Una y otra vez me vuelve esta secuencia a la cabeza. Dirán que Keynes está superado. Puede ser. Pero John Ford nos regala en 1939 poco más de un minuto impagable que sirve a la perfección para ilustrar las consecuencias de una crisis que ya no es la del 29, pero que se le parece mucho para los que nada tuvieron que ver en su génesis.
Con una diferencia. El tío de los tirantes, una vez que se marche ese coche, puede ir a su casa y antes de que le corten la línea de teléfono y le embarguen la casa puede ocurrírsele investigar por internet.
Después igual no le bastaría solo con el rifle.