30 julio 2009

Postales (veraniegas) 2

Hemos pasado una semana en la isla de Mallorca disfrutando de sus playas de arena blanca y aguas (casi) transparentes, y sufriendo las hordas de turistas (incluidos nosotros) que la desbordan. En una pequeña cala rocosa con gran encanto situada al norte, una roca en mitad del agua me recuerda la enorme roca-tapón de la playa de mi adolescencia que este año, en breves día, volveré a visitar. En este caso se trata de su hermana pequeña. Pequeña para los adultos pero enorme para seis o siete niñas que no superan los siete u ocho años como máximo y que a última hora de la tarde trepan como monos experimentados una y otra vez hasta su cumbre, evitando las resbaladizas trampas que les impone la roca, encontrando huecos imposibles donde colocar sus pequeños pies desnudos para impulsarse hasta la cumbre y desde allí tirarse al agua de cabeza o de pie, para emerger lo más rápidamente posible y de nuevo volver a empezar. Una y otra vez, todas, entre risas, en varios idiomas, siendo las más torpes (las mayores) animadas por las más ágiles (las pequeñas) en un juego sin fin, físico, divertido, ajeno a las convenciones habituales de género que atan a las crías desde demasiado pequeñitas a idiotas bikinis cuyas partes superiores no tienen nada que cubrir, a imbéciles vuelta y vuelta al sol tostándose para la consecución de un moreno pasivo que nada tiene que ver con la infancia, al abandono prematuro del juego físico que los chicos siguen monopolizando en competiciones absurdas que las desplazan, a las riñas de algunos adultos por ser demasiado poco femeninas…

El sol comenzó a retirarse y Carol y yo comenzamos a preparar nuestra marcha. Mientras hacíamos el petate las mirábamos y allí seguían, ascendiendo, alcanzando la cima, tirándose al mar, nadando de nuevo hasta la base de la roca, volviendo a ascender, una y otra vez, todas, entre risas, una y otra vez.

Coda: La mujer tiene un alma en extremo cotidiana y sólo es feliz zurciendo la ropa blanca o acudiendo al dancing, le horripila el genio, sólo ama lo mediocre.
Ortega y Gasset

2 comentarios:

  1. Tio, eres muy pedante, salu2.

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  2. Gracias colega.

    Tu sencillez y naturalidad anónima serán a partir de ahora mi luz y mi guía.

    Que disfrutes tu anonimato

    Saludos

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