Hace un par de noches tuve el “placer” de asistir a un nuevo
episodio protagonizado por algunos de esos megatertulianos que recorren
incansablemente cada día las radios y televisiones españolas, iluminando al
mundo con su singular sapiencia y preparación. Desbordados por su propio
conocimiento e incapaces de contenerlo en los límites de sus cerebros, se ven
en la obligación de compartirlo con nosotros tratando sin ningún problema lo divino y lo humano, lo político
y lo social, lo económico y lo deportivo, lo cultural y lo científico. Saltando de un tema a otro con una facilidad pasmosa. Sin
jamás permitirse un atisbo de duda, un momento de debilidad, un segundo de
reflexión interior, de honestidad intelectual que les permita reconocer que hay
algunos asuntos que no pueden tratar, de los que no pueden opinar porque, simplemente,
no tienen ni puñetera idea. Pero hay que reconocer que es cuando aparece la
ciencia, cuando se ven obligados a hablar de asuntos con ramificaciones científicas,
cuando el chiringuito renacentista que tan dificultosamente intentan construir
se les derrumba sin compasión encima de sus cabezas. Cuando de improviso, a
traición, aparece en la tertulia algún tema de este tipo, se les nota que son
incapaces de cambiar la plantilla que usan para debatir los demás asuntos y se
precipitan al vacío sin posibilidad de salvación. Es, curiosamente, cuando
mejor podemos advertir su impostura habitual, sirviendo además de reflejo del deplorable
analfabetismo científico en el que vive inmersa nuestra sociedad.
Situémonos: estamos ya finalizando la tertulia de La Brújula, en Onda Cero, el
programa que dirige Carlos Alsina, que ha pedido opinión de un último asunto a
sus megatertulianos a cuenta de una propuesta del Ministerio de Sanidad para
que se multe a los padres cuyos hijos adolescentes tengan intoxicaciones
etílicas con cierta asiduidad. Después de haber arreglado la economía, la
política y la judicatura de nuestro país, nuestros chicos están crecidos y no
tienen duda alguna de que también pueden solucionar el problema del alcoholismo
juvenil. Ese problema que cada año “sorprende” a los españoles. Desde hace más
de veinte años.
Tras haber sentado las bases sobre cómo debe arreglarse este
problema para siempre, Carlos Alsina lee sobre la marcha un tuit o mail
enviado por una seguidora del programa que nos advierte sobre la (según ella) “moda
que se ha extendido entre los adolescentes” de emborracharse introduciéndose
tampones empapados en alcohol en su cuerpo… Alsina que, pudoroso, omite donde
se introducen estos tampones, no sólo lee el mensaje, no sólo no cuestiona la
información un segundo, no sólo no duda sobre la posible veracidad de lo
afirmado, sino que da la información por buena de inmediato, la convierte por
lo tanto en verdad mediática para sus miles de oyentes y le lanza el hueso a
sus chicos, que no vacilan en lanzarse sobre él, hambrientos, deseosos de dar
su opinión y de llegar a terribles conclusiones sobre la deriva social de un
imperio occidental en evidente decadencia.
Después de que Alsina abra la puerta advirtiendo de “la
moda” alcohólica juvenil actual, comienza el espectáculo. El hueso está en el
aire y la jauría se lanza a por él:
Megatertulianos (a coro): “sí, sí…”
Por supuesto, son expertos, saben de todo, también de tampones, faltaría más, y sin son mojados en vodka, especialistas, incluso…
Por supuesto, son expertos, saben de todo, también de tampones, faltaría más, y sin son mojados en vodka, especialistas, incluso…
Megatertuliano1: “es una moda desgraciada que, efectivamente.
