28 abril 2007
Historias docentes
09 abril 2007
Regreso telúrico
El segundo día fue cuando volví a Benijo. Descender con el coche por la costa de Anaga admirando sus acantilados recortados, contemplando esos pueblecitos que parecen siempre a punto de deslizarse por las laderas de las montañas volcánicas, disfrutando de la visión de ese mar tan azul que incluso daña a los ojos, fue de nuevo, años después, un espectáculo natural inigualable. Bajar del coche para subir a pie parsimoniosamente al Restaurante el Frontón, testigo de tantas conversaciones y tantos silencios, y atalaya inigualable desde la que disfrutar de esa costa, fue todo un ceremonial, emocional y emocionante, que finalizó mediante un vistazo fascinado desde su terraza a
Aparecen indelebles, tal y como eran, aquellas personas que pasaron por tu vida en semejantes lugares. Transitan por mi memoria igual que hace cinco años aún cuando algunos estén más calvos, otros más gordos, a algunos ya ni los vea y otros se hayan convertido parte casi de mi día a día, o incluso de mi familia. Y lo mejor es que el tiempo sólo me deja lo mejor de cada uno de ellos, lo interesante, lo divertido, lo valioso. Y mientras el anís transitaba raudo por mi garganta y la segunda copa aparecía por arte de magia en mi mano, mi mente, juguetona y excitada, los veía. Os veía. Y os recordaba como sólo ella ya es capaz de recrearos: el pesimismo entrañable y la sinceridad descarnada de Danisev; las risas, los gritos y las conversaciones infinitas de Juanma; la amistad, las vivencias compartidas y los tranchetes de Sergio; la pausa, las sonrisas y los intensos regresos de DaniMad; los silencios repletos de palabras de Roi; el trabajo y la perseverancia de Lola; la no amistad más amigable y enriquecedora posible de Jaime; la obsesión por las mujeres y los proyectos de Jon; la sobriedad, la tranquilidad y la constancia de Iñaki; el catolicismo militante junto a una cara más oscura y divertida de DaniMur; la bravura y las borracheras de Ibán; el esfuerzo, el entusiasmo y la vehemencia de Paula; la voz suave y cálida de Maca; la alegría y las ganas de vivir y viajar de Migue; el negro y el anarquismo como extraña forma de vida de MigueCNT; las ganas de juerga y la sorpresa ante otra vida de SergioR; los silencios inquietantes y las miradas vacías de Alex; el aire fresco no astrofísico que supuso Annia; las visitas repletas de conversaciones y madrugadas de copas de mi hermano Juanma; el trascendente paseo a Benijo con mi hermano Migue; la ayuda desinteresada y las borracheras más radicales y repletas de adrenalina de mis compañeros del Tuti; el rencuentro final con Nola; las frustraciones y la lealtad de Judith; la conversión momentánea a otra forma de disfrutar la vida de Luis... y por supuesto Carolina, sus conversaciones infinitas, la sonrisa perpetua en su boca, su capacidad innata para superar dificultades y acometer crisis personales de las que salir renovada, sus saltos al vacío, su feminismo desafiante, su visceralidad ante los desacuerdos, los últimos seis años junto a ella...
El anís se acababa. Carolina requería ya mi atención, ésa que cada cierto tiempo disperso. La playa de Benijo (sus rocas más bien) esperaban un último paseo antes de abandonar el lugar. No había tiempo ni ganas para recordar el lado oscuro de aquéllos que recordaba con cariño, además ¿para qué? Todos hemos sido, somos y seremos miserables en algún momento de nuestras vida, cometemos y cometeremos errores, se producen desacuerdos, alejamientos, vacíos, odios puntuales... Todo eso el tiempo lo diluye. Es de idiotas recordar lo malo cuando hay tanto bueno que no se debe olvidar.
Al día siguiente desde la ventanilla del avión que me traía hasta mi presente eché un vistazo final a mi pasado, satisfecho y feliz, reconociendo errores, pero plenamente consciente de que soy quien soy, mejor o peor, gracias a esos tres años pasados en Tenerife, esa isla que se iba convirtiendo lentamente en un puntito en el horizonte y a la que sabía que no volvería en mucho, mucho tiempo.
