29 diciembre 2009

Y la bola negra entró, majestuosa

Nunca sabe uno cómo va a salir, cuál será la secuencia emocional, cómo llevará uno eso de ser de nuevo parte de un mucho, un demasiado que desborda a través de un montón de horas de reencuentros, risas, copas y comidas. A veces. Sólo a veces sale bien, pasan los días y todo se sucede con una rapidez inusitada, con relevos que significan nuevas sensaciones, con cariños que se renuevan y con momentos que terminan siendo entrañables.

El AVE nos llevó hasta el peligro, con diligencia hacia el salvaje oeste, hasta la familia, la mía, la abandonada y lejana, comenzando así el tradicional tour de force, un viaje sin descanso, una conversación continua en la que uno tiene su rol, como siempre sucede en cada entorno, y en el que afortunadamente me siento cómodo siempre que sea durante un breve intervalo de tiempo. La noche se echaba ya sobre nosotros mientras un rover (o un audi, qué más da) me trasladaba a las montañas y aparecía por primera vez Bolonia. Siempre es positivo encontrar lugares de encuentro con quien encuentra difícil hacerlo pero está deseando conseguirlo, por lo que disecciono y critico el sistema con aquél que es encargado de implantarlo; la conversación fluye y me alegro por ello, la noche cae y ver a mi madre es como un rayo de luz, un premio inmerecido a mi inevitable y estudiada dejadez familiar, su tacto, su olor y su abrazo me reconfortan como cuando niño, y en ella echo el ancla que me mantendrá durante unos días cuerdo entre la vorágine navideña; al día siguiente su cumpleaños me descubre lo caótico que puede ser una comida familiar en la que los niños (mis sobrinos) tienen el mando, controlan los tiempos y determinan conversaciones, me gusta observarlos y al tiempo observar a los padres, sus actitudes, sus caras de hastío que se confunden con las de devoción, el nivel de implicación que conlleva la crianza debida a la cuál ya no parecen necesarios retos de otro tipo; el 24 despierta con un trasiego constante de personas por la que fuera mi casa y ahora es un lugar extraño en el que me siento desplazado y cómodo al mismo tiempo, y casi sin darnos cuenta la noche se hace presente, una noche especial que siempre me ha gustado, que siempre ha significado en mi vida, de la que guardo espectaculares recuerdos de todo tipo y que sólo a veces fichajes foráneos, ausencias de última hora o enfrentamientos innecesarios han fastidiado. Sé que suena raro, que no es políticamente correcto, que suele quedar mejor decir lo contrario, pero la verdad es que a mí me encanta la nochebuena, no sólo la cena que además este año fluyó con facilidad entre broncabrindis y olfateos de wifi, sino porque a medida que pasan las horas y las primeras copas, el lento desfilar hacia las camas va dejándome allí plantado como tantos años atrás, conversando entre silencios con Juanma y los siempre valiosos cómplices de cada año. Pero por lo que sea, al final, siempre es Juanma, como tantas veces, como cuando lo único con lo que nos podíamos emborrachar era con anís y la noche la llenábamos de alcohol azucarado y Qué bello es vivir, hablando de cine, literatura, política o familia, abriendo puertas, respetándolo, contradiciéndolo, escuchándolo o impidiéndole hablar hasta que mi padre despertaba y mientras yo huía hosco a la cama, lo dejaba a él pagando un inexplicable (por entonces) tributo familiar. El 25 siempre emerge en mi memoria, pues, entre vahídos de alcohol, y esta vez no fue diferente, las tinieblas se fueron despejando a base de jamón, lomo, nuevas conversaciones y nuevos fichajes que llegaron para degustar el cordero que por fin he descubierto, y echo otra vez de menos un ratito tranquilo con el survivor, pues tras pasar buenos ratos veraniegos charlando con él, el modelo familiar parece de nuevo interponerse, establecer nuevos tabiques y hacer que vuelva a aparecer esa extraña e incómoda sensación de conocer a alguien pero al tiempo no saber nada de él; la siesta me despierta y la tarde se abre solícita para marchar con algunas de mis personas más queridas hacia un billar revolucionario repleto de Jameson, tensiones, pullas y risas, que termina con una bola negra liberadora que me despierta de mi somnolencia etílica y me permite disfrutar de la pasión y el arrojo de la mujer con la que he decidido compartir mis mejores años, de su cara concentrada mientras con el taco golpea una bola blanca que al chocar con la negra de la manera adecuada nos proporciona una remontada épica, homérica, que nos permitirá vivir en una nube hasta que horas más tarde la ciudad del sol convertida en la del aire nos lleve la derrota trivial más dolorosa, en el ancestral enfrentamiento que, como con aquellos duelistas de película, lleva enfrentándome años a Migue; Migue, mi hermano pequeño, el Ale de Pablo, el único que comparte casi todas las llaves de mi propia vida, al que echo tanto de menos, mi confidente y amigo, o simplemente Migue; la noche se alarga de nuevo, esta vez con él, hasta más allá de las seis de la mañana en una conversación necesaria, divertida y borracha; el 26 por tanto me encuentra inicialmente destrozado, tras cuatro horas de sueño, pensando que no voy a dar más de mí pero siendo consciente que me falta la guinda, necesaria: demasiado tiempo sin ver a Danisev, demasiadas conversaciones telefónicas, demasiados mails sin vernos, sin tomarnos copas, sin celebrar su paso al profesorado, demasiado tiempo sin un contacto visual que se hace intrascendente en cuanto lo veo y los dos nos damos cuenta que la conexión se mantiene incólume, que el tiempo no pasa si la amistad se mantiene, y me hace enorme ilusión que me regale su ilegible tesis en la que sorprendentemente aparezco entre sus agradecimientos en nombre a unas discursiones que comenzaron hace ya más de trece años, al tiempo que conozco por fin a su encantadora novia y las horas pasan con rapidez hasta que una triste despedida me lleva volando hasta el 27, cuando después (por fin) de ser capaz de dormir una noche entera utilizo parte de la mañana para disfrutar de un pequeño gnomo rubio balbuciente que cuando me sonríe me arrebata el alma, y el resto me sirve para despedirme de las demás personas que conforman esta extraña familia mía, como tantas, a la que evidentemente sería incapaz de ver con asiduidad, pero que, también soy consciente, está inevitablemente impresa en mi ADN histórico y emocional.

