20 agosto 2011

Desconcierto

De lejos lo escucho. Un sonido que creía olvidado. Las trompetas procesionales. Son casi las cuatro de la mañana. Se han parado. Silencio. Igual son imaginaciones mías. Carol ya se ha acostado. Esta noche, al llegar a casa, nos hemos encontrado las imágenes de un policía abofeteando indecentemente a una menor y a otro dando golpes sin sentido a un chico que con enorme dignidad, tan sólo intentaba escapar de la emboscada con su bicicleta. Una manifestación espontánea caminaba en esos momentos por las calles de Madrid protestando contra la violencia policial. Todavía no eran conscientes de que su objetivo de llegar a Sol era imposible de alcanzar. Las imágenes de una cámara fija que TVE nos ofrecía desde su web, nos mostraban cómo esa plaza se había convertido en coto privado de los católicos y se impedía el paso a los demás ciudadanos, a aquéllos que no esgrimían ese pasaporte vaticano en el que se ha convertido la mochila de las JMJ(C). Nunca había visto tantas “lecheras” de la Policía Nacional en un mismo plano, situadas estratégicamente en cada punto de acceso a la emblemática plaza madrileña. A través de Twitter hemos seguido con sorpresa cómo una guerra de guerrillas, nerviosa e imprevisible, se establecía entre los manifestantes que querían acceder a Sol y los policías que a cada paso se lo impedían. Los manifestantes, como si fueran velocirraptores de un parque jurásico, fueron tanteando las múltiples posibilidades de acceder a la plaza. Sin conseguirlo. Finalmente asumieron que el objetivo era imposible y fueron dispersándose sin grandes incidentes, hasta que su pequeño número permitió a la policía hacerles una pequeña demostración de fuerza. Pero el movimiento de los indignados sigue encontrando poros imposibles por los que seguir respirando, y sin que la policía pudiera evitarlo una miniasamblea de católicos e indignados se creaba en Sol sin que nadie se atreviera a disolverla. A través de esa cámara de TVE asistíamos en directo a la misma y nos convertíamos en testigos incómodos de cómo una decena de policías la rodeaban de manera intimidatoria y procuraban que nadie más se incorporara a ella (no siempre con éxito). ¿Por qué razón? ¿Qué molestaba de esta reunión? Eran casi las doce de la noche. Algo estaba pasando. Nos hemos vestido y hemos marchado hacia Sol Sin saber muy bien por qué. Ni para qué. Pero sentíamos que queríamos estar allí. Craso error. Al llegar el desconcierto ha sido mayúsculo. El contexto había cambiado. El impacto ha sido brutal. Ya no había asamblea. Por supuesto, no había manifestantes. Los católicos habían hecho de nuevo suya la plaza. Los policías (profesionalmente) a su servicio habían abierto un pasillo, que no se podía cruzar, por el que desfilaba una de esas vírgenes sevillanas que invaden Sevilla cada primavera. Y como en una de esas malas películas, nos encontrábamos en la parte equivocada del conflicto. Es decir, al otro lado. De hecho ni siquiera parecía que estuviésemos en Sol. Parecía otro lugar, parecía otro tiempo. Los cánticos religiosos resonaban en nuestros oídos. Era evidente que nada teníamos que hacer allí. Había que largarse. Pero no iba a ser tan fácil. Intentamos varias veces atravesar el pasillo sin éxito. La policía nos impedía regresar al siglo XXI, escapar del bucle espacio-temporal en el que nos habíamos metido. No me lo podía creer. Tantos años después, de manera increíble, de nuevo estaba envuelto en el irrespirable ambiente de la semana santa. Por fin conseguimos escapar. Como ratas, por las cloacas, como Harry Lime, utilizando los pasadizos del metro para alcanzar el otro lado y correr hacia el hogar. Para no ver más. Para no caminar más por mi ciudad. La que considero propia, la única que he elegido, la que esta semana ha sido invadida a costa del erario público… Hace ya un par de horas que estamos en casa. El helicóptero de la policía sigue dando vueltas, identificando potenciales peligros inexistentes. No se escucha otro sonido. Parece que era una falsa alarma. No resuenan más trompetas. El silencio va envolviendo Madrid. Es hora de acostarse. Los peregrinos siguen caminado por las calles. Mañana será otro día.

2 comentarios:

  1. Esto es lo que te espera:

    El Sondeo El Mundo-Sigma Dos da mayoría absoluta con más de 183 escaños a los populares
    El PP de Rajoy aventaja en 14,8 puntos al PSOE de Rubalcaba a sólo 77 días del 20-N UPyD e IU suben, pero no los nacionalistas de CiU o PNV


    Tendría que producirse un milagro, improbable a la luz de la situación, o una tragedia de la magnitud de los bombazos de Al Qaeda el 11-M, para que los socialistas ganen las elecciones del 20-N, porque el PP les saca en este momento casi 15 puntos.

    Exactamente 14,8 puntos es la abismal ventaja que Mariano Rajoy tiene ahora sobre Rubalcaba.

    De celebrarse mañana las elecciones generales todo indica que la distancia entre PP y PSOE, sería superior a los 60 diputados.

    Según la encuesta de Sigma Dos, que este domingo 4 de septiembre de 2011 publica El Mundo, el PP de Rajoy obtendría más de los 183 escaños que logró Aznar en el año 2000 con el 44,5 % de los votos.

    Y Rubalcaba sacaría todavía menos votos y escaños que Joaquín Almunia en aquella ocasión, cuando el PSOE vio reducirse su cuota parlamentaria a 125 diputados con un 34,16% de sufragios.

    Los datos de la encuesta de El Mundo, sumados a los que han dado en semanas anteriores las La Razón, ABC o El País, hacen trizas el espejismo que dibujó el sondeo del CIS de julio de 2011, cuando los expertos oficiales 'cocinaron' los datos para dar la impresión de que la proclamación oficial de Rubalcaba como nuevo candidato socialista acortaba la distancia a favor del PP a sólo 7 puntos.

    ResponderEliminar
  2. Nada ha hecho el PSOE para que nadie desde la izquierda pueda llorar su fracaso electoral. Pero eso no debe hacernos perder de vista lo que puede significar una victoria con mayoría absoluta de Rajoy en estos momentos. Los españoles decidirán. Y mientras, nosotros trataremos de defender aquello que creemos que es justo mediante nuestras reivindicaciones en la calle.

    Por cierto es un poco cansado y genera confusión el tema de los anónimos en los blogs. Lo de "permitir" comentarios anónimos es para no obligar a los posibles lectores que dan su opinión a hacerse una cuenta google. Pero creo que en contrapartida nada costaría que éstos pusieran un nombre o un apodo en el mensaje que ayudaría a poder dirigirse a él y al mismo tiempo permitiría diferenciar sus opiniones de las de otros comentaristas. Estoy seguro que es posible conseguirlo

    Saludos

    ResponderEliminar