28 marzo 2007
El puto café
A mí me importa un carajo que sepa o no el precio del café, de hecho la elevación de la anécdota a noticia sí que debe preocuparnos como un nuevo ejemplo de la "infomación analítica y sesuda" que estamos recibiendo. A mí lo que me preocupa, es recordar esos dos segundos de duda, esa cara de desconcierto del presidente del gobierno, esa incapacidad de solucionar ese miniconflicto planteado que le apartaba de la senda habitual de la jerigonza política, del lenguaje de las palabras grandilocuentes y de los discursos escritos por otros. Dos segundos que quedan clavados en mi memoria televisiva, que me hicieron sentir esa vergüenza ajena que a uno le invade cuando observa como alguien va a cometer indefectiblemente una tontería mayúscula fruto de su incompetencia.
Dos segundos, y después: "80 céntimos... aproximadamente"
Joder. Lo peor es ese adverbio final... Todavía retumba en mis oídos...
16 marzo 2007
Un mundo paralelo
He escrito que son asumibles... Es lo que tiene la fuerza de la costumbre, terminamos aceptando tantas cosas que carecen de sentido... Pagar 1400 euros mensuales por una casa cualquiera de menos de 100 metros cuadrados...
Estos días, en las páginas de interior de los periódicos, alejadas de los gritos y riñas de patio de colegio sobre algo que llaman política que pueblan las primeras páginas, se podía encontrar la brusca caída de las bolsas de EEUU provocada por el enfriamiento del mercado inmobiliario y el miedo a una mayor morosidad hipotecaria. Sin ser en absoluto especialistas, sabemos las interrelaciones que existen entre las distintas economías del mundo occidental. Estas semanas atrás las bolsas españolas han sufrido enormes fluctuaciones, los expertos hablan de la retirada de fondos del negocio del ladrillo, incapaz ya de seguir ofreciendo los beneficios que los grandes capitales desean obtener. Todo esto queda apartado de los grandes titulares, sólo se cuenta para especialistas en tertulias especiales. A los demás, pobres mortales, nos mantienen entretenidos contando y recontando manifestantes en las calles y ¿analizando? cuestiones sociales tan interesantes y vitales como las que anoche se discutían en las diferentes tertulias radiofónicas: Un juez no ve condenable circular a 260 Km/h por las autopistas (SER), indignación católica ante las fotos pornográficas y blasfemas subvencionadas por los socialistas extremeños (COPE) o la ¿vital? manifestación en Navarra que permite a todos repetir hasta la saciedad los argumentos políticos plenos de anorexia intelectual que llevamos escuchando cada día en esta legislatura (SER, COPE, ONDA CERO...)
El miedo a la inflación en la zona euro seguirá haciendo subir el euribor. Otro cuarto de punto, otro cuarto de punto... Tal vez en algún momento se invierta la tendencia pero sólo para recordarnos que la amenaza siempre estará ahí. Porque los sueldos no tienen pinta de que vayan a mejorar y que se sepa las hipotecas ya son casi todas a más de 25 años. ¿Cuándo llegarán los primeros casos serios de morosidad hipotecaria? ¿Qué pasará si ante ellos los bancos comienzan a endurecer las condiciones de préstamo de hipotecas?
Mientras tanto seguiremos preocupándonos y manifestándonos por lo verdaderamente importante : excarcelación con 15 meses de antelación de un terrorista que cumplía una condena por escribir dos cartas, cuarto aniversario de la invasión de Irak (también llamada "recordemos todos lo malo y facha que era Aznar, así no nos preocuparemos en solucionar los problemas actuales") y sigamos crispándonos un poquito más.
08 marzo 2007
Sólo cine
06 marzo 2007
Sexo, mentiras y Hollywood
Hace pocos días finalicé el extenso libro que Peter Biskind escribiera hace un par de años sobre los entresijos y las entrañas del cine independiente norteamericano. Partiendo del punto de inflexión que supuso el triunfo y el éxito de Sexo, mentiras y cintas de video en el Festival de Cannes de 1989, y tras hacer un breve repaso a los años oscuros y radicalmente coherentes de los 80, Biskind vertebra su relato mediante la descripción minuciosa del ascenso imparable de Miramax y la evolución, desde la nada, del festival de cine independiente de Sundance. A su alrededor hace desfilar ante el lector infinidad de personajes, productores y ejecutivos (generalmente casi desconocidos, pero algunos verdaderas almas o asesinos, de muchas de las películas que más nos han emocionado en los últimos casi veinte años), comenta la creación, el desarrollo y en algunos caso la muerte, de una decena de distribuidoras y productoras independientes que pretendieron emular o enfrentarse al monstruo Miramax, y se relatan multitud de anécdotas laborales, algunas brutales, otras divertidas e incluso muchas totalmente surrealistas, extraídas de cientos de conversaciones que Biskind hiciera a directores, guionistas, productores y humildes trabajadores de la que ha sido sin duda la época más brillante y popular del cine independiente americano.