Me monto en el AVE, Carol duerme, la miro, enciendo el Ipod y me deslizo feliz, a más de 200 Km/h, hacia mi verdadera vida, dejando atrás el pasado, dejando atrás una vida que no existe. Tan sólo dejando atrás.

16 diciembre 2009

Solidaridad occidental: concursa, gana y "vive una experiencia solidaria"

Hoy en 20 minutos

Vive una experiencia solidaria en Mali

Supersubmarina, Sidecars, Sidonie colaboran con Voces. (Imagen: ARCHIVO/VOCES)

  • Concursa con nosotros y podrás ganar un viaje de una semana de duración al país africano de la mano de la plataforma Voces.
  • Podrás visitar, junto a alguno de los artistas colaboradores con esta causa, los talleres que la ONG ha organizado allí este año.
  • Tienes hasta el próximo 21 de diciembre para contarnos en pocas palabras cómo crees que la cultura ayuda a combatir la pobreza.

Nada más adecuado que concursos de esta calaña para entender el tinglado de las ONG y de muchos de los que mediante ellas se dan intensos viajecitos solidarios. Poco más se puede añadir. Si acaso recomendar para no quedarse en el exabrupto que me provoca inevitablemente este tipo de noticias, la lectura de El espejismo humanitario, un libro fantástico escrito por quien fuera durante más de veinte años cooperante y que, sin ser capaz de renunciar a su pasado ni a su labor, considera necesario desenmascarar los putrefactos modos y actitudes solidarias de los "enviados especiales humanitarios" que mandamos al Tercer Mundo

Al final uno no puede más que sorprenderse estando de acuerdo con el espíritu del artículo de Dragó referido a los cooperantes españoles secuestrados, y que tanto revuelo ha armado.

Es que hay que joderse con el concurso: "Concursa y vente con tus artistas favoritos a hacerte unas fotos con un grupo de negros famélicos, para que puedas enseñarlas en tu Ipod en las reuniones de amigos, y poder así ser el centro de atención con el relato de tu aventura solidaria, intensa, trasformadora y diferente"

14 diciembre 2009

Perlas boloñesas: presentación

Sobre el constructivismo y su manoseado slogan: "aprender a aprender"

"El objetivo es configurar individuos “necesarios” a la nueva economía, moralmente adecuados con el orden establecido e instruidos en el manejo de las máquinas."

"La psicología constructivista se presenta como revolucionaria y rupturista con los métodos tradicionales de educación pero ideológicamente neutral. Este carácter ambiguo le permite vaciar los contenidos educativos de la tradición y abrazar las vacías leyes del mercado."

"El aprendizaje es definido como la interiorización de estructuras vacías, donde los conocimientos únicamente sirven para ilustrar los procedimientos."

