01 enero 2008

Contradicciones navideñas

  • La guardia civil intercepta a dos inmigrantes que intentaban cruzar a nado el Estrecho de Gibraltar. Serán devueltos a sus países de origen. Una nota a pie de página en el periódico. Mientras, David Meca es entrevistado en la Ser, como un héroe. Su gesta: cruzará de nuevo a nado el Estrecho. Paradojas.
  • Recuerdo las palabras de Solbes mientras pago 1,35 euros por una botella de agua de 33 cl en la estación del AVE. Pago con 1,40 y recojo con avidez los cinco céntimos de vuelta. ¿Problemas con la interiorización? Sí, pero no míos, ni de los demás consumidores.
  • El euríbor por todo lo alto, las hipotecas disparadas, los analistas advirtiendo entre dientes de una posible crisis de consumo, por falta de liquidez, en las familias españolas. La calle Preciados de Madrid es un hervidero de personas. Casi no se puede caminar. Las luces de los comercios atraen como la miel a las tontas moscas que gastan sin medida. Ya se sabe, estamos en fiestas, ¿qué otra cosa hacer?. Mi cuñado me habla de la cantidad de gente que conoce que pide créditos para consumir más. La visa se dispara. Ya se pagará mañana. Menudo mañana les espera a algunos, pienso, mientras entro a comprar lo que sea en uno de esos comercios.
  • Abrazo a quien no quiero, dejo de ver a quien realmente me apetece, como hasta el hastío, pero bebo menos de lo habitual. Es la Navidad.
  • Son las ocho de la mañana. Los dos jóvenes, vecinos de la casa que me acoge en fin de año, discuten, se muerden, se insultan, se gritan. Acaban de celebrar la despedida del año. Recuerdo sus voces horas antes cuando me impedían dormir, mientras destrozaban canciones con sus voces ebrias. Después de la disputa se duermen. Odiándose. Yo me levanto. Mientras me lavo los dientes pienso en el espíritu de la Navidad. Y en las tetas que provocaron la discusión.
  • Existen límites antropológicos, seres a medio desarrollar que siguieron creciendo sin que su cerebro se enterase; y mucho menos su capacidad de dicción y comprensión del lenguaje. Conozco a uno en casa de mi hermana. Es hembra.
  • Una nueva sobrina llega al mundo. Todo el mundo extrae conclusiones sobre su físico, su parecido, su genética dominante; los adultos se agolpan sobre ella, la miran, la escudriñan, estudian sus movimientos, elaboran tesis. Yo no veo nada de lo que ellos ven. Pero me encanta el miniwhisky tranquilo en casa de los satisfechos padres. Un ratito sólo. Pasarán meses.
  • Camino por Sevilla antes de volver a mi añorado Madrid. Redescubro la ciudad donde nací gracias a un fantástico paseo, vislumbro rincones que no visitaré, bares en los que no entraré, cafeterías donde no discutiré. La miro con otros ojos, que se apenan por lo que no hicieron a los veinte años. El Aljarafe encorseta y marca sin que uno se dé siquiera cuenta. Aún hoy, pienso con pena. De vuelta monto en el autobús de las montañas, y entiendo alguna de las cosas que siempre detesté de mi ciudad. Los gritos verduleros ensordecen mis pensamientos.

2 comentarios:

  1. Kersh:
    • Empiezo la 9 y vamos ahora con supersoldados. ¿Dónde quedó Billy Miles y su banda de híbridos? Spooky ha cogido las de Villadiego, parece ser que impulsado por la señorita “me hago la interesante”, aunque yo también participé. Reyes me pone cada vez más y John hace un trabajo encomiable. ¿Hacia dónde camina este departamento? ¿Los supersoldados tienen como misión hacer frente a los híbridos o son ellos mismos híbridos? ¿Por qué Alicia no salió por el túnel y optó por el atajo aun a costa de dañar a su portadora? ¿Formará parte del programa? ¿Y yo mismo, de qué bando estoy? Contradicciones.

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  2. Sólo te salvará el reencuentro con the truth,I y II.

    Y quedarás solo en tu sillón, con el regusto amargo del fin. Otro más.

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