Igual que hiciera con su espectacular (y más fácil de leer, por centrarse principalmente en la figura de los directores) trabajo sobre el cine norteamericano de los 70, Moteros tranquilos, toros salvajes, Biskind se apoya en infinidad de datos y detalles, mediante los cuales en este caso, intenta explicar y dar su visión de los porqués de la evolución del término independiente en el cine estadounidense. Desde cuando significaba una alternativa radical, en temática y presupuestos, al cine convencional y meramente comercial, y tenía tan sólo pretensiones de ser un cine de autor, sabiéndose minoritario y especial, hasta que termina convirtiéndose en una parte más del pastel de las grandes corporaciones del mundo del cine, un apéndice que no hay que despreciar pues aporta prestigio y sello de calidad. Es decir, hasta que se empieza a producir y distribuir bajo el paraguas de las grandes productoras, con la consigna de que el producto debe tener ese estilo artístico (e incluso social) de las películas independientes clásicas, debe tener esa voz personal del director, pero suavizando las posibles aristas, endulzando en definitiva el producto final, con la aquiescencia de muchos directores jóvenes, que comenzaron a ver la creación de sus primeras y polémicas películas como meros escalones iniciales para después plegarse y acondicionarse a la industria clásica de Hollywood.
Leído transversalmente, el libro es la biografía laboral y personal de los hermanos Weinstein, los fundadores de Miramax, y principalmente del motor emocional de ellos y de la empresa: Harvey Weinstein. De entre las páginas del ensayo emerge su figura titánica, carismática, malencarada, manipuladora. Un tipo brutal a veces pero dotado de una pasión desmedida por el cine y los negocios, una dualidad que lo terminan haciendo comparable a alguno de los míticos productores de la época dorada de Hollywood como O´Selznick. Igual que sucedía con el personaje de Kirk Douglas en Cautivos del mal, todo el mundo odia y aborrece a Miramax y a Harvey, a lo que representan, pero nadie es capaz de negar su enorme importancia en la distribución, difusión y popularización del cine independiente, y todos terminan por tener que admitir, aunque sea con la boca pequeña, que nadie nunca había arriesgado y apostado tanto por ese otro tipo de cine.
Partiendo del mítico y sobrevalorado festival de Sundance y de su figura clave, Robert Reford (que no sale muy bien parado en las páginas del libro), Biskind describe cómo el cine independiente pasó de las oscuras y pequeñas salas de arte y ensayo a convertirse en un fenómeno social y mayoritario gracias principalmente a las agresivas tácticas de promoción de Miramax y de empresas como October que siguieron su senda. Pero al mismo tiempo se convirtió pronto en un mercadillo de egos y fama, un caladero donde las grandes compañías rápidamente comenzaron a echar el anzuelo para renovar su nómina de directores con nuevas voces personales de jóvenes que estaban más que dispuestos a ser domados y se mostraban deseosos de labrarse una carrera como directores de películas convencionales. Entre los ejemplos más evidentes, Bryan Singer (director de la estimable Sospechosos habituales, tras la cuál ha terminado haciendo Xmen o Superman returns) y Christopher Nolan (tras hacer Memento fue contratado para dirigir Batman begins). Otros, que creyeron firmemente que sus películas no podían ser convertidas en meros productos, quedaron varados a la orilla del éxito, ninguneados y olvidados, mientras que algunos como Richard Linklater (Antes del amanecer, A Scanner darkly), lograron sobrevivir a duras penas manteniéndose lejos de los oropeles y el dinero de Hollywood.
¿Cuál fue el principio de todo? ¿Dónde se originó esta dinámica un tanto indecente y desde luego negativa para la calidad del cine norteamericano? Dos puntos de inflexión marca Biskind en su ensayo. El premio en Cannes a Steven Soderbergh por Sexo mentiras y cintas de video, que puso a lo indie en el escaparate comercial, supuso el comienzo de la gran fama de Sundance y dejó entrever las posibilidades económicas de este tipo de películas; y la irrupción de Tarantino, principalmente con Pulp fiction (también ganadora de
El resumen lógico de todo lo que pasó tal vez esté en estas palabras que dice con cierta melancolía Allison Anders, directora y amiga de Tarantino, perteneciente como él a la que se llamó clase del 92, porque habían estado juntos en Sundance ese año presentando sus primeros filmes: “Cuando Pulp Fiction tuvo ese primer fin de semana escandalosamente bueno todos pensamos que era bueno para Quentin y sería bueno para nosotros. Pero en realidad esa victoria fue en cierto modo, el principio del fin para los demás, porque son pocas películas independientes que pueden competir de la misma manera.”