[…] sirve para acelerar…"
Carlos Alsina: “…el efecto es inmediato, pasa directamente el
alcohol a la sangre…”
A ver, a ver, centrémonos, señores… ¿En serio saben de lo
que están hablando? ¿No han oído hablar nunca de las leyendas urbanas, de los
bulos que corren por la red? ¿Ni un vistazo rápido a informaciones serias como
ésta, de Magonia, que nieguen la realidad del fenómeno? ¿No se pueden
parar a plantearse un momento qué significa meterse un tampón con alcohol? ¿El
dolor inmediato que debe producir? Algunas personas lo han hecho, para experimentar y contar lo que se siente (algo no demasiado satisfactorio, claro). Otras han recurrido a algo tan antiguo como el método científico y han hecho un experimento que demuestra la dificultad que supone introducir ese tampón en ningún sitio una vez absorbido el alcohol. Pero la experiencia no
interesa cuando de lo que se trata es de construir noticias sensacionalistas
que alarmen a la sociedad. Molan más. La ciencia les aburre.
Megatertuliano2 (se da cuenta de que su compañero le está restando
protagonismo, sabe que debe intervenir rápidamente, diciendo lo que sea, lo
primero que le venga a la cabeza, rápido, rápido, alguna cosa que parezca inteligente,
un apunte con sello propio…): "¡¡Esto en el caso de la chicas!!"
Qué capacidad la del tipo. Los tampones, aunque sirvan para
emborracharse, deben ser sólo para las chicas… No parece poder
imaginarse que tal vez un chico también se lo puede meter por el ano en busca
de esa borrachera legendaria que están ellos mismos, los megatertulianos, divulgando (promocionando) sin base alguna. Tal vez pensarlo le genere
alguna molestia inasumible en público a través de las ondas… ¡¡¡Ayy!!!, los
tabús...
Megatertuliano1 (el tío la caza al vuelo… Al carajo el
tema que se está tratando, en el fondo se la suda, pero si el comentario de su
compadre sirve para atizar a las sociatas…): “…¡las jóvenas!...” (se ríe…).
Qué agudeza. Cuánta inteligencia. Qué fino sarcasmo…
Volvamos a los tampones…
Carlos Alsina sigue a lo suyo y empieza a meterse en un berenjenal
de cuidado: “…se introducen el tampón y la embriaguez es casi inmediata…”
¿¿¿Cómo??? Era de esperar, cuando uno no sabe de lo que
habla y no se informa termina diciendo tonterías… Al Introducirse tampones
impregnados en alcohol en la vagina o en el ano es cierto que ese alcohol pasaría más
rápido a la sangre que a través del aparato digestivo (como cuando se bebe), pero para embriagarte, para emborracharte,
necesitas la misma cantidad de alcohol de siempre. El hecho de que pase más
rápido a la sangre no significa que la concentración de alcohol en sangre vaya
a ser mayor. Y eso, megatertulianos, es lo que te provocará la borrachera…
Vamos, que el chico o chica que quiera disfrutar de semejante “fiesta
alcohólica” va a tener que introducirse un montón de tampones en su cuerpo para
llegar a la fase de la “exaltación de la amistad”… Si por el camino no acampa en el baño, claro, que es donde se va a pasar la mitad de la noche... Tampoco es cuestión de colocarse el tampón en público, ¿no?
Megatertulianos (a coro): “claro, claro… pasa a la sangre” (recordemos
que según ellos, eso provoca ya una borrachera
inmediata).
Megatertuliano2 (de fondo, casi inaudible, ha tenido una
ocurrencia y la quiere compartir): “…te metes el tampón en la nariz…"
Claro que sí, eso es rigor informativo y los demás son
tonterías… El tío ha descubierto que no será por el ano pero que él mismo, tal
vez, por la nariz, pueda conseguir un pedo interesante... Lo de que un tampón
le quepa a alguien en los orificios de la nariz… En fin, ya sería cuestión de que haya
existido un trabajo previo de zapa durante muchos años haciendo pellas en los
semáforos…
Carlos Alsina se crece y se le empieza a ir el asunto de las manos:
“...tu familia no te puede ver beber porque no has bebido…”
Lo cual parece razonable. Sería complicado que te viesen
beber (incluso agua) si no es porque realmente la bebes… Otra cosa es que se
refiera a que no te ven beber alcohol, pero teniendo en cuenta que
los adolescentes no suelen hacer los botellones en la calle de la casa de sus
padres, me parece a mí que el comentario se desmorona por sí mismo…
Carlos Alsina: “...puedes
hablar y no se te nota que estás bebida porque en el aliento no se te percibe...”
