momentos para nuestras débiles convicciones democráticas.

5 comentarios:

  1. Este señor, le dijo a Ibarra esto: [Escuchar]

    Si en sus propias palabras, cambiamos cuando dice Cataluña, por España y se las dirigimos a él, quedaría algo así:

    "..Ese señor impresentable que continuamente esta atacando a España, pero oiga, si este país esta dando de comer a su familia, cojones, Cómo puede hablar así de España, Como puede insultar a un país así coño, poca vergüenza, desgraciao que no tiene otro nombre, ni los perros más feroces muerden la mano del que le da de comer", coño, al perro rabioso le das comida, y te lame, lo que pasa que te contagia, pero bueno, te lame, te lo agradece..."

    O sea que él mismo dice que "NO HAY QUE MORDER LA MANO DEL QUE TE ALIMENTA", y ahora después de mordernos la mano, ¿quiere que "le alimentemos"?

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  2. El audio de lo que le dijo Rubianes a Ibarra esta aquí:
    http://www.goear.com/listen.php?v=fb58cf2

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  3. Hola wel...

    Pues ésa es la cuestión. Si sus declaraciones son ofensivas (que lo son, o si su obra fuera un ataque deliberado y malintencionado contra algún grupo social (que no lo es) se debieran utilizar los mecanismos legales existentes para ir contra este señor. Legales, no indiscriminados, arbitrarios y vengadores.

    Pero lo que no se puede es condenar la obra que dirige. Esa debiera ser la grandeza de nuestro sistema político, lo que debiéramos defender con uñas y dientes.

    Además no hay que olvidar que haciendo que este señor no trabaje, se consigue que las demás personas que trabajan en la compañía que representa esa obra también se queden sin trabajo... ¿Es justo? ¿Es normal? ¿Por qué esa obsesión por el castigo y la culpa?

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  4. En Australia, uno de los edificios más emblemáticos que tenemos es la casa de la ópera de Sydney. A su arquitecto, Jorn Urzon, supuestamente le pillaron en el aeropuerto de Sydney en el año 1966 con unos documentos que contenían pornografía infantil (un crimen que a mi entender es bastante peor que lo que dijo Rubianes).

    Si siguieramos la lógica de las autoridades que quitaron la obra de Rubianes del teatro... deberiamos demoler la casa de la ópera, ¿no?

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  5. Pues si se hizo con fondos públicos... Lo curioso del asunto es que me estoy encontrando con demasiada gente que sin ser muy pepera duda sobre el hecho de si está bien o no, que este tío presente su obra en un teatro subvencionado con fondos públicos.

    La confusión es máxima y demuestra lo pobremente educados que estamos para escuchar opiniones que difieren de las nuestras (aunque sean tan malsonantes e insultantes como las de este tipo).El hecho de que opinar de lo que sea conlleve repercusiones económicas retrotrae a otras épocas. Y lo más alucinante es escuchar a dirigentes del PP que dicen que censura no hay porque la obra se puede estrenar libremente en teatros privados. Joder, si todavía hay que agradecer que no vayan los grises a paralizar la obra...

    Lo dicho, falta educación... Igual no viene tan mal la nueva asignatura Zapateril de Educación para la Ciudadanía en los colegios, a ver si nos quitamos algunas telarañas...

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