"…al consolidarse como la única teoría válida sobre el aprendizaje,(el constructivismo) se presenta bajo el despotismo de una verdad científica y reconoce la posibilidad de aplicar las teorías constructivistas poniendo al alumno en contacto con una constelación de conceptos arbitrariamente privilegiados por la cultura establecida, o bien podemos proponer cuestiones socialmente relevantes, urgentes, críticas y alternativas."

"El constructivismo adolece de una profunda contradicción interna. Relativiza todo el conocimiento y, sin embargo pretende establecer sus teorías como verdades absolutas, aplicables a cualquier contexto y situación."

El aula desierta. Concha Fernández Martorell

Algunas lecturas de lo últimos tiempos me obligan a comenzar esta nueva sección. Las perlas boloñesas intentarán recoger el profundamente estúpido espíritu de las modernas tesis constructivistas de la educación, que llevan un par de décadas intentándose aplicar en Primaria y Secundaria, y que como un virus se extienden ahora a la Universidad mediante el Plan Bolonia, al tiempo que redoblan sus esfuerzos para conquistar definitivamente la Educación Secundaria mediante la implantación de las llamadas "competencias educativas" como método de evaluación, dejando de lado el conocimiento estricto de los contenidos como criterio final de dicha evaluación.

No todo es malo en estos nuevos métodos. En absoluto. Suponen en parte una renovación de anquilosadas estructuras de aprendizaje a las que les vendría muy bien una reflexión sobre su propia utilidad y su (calculada) pasividad. Lo que me parece un acierto de Fernández Martorell es señalar que el problema es la consolidación, aceptación y fomento general por parte de los poderes políticos y económicos, de que es “la única teoría válida de aprendizaje”. Aterra.

Estamos viviendo tiempos de cambio educativo con evidentes repercusiones sociales. La Escuela (para regocijo de muchos idiotas) pierde autonomía y la Universidad se somete a caprichos pedagogos sin prever las posibles consecuencias. Además “como decíamos ayer” más peligrosa que una mala ley es una ley inaplicable. Hay pues que ponerse en lo peor si pensamos entonces en la implantación de una mala ley inaplicable: el Plan Bolonia

En esta sección intentaré mostrar aspectos “curiosos” de los métodos, tesis o estudios que ciertos pedagogos con mucho tiempo y dinero público han “creado” para justificar su existencia y terminar de enloquecer el ya de por sí caótico y decadente mundo de la enseñanza

13 diciembre 2009

Provocando

El artículo lo firma Carlos Fernández Liria en Público. A pesar de todo, el único periódico generalista español donde podría aparecer este tipo de planteamientos. Eso merececría una reflexión. En este enlace se encuentra el artículo completo. Sus ideas sobre el fracaso de la LOGSE y su combativa propuesta de solución para la educación pública las extraigo aquí, para los más perezosos:

"Sin duda la LOGSE marcó la tendencia hacia la calamidad actual. Pero no por lo que se suele decir (aunque también). Sus defensores siguen argumentando que se trataba de una buena ley, pero que faltaron recursos para aplicarla. Como si ignoraran que no hay nada tan destructivo como una ley inaplicable. Las malas leyes acaban por acomodarse a la realidad produciendo efectos medianos. Las leyes que no se pueden aplicar, en cambio, destruyen lo que hay sin ofrecer nada a cambio. En esto, es indudable la responsabilidad de los pedagogos propagandistas que cantaron las alabanzas de la “cultura del aprendizaje” (frente a la de “la enseñanza”) y de las “metodologías personalizadas” en régimen de “tutorías” y “clases participativas”, porque no podían ser tan idiotas (como tampoco lo son hoy con el asunto de Bolonia, en el que repiten la jugada) de ignorar que estaban construyendo con humo."

"De todos modos, con el tiempo, la LOGSE habría acabado también por volverse razonable si el PSOE hubiera hecho lo que tenía que hacer: suprimir la enseñanza concertada"

"Habría, desde luego, una posibilidad de revertir la tendencia: que la ley obligara a todo cargo público a escolarizar a sus hijos en guarderías, colegios e institutos elegidos por sorteo entre, por ejemplo, los 25 más cercanos al domicilio". (las negritas son mías)

Sería una delicia contemplar esa posibilidad. Y lo peor: no se puede evitar pensar que si esta propuesta llegara a convertirse en realidad (en un universo paralelo, claro) la calidad de la educación pública comenzaría a aumentar de nuevo. Suena cínico pero es la pura realidad