Lo cierto es que a partir del enorme éxito mediático de Tarantino muchos jóvenes cineastas norteamericanos dejaron de soñar tan sólo con hacer su película, con mostrar su voz, con contar lo que tenían dentro al mundo. De repente quisieron convertirse en los nuevos Tarantinos, en los nuevos Kevin Smith, la idea estaba clara, el camino definido: hacer una película de bajo presupuesto pero que tuviera algo especial que llamara la atención de los magnates de la industria. El efecto tal vez fue un poco perverso, se perdió seguramente la naturalidad y la tranquilidad de saber que lo que hacían no iba seguramente a tener mayor trascendencia que algún paupérrimo estreno en alguna sala de cuarta categoría. Ahora la alfombra roja del festival de Sundance, por ejemplo, es un escaparate mediático que llega a todas partes del mundo.
Como ya pasara con su anterior ensayo, el nuevo libro de Biskind se lee con una extraña mezcla de admiración por la pasión que demuestran tantos talentos en sus comienzos, y de cierto asco cuando las cuestiones económicas y comerciales adquieren una excesiva preponderancia que hace atenuar e incluso perder voces personales y películas valiosas. Se acaban sus páginas como en aquél, con la sensación inexorable de que los sueños y la pasión terminan sucumbiendo al tiempo, al dinero y al ego.
04 marzo 2007
Cinco años
La inquietante presencia de la ausencia
que persiste en gritar en silencio,
obteniendo victorias aparentes,
envolviendo a una casa ya cansada
en un pesado pasado tan presente.
La inquietante presencia de la imagen
que se empeña en revelar engaños,
mostrando replicantes sonrientes,
transmitiendo al ahora un pasado
que para nadie nunca fue evidente
La terrible ausencia de un futuro
que se pierde entre recuerdos inventados,
recortes absurdamente enmarcados,
por aquellos que antes despreciaron
pero hoy en conversos transmutaron
La terrible ausencia de un mañana
alentada por suicidios colectivos,
enfangada en tristezas mantenidas
por aquellos que llorosos hoy admiran
lo que ayer provocaba sólo huida
23 febrero 2007
Decepcionante Babel
Celebro que los caminos del guionistay novelista Guillermo Arriaga y Alejandro González Iñárritu vayan por fin a separarse, y veremos que nos deparan por libre dos tipos que de todas formas siguen siendo una promesa de algo diferente a la hora de ir a ver una película al cine.
15 febrero 2007
El alcalde de Sevilla
Extraigo los siguientes párrafos de la propia página web del PSOE de Sevilla
El tipo trae un discurso escrito, preparado, para hablar sobre el desarrollo sostenible de los ayuntamientos. Las negritas son mías:
Sánchez Monteseirín hizo esta reflexión en el foro sobre "Ordenación del territorio, modelo de ciudad y vivienda", una de las actividades paralelas que se desarrolló hoy dentro de
"Qué sería de nosotros, los astronautas, si no fuera por los astrónomos o los astrólogos", dijo Monteseirín en referencia a los expertos que intervinieron en el foro antes de que se abriera un debate
Que sería de nosotros los astronautas, si no fuera por los astrónomos o los astrólogos....¿Nosotros, los astronautas? ¿Sin los astrólogos?
¿Y qué sería de nosotros gobernados por políticos cultos y no por analfabestias de medio pelo?
Aquí tenéis el momento mágico. Que sus palabras os iluminen
11 febrero 2007
Abrazo
Y te entran una ganas terrible de achucharlo y darle un abrazo. Pero no lo haces porque sabes que no debes. Porque a él no le hace falta. Porque él está feliz. Porque es un tipo esencialmente alegre y su única preocupación es que ha vuelto a no traer hechos los resúmenes encomendados, y que el último examen lo volvió a suspender porque la naturaleza no lo ha dotado de especial inteligencia.
Le mando a su sitio, mientras le digo que lo que tiene que hacer es darle muchos abrazos a su madre y decirle lo mucho que la quiere. Y me mira como si fuera gilipollas. A él le interesa si le voy a poner el negativo de cuaderno otra vez. Pasa de otras historias. Me escabullo como puedo. Le digo que se siente, que he de empezar la clase. El resto de alumnos como siempre ríen y gritan a partes iguales. Indiferentes. Como debe ser.
Él no lo sabe. Pero los muchos negativos que este trimestre ya acumulaba se han transformado en hermosos positivos. Al fin y al cabo, tan sólo ése es mi pequeño abrazo.