Joder. De lo mejor del corte. Están los tíos hablando de
conseguir una borrachera de leyenda “acelerada e inmediata” y no se le ocurre a
Alsina otra cosa que decir que la borrachera no se te notaría porque no te huele
el aliento. En serio, qué nivel. Me parece a mí que cuando estás borracho hay
otros muchos indicios que harían sospechar a cualquiera que llevas una encima
de cuidado… ¿De verdad que hace falta que alguien te huela el aliento para comprobar que estás
borracho?” Ufff... Tal vez los miembros de La brújula debieran ver este vídeo…
Carlos Alsina: “…esto tiene un riesgo elevadísimo…”
Y tanto que lo tiene, pero no por lo que él piensa.… El
riesgo es creerse estas historias sin reflexionar sobre el contexto científico
que debe sustentarlas. El riesgo es más bien similar a pensar que comiendo chirimoyas te vas a curar de un cáncer. El riesgo es caer en el pensamiento irracional, en el pensamiento mágico, mediante el que se termina creyendo que las cosas ocurren misteriosamente, sin que haya explicación, o asumiendo falsas explicaciones fruto de una pobre formación científica. En siglo XXI. El riesgo del tampodka es físico por las lesiones
que puede producir el alcohol en zonas muy sensibles del cuerpo humano. Lo
demás son tonterías. Lo que sucede es que tampoco parece que sea verdad su
historia, ni que sea una moda, ni que el fenómeno esté
extendido. De hecho la información que la oyente da al principio y que Alsina
reproduce sin contrastar (periodismo en estado puro), en relación a los casos
que los hospitales de Asturias han tratado, ha sido desmentida por el Servicio de Salud del Principado de Asturias
mediante un comunicado.
Megatertuliano1 (asevera, peloteando al jefe): “¡¡Elevadísimo!!...”
Jajaja… ¡Qué crack!
Megatertuliano1 (continúa): “…además es una aberración que suprime el posible
factor placentero que puede tener la bebida, que es degustarla... es directamente ir…”
Megatertuliano2 (ahí, al quite, golpeando a placer la
pelota que le ha dejado su compañero): "...¡¡¡Al coloque!!!..."
El surrealismo invade las ondas. Casi da pena que alguno no esté lo suficientemente lúcido para parafrasear a Tierno Galván: “el que no esté colocado, que se coloque (el tampón)... y al loro”. En todo caso, los apuntes del megatertuliano2 aportan siempre un punto de
intelectualidad abrumador.
Megatertuliano1 (empieza a forzarlo, desfallece, no sabe ya qué más
decir, los recursos se le agotan…): “…es la utilización del alcohol como droga
en estado puro”
No te jode. Y cuando nos dan barra libre en las bodas estamos
utilizando el alcohol como una infusión contra la ansiedad…
Carlos Alsina asiente, ya sin mucho entusiasmo… Está ya en otra cosa,
ahora toca pasar a las noticias más relevantes de la prensa del día siguiente.
La labor de servicio público ya está hecha. En minuto y medio han ayudado a
divulgar una falsa noticia sobre un fenómeno que no parece que se esté
produciendo en España y que, en todo caso, no se ajusta a ninguna de sus ideas
preconcebidas que ellos tienen en relación a cómo afectaría al cuerpo humano. Periodismo
de calidad. Periodismo al servicio ciudadano. Alarmismo barato sin base científica. Con dos cojones.